
Este lunes el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ofreció una conferencia de prensa en Caracas con medios internacionales y representantes diplomáticos, en la que abordó la creciente hostilidad de Washington y su despliegue militar en el Caribe. Pocos minutos después de finalizar la conferencia, la Casa Blanca aseguró haber realizado un nuevo ataque en aguas internacionales del mar Caribe contra una embarcación venezolana, en el que habrían muerto tres personas.
Maduro comenzó su intervención asegurando que, si bien los medios internacionales hablan de “tensiones” entre su país y Washington, en realidad se trataría de una amenaza de Estados Unidos contra Venezuela.
“No se trata de una ‘tensión’, es una agresión en toda la línea. Es una agresión judicial cuando se nos criminaliza, una agresión política con declaraciones amenazantes diarias, una agresión diplomática y una agresión militar en curso. Venezuela está facultada por las leyes internacionales para hacer frente a esta agresión”, señaló.
Asimismo, afirmó que “Venezuela está en una gran batalla por la verdad”, cuyo objetivo es “ganar” y “preservar” la paz, e indicó que los medios de comunicación deberían esforzarse por mostrar “la verdad de Venezuela”.
“Los medios tienen que hacer un gran esfuerzo ético para mostrar la verdad de un país pacífico que, con trabajo y constancia, ha salido adelante. Nadie nos regaló la independencia, ni nuestra identidad, ni nuestra República; las conquistamos con empeño”, agregó.
Estas declaraciones se producen en un contexto de creciente agresividad de Estados Unidos en la región. El pasado 6 de septiembre, Donald Trump ordenó cambiar el nombre del “Departamento de Defensa” al de “Departamento de Guerra”, decisión que se dio en medio de un importante aumento de su presencia militar en el Caribe, bajo el argumento de “combatir el narcotráfico”.
En las últimas cinco semanas, el gobierno estadounidense ha desplegado numerosas fuerzas militares —incluyendo soldados, buques y submarinos de alto poder— en el sur del mar Caribe, cerca de las costas de Venezuela, al mismo tiempo que ha incrementado su presencia en países como Panamá y Puerto Rico.
Antes de la operación, el Departamento de Estado elevó a 50 millones de dólares la recompensa por la captura de Maduro, a quien acusó de liderar el llamado “Cártel de los Soles”, una presunta organización criminal vinculada al narcotráfico. Autoridades venezolanas rechazan esta acusación, señalando que no existen pruebas que la respalden.
Comunicaciones “deshechas
Consultado sobre las comunicaciones del gobierno venezolano con la Casa Blanca, Maduro calificó los canales de comunicación con Washington como “deshechos”.
“Hoy las comunicaciones con Estados Unidos están deshechas; ellos lo han establecido con sus amenazas de bombas, muertes y chantajes”, afirmó, responsabilizando directamente a la administración de Donald Trump.
Maduro recordó que a inicios de septiembre había descrito las conversaciones con EE. UU. como “maltrechas”, aunque abiertas, mantenidas a través de John McNamara, encargado de asuntos de Venezuela en la embajada estadounidense en Colombia, y Richard Grenell, enviado especial de Trump.
Sin embargo, producto de la creciente hostilidad estadounidense, las comunicaciones “pasaron de relaciones maltrechas a deshechas”, sentenció.
Acusando a Washington de mantener una estrategia de “chantajes y guerras psicológicas” contra Venezuela, afirmó: “Somos gente de palabra, de diálogo y de paz, pero no respondemos a guerras psicológicas, chantajes ni amenazas”.
Ataque del 2 de septiembre y exigencia de investigación
En referencia al ataque que EE. UU. afirma haber realizado el 2 de septiembre contra una presunta embarcación con drogas en el Caribe, que dejó 11 tripulantes muertos —y que Caracas inicialmente calificó de falso—, Maduro aseguró que Trump “tiene que ordenar una investigación”.
“Sobre el ataque supuesto, a una embarcación supuestamente venezolana presentado por el presidente de Estados Unidos en un vídeo, lo primero es que él mismo debe investigar”, dijo.
“Existe el debate sobre si fue verdad o si fueron asesinadas 11 personas que dicen eran venezolanas. Esa investigación en Venezuela está en curso. Espero que culmine para poder dar los resultados”, añadió.
El supuesto ataque fue señalado por el propio Congreso estadounidense como una grave violación del derecho internacional y una extralimitación del poder ejecutivo. Se trataría de la primera acción militar de este tipo en la región desde la invasión de Panamá en 1989.
Ante la gravedad de la situación, una docena de senadores demócratas envió una carta a la Casa Blanca asegurando que la administración Trump no había proporcionado “ninguna justificación legal legítima” para el ataque.
Una guerra en el Caribe
Consultado sobre el movimiento de flotas de países aliados de EE. UU., como Holanda y el Reino Unido, en el mar Caribe, Maduro aseguró que Washington busca provocar una guerra en la región.
Asimismo, recordó que hace cinco semanas, tras el despliegue de barcos misilísticos y un submarino nuclear estadounidense, se habló de bombardear, invadir y ocupar Venezuela. “¿Y qué hemos hecho nosotros en estas cinco semanas? Unir al pueblo venezolano, entrenarlo y defender nuestra verdad desde las calles”, afirmó.
Acusando a Washington de querer replicar en Venezuela lo ocurrido en Libia y Siria, señaló: “EE. UU. y el mundo saben que esta es una operación militar para amedrentar, buscar un cambio de régimen, desestabilizar Venezuela, partirla en pedazos y apoderarse de nuestros recursos naturales. Eso no ha ocurrido ni va a ocurrir”.
Tras repasar distintos ejemplos de intervención estadounidense en el mundo —como Cuba, Vietnam y Panamá—, Maduro afirmó que EE. UU. busca una “excusa” para intervenir militarmente en Venezuela.
Derecho a la defensa y apuesta por la paz
Con el fin de convocar una reunión “urgente” a favor de la paz, Maduro anunció que envió cartas a varios presidentes de la región para reafirmar el compromiso de mantener América Latina y el Caribe como una zona de paz.
La primera carta fue entregada al presidente de Colombia y actual titular de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Gustavo Petro, con el fin de convocar una conferencia urgente por la soberanía y la paz en el Caribe.
“Si en nuestra región, el gran Caribe, lo llenan de pólvora y misiles, eso puede derivar en una hecatombe, una gran guerra que nunca ha habido”, alertó, pidiendo a los países vecinos asumir un rol activo.
Pocos minutos después de finalizada la conferencia, Donald Trump informó a través de Truth Social que las Fuerzas Militares de EE. UU. habrían realizado un nuevo ataque contra una embarcación venezolana en aguas internacionales, a las que llamó “área de responsabilidad del Comando Sur”.
Según Trump, el ataque habría causado la muerte de tres personas, calificadas sin pruebas como “terroristas” y ejecutadas sin previo juicio. Aseguró que bajo sus órdenes se llevó a cabo un segundo ataque cinético contra cárteles del narcotráfico y narcoterroristas “extraordinariamente violentos” en la zona, mientras transportaban narcóticos ilegales hacia EE. UU., descritos como “un arma mortal que envenena a estadounidenses”.
Artículo publicado originalmente en Brasil de Fato









