Son días ajetreados para el ex presidente estadounidense Donald Trump. Lejos de una vida tranquila y sin sobresaltos, el republicano atraviesa una serie de situaciones que lo tienen en el centro del debate público.
La más reciente fue anunciada por él mismo y se trata de una acusación por el pago de sobornos. La misma refiere a la implicación de Trump en un pago de 130.000 dólares realizado en 2016 a la actriz porno Stormy Daniels para evitar que hiciera público un encuentro sexual que dijo haber tenido con él años antes.
Si bien la investigación corre en secreto, fue el propio Trump quien anunció a través de sus redes sociales que en los próximos días podría ser arrestado, motivo por el cual llamó a sus simpatizantes a protestar. Desde entonces, Manhattan se encuentra en alerta máxima, los operativos de seguridad en torno a los edificios de la justicia han aumentado en número de agentes y se espera que de ocurrir dicho arresto se viva una situación tensa entre policías y manifestantes que apoyan al ex presidente.
El equipo del fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, investiga si Trump o alguien de su entorno cometió delitos en el estado de Nueva York al organizar los pagos, o en la forma en que los contabilizaron internamente en la Organización Trump. Desde el entorno del ex presidente se habla de persecución política, acusación que se refuerza con el hecho de que Nueva York es un estado donde históricamente han gobernado los demócratas.
Sin embargo, pese a las críticas, tanto aliados como posibles adversarios en la interna republicana coinciden en el hecho de que tanto esta como otras acusaciones que debe enfrentar el ex presidente, han beneficiado más que perjudicar a Trump a dos años de la elección presidencial, en la cual el ex presidente pretende disputar un segundo mandato.
Lindsey Graham, senador de Carolina del Sur y aliado desde hace tiempo, dijo el sábado que el fiscal Bragg “ha hecho más para ayudar a Donald Trump a ser elegido”.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, uno de los aspirantes a candidato republicano para la Casa Blanca y, según las encuestas, uno de los favoritos para desplazar a Trump, criticó la investigación como políticamente motivada, “fundamentalmente errónea”. Por su parte, el ex vicepresidente Mike Pence calificó la idea de acusar a un ex presidente de “profundamente preocupante”.
Si bien es cierto que son varias las figuras políticas dentro del partido que pretenden reemplazar a Trump como candidato, hasta el momento han sido pocos los que se atreven a plantear una oposición explícita al ex presidente. Esto se debe, fundamentalmente al hecho de que al momento no se sabe cuales pueden ser las consecuencias de dicho posicionamiento teniendo en cuenta la fuerza con la que aún cuenta el ex presidente en el electorado.
La posible acusación en su contra es sólo una de las varias a las que se enfrenta Trump desde su salida de la Casa Blanca. Además de la causa ya mencionada, el ex presidente responde a una acusación por posesión ilegal de documentos clasificados en su finca de Florida, Mar-a-Lago, después de dejar la Casa Blanca, así como posibles esfuerzos para obstruir esa investigación. Los investigadores federales también siguen de cerca lo que fue la articulación de la insurrección del 6 de enero de 2021 y los esfuerzos para anular las elecciones que Trump afirmó falsamente que habían sido robadas.
A su vez, partes de un informe de la justicia de Georgia que investigó si Trump y sus aliados interfirieron ilegalmente en las elecciones de 2020 muestra que los miembros del jurado creen que “uno o más testigos” cometieron perjurio e instaron a los fiscales locales a presentar cargos. El expresidente nunca testificó, pero el informe no descartó la posibilidad de otras acusaciones en su contra.
La posible acusación contra Trump se presenta como un hecho insólito en la política estadounidense. La antigua política del Departamento de Justicia prohíbe la acusación federal de un presidente en ejercicio, pero Trump, que ya tiene más de dos años fuera del cargo, ya no goza de ese escudo legal. En el caso de la investigación por sobornos, en Nueva York, no se trata de una investigación federal.
Pese al ámbito donde se desarrollan estas investigaciones, lo cierto es que es claro el esfuerzo de la justicia estadounidense por apretar el cerco legal en torno a la figura del ex presidente. Si bien existen motivos para que ello ocurra, la proximidad de las elecciones para presidente previstas para noviembre de 2024 dan cuenta de una posible estrategia para dejar a Trump fuera de carrera, lo cual aún no es claro quienes pueden ser los principales beneficiarios.