“El pueblo palestino es de los más resistentes en la historia de la humanidad”

“Geopolítica del genocidio en Gaza”, libro de Martín Martinelli publicado este mes por la editorial Batalla de Ideas, es un recorrido profundo por la historia y la actualidad del pueblo palestino, y su lucha por la defensa de su territorio y sus derechos ante el plan colonial israelí.

Martinelli -historiador y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Luján- se sumerge por la historia de los siglos XX y XXI y los movimientos tectónicos que siempre resuenan desde el suelo palestino. “Geopolítica del genocidio en Gaza” permite tener una visión amplia e informada sobre los poderes que sobrevuelan a Palestina e Israel, y sus posiciones, medidas y trayectorias con respecto a un conflicto que no está resuelto y siempre tiene un mismo ganador: la clase político-militar israelí y los grupos del lobby sionistas que se expanden por el mundo.

En el prólogo, el intelectual indio Vijay Prashad apunta que el libro “ofrece una economía política de la violencia israelí contra los palestinos” e “intenta responder la pregunta que está en la mente de todos: ¿por qué este genocidio, ya sea que comenzó en 1948 o 2023, todavía continúa? ¿Cuáles son los intereses detrás de él?”. Además del texto de Prashad, la presentación del libro está escrita por la doctora en Historia, Susan Murphy, y el epílogo cuenta con las palabras del periodista y analista internacional Guadi Calvo.

En diálogo con ARG Medios, Martinelli explica que la primera intención de su libro es “desmantelar la arquitectura de mentira emitida desde Occidente acerca de lo que ocurre en el mundo, y en particular en el centro de Afroeurasia y Medio Oriente. El eje central es analizar desde diferentes ejes temporales la situación actual”.

Para el autor, su análisis se centra en “cuatro ejes principales de tensión, donde se está disputando la hegemonía mundial: el Sahel, Taiwán-China, Ucrania-Rusia-OTAN, Israel-Irán-Palestina-Medio Oriente. Allí se desenvuelve Eurasia a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR). Es decir, la integración frente a la fragmentación imperialista occidental”.

Martinelli apunta que el título del libro busca desentrañar “todo el entramado del tablero mundial, que es el que sostiene el genocidio del pueblo palestino, uno de los pueblos más resistentes de la historia de la humanidad”. El académico agrega que Estados Unidos, como potencia mundial, “tratar de doblegar a ciertas poblaciones y destruir países, desde Libia hasta Afganistán, además de sembrar el odio, las armas, la destrucción, los refugiados y los conflictos bélicos”.

Martinelli destaca que “Israel es una plataforma imperial y capitalista, porque no tiene territorio, no tiene gas, no tiene petróleo, y no tendría un gran ejército si no fuera alimentado por Occidente. Está ahí para hacer la guerra a los países árabes”. A esta reflexión, agrega que la función de Tel Aviv es generar tensiones con Irán, Rusia y hasta China, ya que en la zona tanto a Washington como a Tel Aviv les interesa “llegar a los corredores económicos”.

Un eje del libro es cómo Occidente construye, de forma permanente, “enemigos” que le permitan tener excusas para invadir países y saquearlos. En el caso particular de Israel, el método es el mismo: el “enemigo” es el palestino, o los árabes en general. Según Martinelli, la construcción de enemigos “primero la hicieron con los soviéticos, por ser comunistas, pero en particular sobre algunos países como Cuba, Vietnam, y la propia China en un momento. Y luego de eso hacen lo que se llama ‘orientalismo’, que es denostar y demonizar a la cultura árabe o musulmana tratando de mezclarlos y de hacerlos parecer parezcan terroristas. Occidente va pasando de un enemigo a otro. En América Latina, lo hacen ahora con lo que supuestamente es el narcotráfico y en otros momentos fueron las guerrillas”.

-¿Qué diferencias existen entre la actual invasión israelí a Gaza de otras anteriores?

-La diferencia es la duración, el aumento de la crueldad no vista en otras guerras, el incremento del genocidio y el infanticidio. No obstante eso, Israel está destinado al fracaso, porque no puede seguir mintiendo descaradamente. Su poderío económico, el cual necesita para semejante empresa belicosa, está en declive. Y el mayor factor para esto es la resistencia. Palestina, igual que Cuba, la URSS, Argelia, Mozambique, Angola, Vietnam, los sudafricanos, y todos los países y pueblos mundiales que fueron atacados, pierden pero transitoriamente. Mientras exista un palestino, el pueblo palestino va a resistir. Porque para ellos resistir es existir. Y porque cada niño y cada persona palestina tiene una altísima conciencia de lo que significa su vida y su resistencia.

El país que sella las armas que matan a los palestinos con “Made in USA” y donde se fabrican las estrategias para fragmentar el mundo, ha destrozado millones de vidas en Libia, Afganistán, Siria, Yemen, Palestina, en el pueblo kurdo, Irak, Irán, Líbano o Sudán. Pero todo ese plan está llegando a su fin. Palestina es y ha sido la piedra de toque. Si los países árabes que le venden petróleo a Israel lo entienden, van a salvarse de su propia destrucción. Otra diferencia es que a mayor salvajismo israelí-occidental, mayor es la conciencia mundial, que está despertando. Y eso, lo saben, no les conviene.

-¿La influencia rusa y china seguirá creciendo en Medio Oriente?

-Sí, y en todo el mundo también. Es un proceso en movimiento, que tuvo sus avances y retrocesos, pero Occidente está en remisión. Estados Unidos está en un declive hegemónico, imperial, económico, pero también en otras facetas, como la cultural, incluso la bélica, porque viene de varias derrotas o fracasos, como en Afganistán e Irak en los últimos veinte años.

En cambio, hay un mundo multipolar encabezado por los BRICS. La alianza entre China y Rusia va a marcar el devenir de todo el siglo XXI. La estrategia euroasiática es entrar en una convergencia con una serie de potencias y subpotencias, como la India, Brasil, Sudáfrica, Irán, Arabia Saudíta, Egipto, incluso Argentina si acepta, que junto con las africanas, como Nigeria, Etiopía, la Alianza del Sahel -con Mali, Níger y Burkina Faso- y las sudamericanas como Bolivia, Nicaragua, Venezuela, Cuba y Nicaragua, hasta la Colombia de Gustavo Petro.

El tablero mundial geopolítico ya cambió. Ese cambio material, progresivamente muestra el retroceso occidental, que busca mantener su poder con guerras. El resto del mundo está harto de las imposiciones culturales, económicas y a través del negocio de la guerra y la muerte. El hartazgo absoluto del mundo está a la vista por los cuatro o cinco siglos de dominio occidental, pero también de las invasiones y golpes de Estado en todo el mundo instigados desde Estados Unidos, más las sanciones económicas unilaterales de las últimas décadas.

-¿A qué se debe el nivel de impunidad que ostenta Israel?

-Estados Unidos está actuando con dos guerras proxis principales. Una es en Ucrania a través de la OTAN y de los países europeos. Su otra herramienta clave es el llamado Estado de Israel, la mayor base militar estadounidense en el mundo. Es un Estado en apariencia, sin Constitución ni fronteras definidas, que con siete millones de habitantes israelíes ataca a Irán, Irak, Yemen, Palestina y Líbano. Y también funciona como base logística sobre Sudán y diferentes regiones de África y del centro de Afroeurasia, desde Marruecos y el Sáhara Occidental hasta Pakistán y la India, desde Turquía y el sur de Rusia y los países de Asia Central, hasta Yemen, Etiopía, Yibuti y el Cuerno de África.

¿Por qué Israel hace eso? Porque es simplemente una herramienta que usa Estados Unidos para el dominio mundial. Israel vendió y vende armas, tecnología y entrenamiento a las dictaduras latinoamericanas hasta los gobiernos de ultraderechas actuales. Israel también es utilizado para dividir y confrontar con el mundo árabe y evitar que ese mundo se una. Al mismo nivel, o incluso más importante, Estados Unidos utiliza a Israel para tener una plataforma de llegada a sus dos máximos rivales actuales e históricos, China y Rusia.

Israel no actúa en solitario. De hecho, está haciendo el trabajo sucio del Occidente colectivo, operando como un apéndice coimperial de Estados Unidos. La reciente agresión contra Irán debe entenderse en este marco: una ofensiva planificada para impedir la consolidación de un eje asiático independiente que articula resistencias políticas, económicas y militares frente al orden occidental.

En síntesis, Israel es parte de Estados Unidos, pero en el centro del mundo. Tal como dijo el ex presidente Joe Biden cuando era congresista en 1986: “Si no existiese Israel, tendríamos que inventarlo.” Por eso, Estados Unidos veta cada resolución donde se lo sanciona en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, lo cubre en la narrativa de sus grandes tanques de Hollywood, en los grandes medios y en las redes sociales. Sin embargo, el mundo ya no cree sus mentiras. El actual genocidio en Gaza parece mostrar el final del imperialismo estadounidense tal como lo conocimos.