La mesa inicial estuvo integrada por Marita González (CGT), Hugo “Cachorro” Godoy (CTA Autónoma), Irene Molinari (Madres de Plaza de Mayo, filial Mar del Plata) y Carlos Bianco, ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Los dirigentes coincidieron en que, dos décadas después del rechazo continental al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), la avanzada de la ultraderecha y las políticas imperialistas vuelven a amenazar los procesos de integración regional y la soberanía de los pueblos latinoamericanos.
Hace veinte años, una gesta popular marcó un hito histórico en América Latina y el Caribe: el “No al ALCA”. El proyecto —un acuerdo multilateral impulsado por Estados Unidos tras la caída del Muro de Berlín— proponía crear un mercado continental basado en el libre comercio sin restricciones. En la práctica, esto implicaba limitar la soberanía económica de los Estados más pequeños y profundizar la dependencia de las economías latinoamericanas respecto de las potencias y sus corporaciones transnacionales.
Mientras los gobiernos neoliberales del Sur global de los años noventa apoyaban este proyecto, los movimientos populares, campesinos, sindicales y feministas comenzaron a organizarse para resistirlo. De esa articulación surgió la Cumbre de los Pueblos, un espacio de integración regional que se consolidó como contraparte y voz crítica frente al modelo comercial impulsado por Washington.
En 2001, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue el primero en oponerse al ALCA dentro de las Cumbres de las Américas. El punto de inflexión llegó en 2005, durante la Cumbre de Mar del Plata, cuando los mandatarios Néstor Kirchner, Luiz Inácio Lula da Silva y el propio Chávez rechazaron definitivamente el proyecto, acompañados por el respaldo de la movilización popular y el apoyo político de Fidel Castro desde Cuba. Aquel episodio marcó el fin del ALCA y simbolizó un cambio en las relaciones políticas y económicas del continente.
A 20 años, desde el Teatro Auditorio Centro Provincial de las Artes, Marita González recordó la elaboración de la Plataforma Laboral de las Américas, construida como propuesta alternativa en aquel contexto. “Queremos un modelo sostenible que garantice no solo la justicia social, sino también la justicia ambiental y de género”, señaló, y advirtió sobre los riesgos del tratado de libre comercio con la Unión Europea, al que calificó como “tan o más lesivo que el ALCA”.
Por su parte, Hugo “Cachorro” Godoy destacó la importancia de sostener la unidad popular:
“Así como nos juntamos en la Cumbre de los Pueblos en el No al ALCA, hoy también decimos fuera Trump, fuera Lamelas de Argentina. No queremos ningún tipo de vasallaje”. Además, vinculó el homenaje con el juicio por delitos de lesa humanidad en Villa Constitución y sostuvo que “aún en los momentos más difíciles, la capacidad de nuestro pueblo emerge para construir victorias”.
Desde una perspectiva histórica, Carlos Bianco repasó el contexto ideológico en que surgió el ALCA y lo enmarcó en la doctrina neoliberal de los años noventa: el Consenso de Washington, el triunfo de la democracia liberal y el concepto de “choque de civilizaciones” de Samuel Huntington. “El objetivo principal del ALCA era encorsetar las reformas liberales y hacer casi imposible revertirlas. En el ocaso del neoliberalismo, emergieron los liderazgos populares que supieron decirle que no”, señaló.
Finalmente, Irene Molinari, de Madres de Plaza de Mayo, recordó que “los pueblos hacemos lo imposible por cambiar las cosas” y llamó a transformar el homenaje en acción colectiva: “Que lo que salga de aquí sea un plan de acción. Las Madres decimos que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Rebeldía para luchar, coraje para seguir”.










