El plan del gobierno nacional, además de recortar el gasto del Estado, es enfriar la economía en modo rápido y furioso para “normalizar” la macroeconomía. Entre sus estrategias para frenar la inflación se encuentra frenar el consumo, y por ende, se desinfla la economía.
Las consecuencias de ese plan ya comienzan a sentirse. El consumo masivo registró en las primeras semanas de este año una fuerte retracción que se profundizó en febrero, debido a que la aceleración de la suba de precios en las góndolas lleva a los consumidores a modificar hábitos, dejar de consumir los productos habituales y buscar marcas alternativas.
De acuerdo con el relevamiento de la empresa Scanntech Argentina, que procesa 618 mil tickets semanales en todo el país, en cadenas de supermercados regionales hubo una caída de ventas de 12,8% en enero respecto de diciembre 2023 y 12,5% interanual.
En autoservicios, las ventas cayeron 14% en enero respecto de diciembre y 19% en comparación interanual, con un promedio de 4,1 unidades por ticket, un 8,2% menos que en diciembre.
Scanntech analizó la semana comprendida entre el 10 y el 16 de febrero de 2024: en cadenas regionales el consumo cayó 34,3% respecto de la semana anterior y 39,7% respecto de la misma semana del año pasado.
Para los argetinos y argentinas, los principales temores son que la inflación sea muy alta (60%), que sus ingresos se reduzcan (51%), tener que ajustar su nivel de vida (28%), perder su trabajo (19%) y no conseguir trabajo (16%).
Un 60% de los consumidores cree que sus ingresos van a aumentar por debajo de la inflación, mientras que el 18% cree que aumentarán por arriba de la misma. Para hacer frente a los nuevos aumentos, un 78% reducirá gastos, un 25% planea usar ahorros y un 21% planea financiarse con tarjetas de crédito.
Industricidio
Según datos de la CAME, la industria manufacturera pyme comenzó el año con una fuerte caída. En enero, se registró una merma del 30% en la facturación del sector, medida a precios constantes respecto del mismo mes del año pasado.
De esta forma, es el segundo mes consecutivo que la actividad fabril se retrae confirmando una tendencia preocupante. Otro dato que muestra el enfriamiento de la economía es que las empresas operaron con 70,8% de su capacidad instalada, mostrando un declive de 2,3 puntos porcentuales frente a diciembre.
Desde la entidad empresarial sostuvieron que “la rentabilidad industrial está siendo amenazada por diversos factores: La baja en el consumo, producto del debilitado poder adquisitivo, sumado a la persistente inflación y el inminente aumento de tarifas de servicios públicos como la electricidad, generan un clima de zozobra y riesgo para la actividad industrial”.
El Indice de Producción Industrial (IPI) que elabora la consultora privada Fiel corrobora la caída abrupta en la industria. La consultora privada calculó en el primer mes del año una caída del sector del orden de 6,3% en el marco de un desplome “generalizado” de la actividad.
Los sectores que más sufrieron el desplome fueron la metalmecánica, el automotriz, los minerales no metálicos, la producción de industrias metálicas básicas y las empresas proveedoras de insumos textiles, las de insumos químicos y plásticos y de alimentos y bebidas.
En ese sentido, la asociación Industriales Pymes Argentinos (IPA) planteó dos advertencias preocupantes para el corto plazo: que las empresas trasladarán el tarifazo energético a los precios minoristas en marzo y abril y que, de no mediar un volantazo político, se vienen cierres masivos de fábricas y miles de despidos.