Realidades paralelas: mientras en Argentina crece el hambre, Brasil redujo un 85% la inseguridad alimentaria

Un informe de la ONU señala que en 2023 la población brasileña en situación de inseguridad alimentaria severa se redujo del 8% al 1,2% respecto de 2022. De la mano de los programas sociales de Lula, el gigante del sur se encamina nuevamente a salir del mapa mundial del hambre.

El contraste entre los indicadores sociales de Argentina y Brasil es cada vez más notorio. Mientras que el reciente informe de UNICEF reveló que en nuestro país “un millón de chicas y chicos se van a la cama sin cenar”, el gigante de sur logró una drástica reducción de la inseguridad alimentaria y se encamina nuevamente a salir del mapa del hambre de la ONU.

“Los datos de las Naciones Unidas nos muestran que estamos en el camino correcto. En tan solo un año de Gobierno, redujimos la inseguridad alimentaria severa un 85% y sacamos a 14,7 millones de brasileños y brasileñas de esa situación”, aseguró el ministro brasileño de Desarrollo, Asistencia Social, Familia y Combate al Hambre, Wellington Dias.

En la sesión inaugural de la Red Regional de Sistemas Públicos de Abastecimiento y Comercialización de Alimentos (Red SPAA) en América Latina y el Caribe, celebrada en Brasilia, el funcionario detalló los programas implementados por el gobierno de Lula y citó un reciente informe elaborado conjuntamente por las agencias de las Naciones Unidas FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS.

El informe señala que en 2023 la población en situación de inseguridad alimentaria severa, que afectaba a 17,2 millones de brasileños en 2022, se redujo a 2,5 millones, es decir que disminuyó del 8% al 1,2% respecto del año anterior.

Según la metodología de la FAO, la inseguridad alimentaria severa es cuando una persona se ha quedado sin alimentos y ha pasado un día o más sin comer. Si se padece con asiduidad, causa daños graves a la salud física y mental, especialmente en la primera infancia, durante el desarrollo y la formación cognitiva.

La FAO también señaló que Brasil está “cerca de salir del Mapa Mundial del Hambre” (al que regresó durante la gestión de Jair Bolsonaro) ya que la inseguridad alimentaria cayó del 15,5% al 4,1% en el primer año de gobierno de Lula.

En sus redes sociales, el presidente Lula había celebrado la noticia: “Trabajando con competencia en la dirección correcta, los resultados en la reducción de la pobreza y el hambre pronto aparecen”.


“Brasil sin hambre”

Brasil había salido del mapa del hambre en 2014. Además, durante los primeros Gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), encabezados por Lula (2003-2011) y Dilma Rousseff (2011-2016), más de 36 millones de brasileños y brasileñas salieron de la pobreza.

Tras el golpe de 2016, el Gobierno de facto de Michel Temer (2016-2018) dio un giro de 180 grados en sus políticas y comenzó a aplicar una serie de reformas y medidas neoliberales que luego fueron profundizadas por Jair Bolsonaro (2018-2022) y su ministro de Economía, Paulo Guedes.

La crisis se profundizó con la eliminación de programas sociales y en 2019 Brasil retornó al mapa del hambre. En 2022, un informe de la Red Brasileña de Pesquisa en Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Red Penssan) señaló que más de 33 millones de brasileños sufrían hambre y más de 125 millones padecían inseguridad alimentaria (el 58,7% de la población).

Durante su asunción, el 1º de enero de 2023, Lula prometió revertir la situación: “El hambre ha vuelto y no por fuerza del destino ni por naturaleza ni por voluntad divina. El regreso del hambre es un crimen, el más grave de todos los cometidos contra el pueblo brasileño. El hambre es hijo de la desigualdad, que es madre de los grandes males que retrasan el desarrollo de Brasil”.

Con ese objetivo, lanzó el programa social “Brasil sin hambre”, que incluye 80 acciones con el objetivo principal de volver a sacar al gigante suramericano del mapa mundial del hambre.