El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Guo Jiakun, declaró este martes que su país presentó una denuncia formal ante el anuncio de restricciones de visas impuestas por Estados Unidos a ciudadanos de América Central por sus supuestos vínculos con el Partido Comunista de China (PCCh).
Jiakun afirmó que ninguna medida de presión, como el uso de las visas como arma, ni otras amenazas, podrá frenar los “vínculos florecientes” entre China y los países centroamericanos, y pidió a Estados Unidos abandonar su actitud “matona y dominante”.
El portavoz respondió a una pregunta sobre el comunicado del Departamento de Estado estadounidense emitido el mes pasado, en el que se anunciaban restricciones de visa para ciudadanos centroamericanos que “trabajan en colaboración” con el PCCh, prohibiéndoles a ellos y a sus familias ingresar a Estados Unidos.
Según el Departamento de Estado, la medida busca contrarrestar la “influencia corrupta” de China en América Central y frenar sus supuestos intentos de “socavar el Estado de derecho”, aunque el comunicado no especificó cargos concretos.
Jiakun criticó duramente esa política y sostuvo que Estados Unidos utiliza medidas ilegítimas en nombre del Estado de derecho, aplica sanciones unilaterales con fines de presión política y coerción económica, impone su legislación interna por encima del derecho internacional y viola los derechos e intereses legítimos de otros países.
China calificó esta decisión como otro ejemplo del “matonismo” estadounidense, que viola gravemente los principios de igualdad soberana y no injerencia en los asuntos internos de otros países y desequilibra el orden internacional.
Jiakun agregó que las acusaciones de Washington contra los vínculos normales de China con los países centroamericanos reflejan su desprecio por la independencia de esas naciones y su falta de respeto hacia sus pueblos, además de mostrar la profunda arrogancia y prejuicio de los políticos estadounidenses.
El vocero aseguró que China seguirá siendo una buena amiga y una socia confiable para los países de América Central, acompañándolos en la búsqueda común del desarrollo y la revitalización, y en la construcción de una comunidad China–América Latina y el Caribe con un futuro compartido.
Ataque a la independencia regional
En los últimos tiempos, Estados Unidos ha intensificado sus ataques contra los países de América Latina y el Caribe y contra sus vínculos con China, en lo que muchos interpretan como un intento por reafirmar su visión imperialista de la región como su “patio trasero”.
Jiakun ya había señalado en junio que todas las naciones deben entender que “el continente americano no es el patio trasero de nadie”.
Desde que el presidente James Monroe formuló su doctrina en 1823, Estados Unidos ha tratado a América Latina y el Caribe como su patio trasero durante casi dos siglos. Esa idea se usó reiteradamente para justificar su hostilidad hacia gobiernos que buscan relaciones más estrechas con otras potencias o que intentan ejercer su independencia frente a la hegemonía estadounidense.
La doctrina sirvió de base para una política imperialista sostenida, marcada por golpes de Estado, contragolpes y sanciones unilaterales contra países como Chile, Cuba, Venezuela y otros.
Además, Estados Unidos ha usado su poder económico y militar para presionar a los gobiernos de la región y forzarlos a adoptar políticas acordes a sus intereses.
En los últimos años, altos funcionarios estadounidenses han promovido la injerencia directa en la región. El propio Donald Trump llegó a amenazar con tomar Panamá, afirmó haber autorizado operaciones de la CIA en Venezuela y envió buques militares alrededor del país.
La reacción de China responde a estos intentos cada vez más visibles de Washington por desmantelar o sabotear las relaciones políticas y económicas que Pekín ha construido durante décadas con América Latina.
China también acusó a Estados Unidos de realizar ciberataques y vigilancia digital en países de América Latina y el Caribe, dirigidos contra intereses chinos, como parte de una estrategia para presionar a los gobiernos de la región a romper o limitar sus lazos con Pekín.
Por último, China afirmó que las acciones de Estados Unidos atentan contra la soberanía de los países latinoamericanos e implican una interferencia directa en sus asuntos internos, mientras que sus propios vínculos con la región se basan en el respeto mutuo y no buscan perjudicar a ningún tercer país.
Artículo publicado originalmente en Peoples Dispatch










