Un día antes de que finalice el juicio La Veloz del Norte II, la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la primera condena contra el empresario Marcos Levin por crímenes de lesa humanidad contra trabajadores de la firma de colectivos de Salta.
El fallo de Casación, con la firma de Daniel Petrone, Gustavo Hornos y Alejandro Slokar, dejó firme la condena a 12 años de prisión contra Levin y a los ex policías de Salta, Víctor Hugo Almirón y Víctor Hugo Bocos por el secuestro y las torturas al delegado Víctor Cobos.
Esta sentencia emitida en 2016 fue la primera por responsabilidad empresarial en crímenes de lesa humanidad pero apenas un año después, durante el macrismo, fue anulada por la Sala III de Casación que consideró que esos crímenes no eran de lesa humanidad.
La Corte Suprema de Justicia se tomó su tiempo y cinco años después revirtió esa decisión con los votos de los jueces Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti y con la disidencia de Carlos Rosenkrantz y ordenó a Casación que rectifique su decisión.
En el fallo de este miércoles, los camaristas rechazaron los recursos de las defensas de Levin, Almirón y Bocos y declararon inoficioso el tratamiento del recurso de la defensa particular del expolicía Enrique Víctor Cardozo, quien ya falleció
En su voto, Slokar sostuvo que: “Son numerosos los elementos de prueba que permiten acreditar el rol fundamental del exdirectivo en el plan criminal pergeñado para la persecución de los delegados gremiales y trabajadores de la empresa “La Veloz del Norte”, entre ellos, el de Cobos. Es que, varios testigos dieron cuenta del vínculo de Levin con los integrantes de las fuerzas de seguridad, como el Subcomisario Víctor Bocos”.
En enero de 1977, cuando la dictadura llevaba diez meses en el poder, el empresario Marcos Levin se presentó en la comisaría 4ª de la ciudad de Salta para acusar a un grupo de trabajadores de su compañía, La Veloz del Norte, de defraudación. Tras la denuncia –que se probó que fue fabricada–, la policía local secuestró y torturó a los empleados de la empresa de micros –que funcionaba en el norte del país–.
El 22 de enero de 1977, Cobos estaba en el galpón que tenía la empresa en Salta. Se estaba preparando para salir hacia Tucumán cuando aparecieron unos policías y le preguntaron si era efectivamente Víctor Cobos. Cuando les respondió que sí, lo hicieron bajar del colectivo, le sacaron su maletín y lo subieron a un Ford Falcon celeste –que pertenecía a un directivo de La Veloz del Norte– para llevarlo hasta la comisaría 4a.
En la comisaría, Cobos fue torturado una y otra vez: a veces lo golpeaban, otras lo picaneaban. Escuchaba también cómo atormentaban a sus compañeros que ya habían sido detenidos horas antes a partir de la denuncia que había presentado Levin. En los interrogatorios, le preguntaban por su hermano Enrique. A Cobos la situación lo angustiaba. Ya sabía lo que podría pasar: a su hermano Martín lo habían ido a buscar a su casa y lo habían asesinado de 32 balazos.