Con las protestas que se siguen extendiendo por todo el país como telón de fondo, la presidenta de Perú convocó a los partidos políticos a un diálogo nacional para encauzar la crisis desde la cuestionada institucionalidad. Hasta el momento no ha habido ningún tipo de respuesta a las demandas de la calle más que la represión.
Esta semana un informe de Amnistía internacional y otra de la misión de Solidaridad internacional y derechos humanos, grupo autoconvocado por las organizaciones de Argentina, denunciaron y dieron a conocer los casos donde hubo “flagrantes abusos por parte de la policía y las fuerzas armadas, en el uso indiscriminado de armas letales, detenciones arbitrarias, criminalización y casos de personas que han perdido la vida en manifestaciones”.
Sin embargo, estos hechos no han mellado el accionar de la presidenta Boluarte que se mantiene ocupando el cargo del poder ejecutivo de la nación haciendo caso omiso de las protestas en su contra. Por el contrario ha acusado a los grupos que se manifiestan de ser los responsables del caos que vive el Perú hoy.
Pero una de las últimas novedades pasó por la reunión que la mandataria tuvo con la líder de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, la mayor fuerza opositora y con quien confrontara en el balotaje en la contienda electoral que llevó al gobierno a Pedro Castillo y que la catapultó a Boluarte a la vicepresidencia.
De esta forma, la lucha por derrotar a quien es considerada la mayor expresión de la derecha peruana por una fuerza progresista, y que en su momento generó una gran expectativa de un nuevo tiempo, es hoy es uno de los aliados con los que cuenta la presidenta de facto.
En la reunión que mantuvo con Keiko Fujimori hubo coincidencia sobre la posibilidad de adelantar las elecciones para este 2023, como forma de salir de la crisis y restablecer el orden, por más que el grito que se escucha en las calles siga siendo que la presidenta deba renunciar ya. Si llegase a darse el acuerdo de convocar a elecciones, la hija del detenido por corrupción, Alberto Fujimori, aseguró que “no tiene intenciones de presentarse nuevamente”, aunque invocó al resto de los partidos políticos a acompañar la propuesta de adelantar las elecciones como fue acordado en el encuentro con la presidenta.
Previo a la reunión con la líder de Fuerza Popular, junto a miembros de su gabinete, fueron recibidos representantes del partido conservador Somos Peru. Todo parece indicar que hay un consenso en la derecha para calmar las aguas de la potente respuesta popular a la destitución de Pedro Castillo, y la única salida es adelantar la convocatoria a elecciones.
La pregunta es qué pasará con el detenido ex presidente, si la justicia lo mantendrá bajo arresto o permitirá que pueda ser candidato en los comicios.
La derecha debe estar pensando también, aunque no a viva voz, qué hacer en un escenario de estas características. Una de las demandas populares que se manifestó en las movilizaciones era por la libertad de Pedro Castillo. Otra pregunta es hasta cuánto podría soportar las elites que gobiernan hoy el Perú esta situación.
Por eso, más allá de que se adelanten las elecciones, el escenario es muy incierto y no hay certezas que con el adelantamiento de las elecciones, hecho que seguro ocurrirá, la crisis termine. La clave de todo está en cuánto podrá imponerse el pueblo peruano que hoy está movilizado.
Si bien la bancada de fuerza popular cuenta con 24 legisladores sobre 130 en el Congreso unicameral, siendo la primera fuerza opositora, son muchos los legisladores que aún faltan pronunciarse para llegar a lograr el objetivo del adelantamiento de las elecciones. Si bien se supone que esto se logrará debido a la predominancia de bancadas que le están dando el respaldo a Dina Boluarte.
Lo que antaño durante la Presidencia de Pedro Castillo fuera un enfrentamiento constante entre el poder Ejecutivo y el Congreso, hoy se ha vuelto un bloque de poder que actúa de forma conjunta. Y ha hecho oídos sordos a los reclamos provenientes de las grandes movilizaciones que ya han cumplido más de dos meses, y se han extendido por todo el país, con un saldo muy grave para el pueblo peruano que puso el cuerpo y recibió como respuesta la represión indiscriminada.