Este miércoles el Parlamento australiano aprobó una iniciativa que llama a los gobiernos de Reino Unido y Estados Unidos a terminar con la persecución del fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
Esta moción fue presentada por el legislador Andrew Wilkie y recibió 86 votos a favor luego ser apoyada por los bloques de los partidos Verde y Laborista, así como por los diputados independientes.
Por su parte, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, votó a favor de la moción y expresó que los resultados en el legislativo constituyen “la mayor demostración hasta la fecha de que el encarcelamiento de Assange es injusto”.
“Demuestra una vez más el amplio apoyo que recibe en el Parlamento. Estados Unidos debe reconocer el peso del apoyo político de Australia y abandonar el proceso de extradición”, agregó
Albanese sostuvo que si el fundador de WikiLeaks es extraditado a EE.UU. sería “un ataque directo a la libertad de los medios de comunicación” y una alerta a los periodistas de que ellos también pudieran ser encarcelados.
Las declaraciones del primer ministro australiano se dan una semana antes de que el Tribunal Superior de Londres realice una audiencia para examinar si Assange puede recurrir su extradición a Estados Unidos, aprobada en 2022.
Después de escuchar a las partes el 20 y 21 de febrero, el Tribunal Superior de Londres decidirá si permite a Assange volver a recurrir su caso en este país, lo que iniciaría un nuevo juicio de apelación, o si en cambio debe proceder la entrega a Estados Unidos autorizada en 2022 por la entonces ministra británica del Interior, Priti Patel.
Esta semana, la esposa de Julián Assange, Stella, aseguró que su marido moriría si es extraditado al territorio norteamericano, donde podría ser condenado a 175 años de privación de libertad.
“Su salud está empeorando, física y mentalmente. Su vida corre peligro cada día que permanece en prisión y si es extraditado morirá”, manifestó.
Julián Assange podría ser extraditado a Estados Unidos para ser juzgado en ese país por espionaje, luego de haber difundido información clasificada a través del cable WikiLeaks en 2010. Se trata de documentos clasificados filtrados que exponen los crímenes de guerra de EE. UU. en Afganistán e Irak, junto con otras violaciones de las leyes internacionales.