La carrera electoral del 2023 ya arrancó con todo. Ya durante el caluroso febrero, La Pampa abrió la larga marcha hasta agosto. El 12 de febrero se llevaron a cabo las PASO y el precandidato de la Unión Cívica Radical, Martín Berhongaray, ganó la interna de Juntos por el Cambio. Ahora, deberá enfrentarse al actual gobernador Sergio Ziliottoque buscará su reelección el 14 de mayo.
La carrera siguió en Neuquén, donde el 16 de abril, cuando Rolando Figueroa fue electo como el nuevo gobernador de Neuquén con el 35,61 por ciento de los votos. Fue una elección histórica, ya que el candidato del Frente Comunidad y ex vicegobernador del Movimiento Popular Neuquino (MPN) logró terminar con la hegemonía de 60 años del partido del actual gobierno.
Al igual que Neuquén, Río Negro no paso por el tamiz de las PASO y el mismo 16 de abril Alberto Weretilneck de Juntos Somos Río Negro se hizo con la gobernación. De esa forma, el actual senador nacional se impuso frente a Aníbal Tortoriello (PRO), quien se presentó con Cambia Río Negro y cosechó el 24,16 por ciento.
El pasado fin de semana la agenda nacional estuvo atenta al superdomingo de elecciones en Jujuy, La Rioja y Misiones que ofreció resultados para todos los gustos. En Misiones el candidato del Frente Renovador de la Concordia, Hugo Mario Passalacqua, ganó con un abrumador 66 por ciento, seguido por un 26 por ciento de Martín Arjol, candidato de Juntos por el Cambio.
En La Rioja y Jujuy también se impusieron los oficialismos. En las tierras de Quiroga, Ricardo Quintela logró la reelección como gobernador riojano con un sólido 50 por ciento superando las expectativas y las encuestas. Ligado al cristinismo pero aislado de la crisis que golpea al Frente de Todos, consolidó su posición en la provincia. En la provincia norteña, Carlos Sadir, alfil del actual gobernado Gerardo Morales, ganó con el 49,5% de los votos y le sacó 27 puntos a su rival, el peronista Rubén Rivarola.
Más allá de los resultados, las elecciones provinciales van dejando algunos balances políticos sobre el clima electoral a nivel nacional (y federal) que muchas veces dista mucho de las encuestas, las lecturas de oficina y los pronósticos de una clase política aislada y en crisis.
Provincialismos, fase superior del descontento
Las elecciones en Misiones, Neuquén y Río Negro muestran como los discursos provincialistas dan refugio a gran parte de las figuras regionales que se reinventan aislándose de los conflictos que aparejan posicionarse en algún lado de la grieta, o dejarse llevar los las internas de los dos frentes mayoritarios.
En Río Negro, esta dinámica anteriormente mencionada fue la que logró un frente que va de la UCR a Nuevo Encuentro pasando por el gran aparato del Partido Justicialista (PJ). La campaña del oficialismo apareció disociada de la política nacional, quizás como señal de paz interna, o de blindaje frente a eventuales tormentas a partir de quien gobierne en Balcarce 50 a partir del 10 de diciembre.
En Neuquén, el triunfo del “Rolo” Figueroa fue celebrado por Juntos por el Cambio, el Movimiento Evita y funcionarios del gobierno nacional ligados al albertismo. Fue hasta hace poco uno de los principales dirigentes del partido que decide los destinos de una provincia clave por tener en su suelo a Vaca Muerta, ese manantial energético que promete dar vuelta la ecuación de la balanza de pagos nacional. Rolando Figueroa rompió con el MPN y se la jugó por afuera, ganó. Ninguno de los intereses nacionales y transnacionales sobre la provincia se movió.
En Misiones el hombre clave es Carlos Rovira, creador de una eterna renovación. Hace ya veinte años, desde la Cámara de Representantes maneja de manera implacable e ininterumpida los hilos políticos en la provincia yerbatera. Su alfil en esta ocasión fue nuevamente Passalacqua, quien se jacto durante su discurso de triunfo de haber aparecido pocas veces en los medios porteños. Ahí está la clave de su victoria quizá, alejarse de los problemas de la conflictiva Buenos Aires en pos de garantizar la armonía y la pujanza de la provincia.
Los provincialismos en diversos modos están con la misma dinámica: cerrar el discurso provocando un corte endogámico, identitario, priorizando esta cuestión de la identidad provincial. Puede ser que los discursos provincialistas sean otra modalidad que asume el descontento.
Se asientan los oficialismos ¿la libertad avanza?
Quitando Neuquén, los oficialismos han ganado en las diferentes provincias. Las notas muchas veces han girado en torno a la resolución de las internas de las alianzas electorales mayoritarias: Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. En este sentido la UCR ha mostrado su capacidad de aparato federal por sobre las redes provinciales tejidas por un porteño y centralista PRO. Más allá de estos elementos más o menos dinámicos, todo sucedió como se esperaba que suceda.
Algunos factores a tener en cuenta: el ya mencionado discurso provincialista y la necesidad de aislar las disputas locales de la agenda nacional, y la capacidad de los aparatos regionales, que no garantizan, todo pero influyen. Todas las interpretaciones que se aventuran a marcar “tendencias nacionales” en los resultados electorales hasta el día de hoy, no hacen más que forzar los análisis para su propio molino.
Quien sí habrá prendido la calculadora sin que los números le cierren mucho es Javier Milei. El aspirante a presidente por La Libertad Avanza quien ha visto perder sin sorpresas a los pocos candidatos provinciales que viene apoyando. En la primera muestra electoral del año los candidatos del economista libertario rugieron poco y bajito. Viendo de lejos a los futuros gobernadores de Neuquén y Río Negro, su fuerza quedó cuarta en ambas provincias y no superó el 10 por ciento de los votos.
El batacazo podía darse en La Rioja donde Milei apoyó a Martín Menem, apellido de casta si los hay. Pero el sobrino del expresidente quedó tercero (cómodo) con el 15 por ciento de los votos lejos de cualquier disputa.
Mientras tanto en Misiones, Ninfa Alvarenga sacó solo 700 votos. Milei viajó de inmediato a Tucumán a apoyar a Ricardo Bussi, hijo del exrepresor para el cual el economista trabajó. Será su última apuesta en las elecciones provinciales.
Quizá el fenómeno Milei golpee más en los centros densamente poblados que en las diferentes regiones del país donde la dinámica política es otra, muchas veces defectuosamente interpretada por las encuestas y los análisis del puerto.