Las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos resultaron casi en una victoria para el partido demócrata, a pesar de la captura por el momento de la Cámara de Representantes por parte de los republicanos. Los comicios del pasado 8 de noviembre generaron gran expectativa entre los candidatos y simpatizantes de la oposición, quienes esperaban que se diera una “ola roja” que pudiera garantizar al partido el control tanto de la cámara baja como del senado.
A pesar de haber quedado en minoría en la Cámara Baja, que con los resultados obtenidos hasta el momento quedan con nueve representantes menos que el “Grand Old Party” (GOP), no se trató de una victoria arrasadora como se esperaba. En el senado, los demócratas obtuvieron la mayoría con 50 escaños contra 49 del GOP, a la espera de las elecciones del 6 de diciembre en los estados de Nevada y Georgia, las cuales podrían ampliar esa mayoría.
La lectura positiva del resultado de las “midterms” se da a partir de varios factores. Históricamente estas elecciones funcionan como referéndum de evaluación del gobierno de turno, donde el resultado generalmente es negativo para el ocupante de la Casa Blanca. En esta oportunidad, debido a los índices de aprobación de Joe Biden al frente del gobierno (41% según las encuestas, el más bajo para un presidente en funciones), se esperaba una derrota generalizada de los candidatos demócratas y un dominio de la oposición en ambas instancias legislativas.
A su vez, la situación económica del país también se pensaba como un asunto determinante de esta elección. Según informaron varias cadenas de noticias como ABC News y NBC News, la principal preocupación de los electores es la economía. A pesar de haber atravesado la inflación más alta en 40 años, uno de los principales motivos que explican la baja popularidad del presidente, los candidatos demócratas lograron hacer una buena elección contra todos los pronósticos.
Otro de los factores que puede explicar el buen desempeño de los azules es el impacto generado por la decisión de la Corte Suprema de anular el fallo Roe vs Wade. Dicho fallo llegalizaba el aborto a nivel nacional y su revocación generó que al menos 26 estados del país aplicaran legislaciones que restringen al máximo la práctica y hasta persiguen a las mujeres y a los profesionales que las promuevan.
Muchas de las campañas de los candidatos en cada estado se volcó a la defensa de los derechos reproductivos de las mujeres, haciendo de la opción por estos candidatos un camino viable para la conquista de una ley federal de acceso al aborto, teniendo en cuenta que durante 50 años existió marco legal sobre el tema.
Más allá de los números generales, los demócratas lograron un buen desempeño en estados del famoso cinturón del óxido, considerados clave de cara a la elección presidencial de 2024 y en donde Trump logró vencer en 2016. En Michigan, la actual gobernadora demócrata Gretchen Whitmer derrotó al aspirante republicano Tudor Dixon, obteniendo el 54,5% de los votos. A su vez, la demócrata Dana Nessel logró un segundo mandato como fiscal general, derrotando al aspirante republicano Matthew DePerno.
Esta victoria no sólo representa un triunfo para los azules sino también la garantía de que el resultado que arrojen las urnas en 2024 serán respetados, teniendo en cuenta los intentos de Trump en 2020 por sabotear el conteo de votos en estos estados clave en la medida que lo acercaban a la derrota.
En Wisconsin, los demócratas no solo impidieron que el Partido Republicano obtuviera una supermayoría en la Cámara de Representantes, sino que el actual gobernador Tony Evers derrotó al republicano Tim Michels, apoyado por Trump. Evers se convirtió en el primer gobernador demócrata desde 1962 en ganar Wisconsin en un año de mitad de mandato mientras un demócrata ocupaba la Casa Blanca.
En Pensilvania, los demócratas Josh Shapiro y John Fetterman obtuvieron victorias cruciales como gobernador y senador respectivamente, en un estado fundamental para 2024. Ya en Georgia, el demócrata Raphael Warnock irá a segunda vuelta con su contrincante del Partido Republicano, Herschel Walker, en una disputa crucial para los demócratas de cara a las presidenciales.
El hecho de que esta elección de mitad de mandato no haya arrojado una victoria arrasadora del partido republicano como se preveía se debe según varios análisis a la influencia de Trump en la disputa. En una lectura más detallada de la carrera, es posible advertir que varios candidatos apadrinados por el ex presidente tuvieron un desempeño peor del esperado.
Es el caso de Pensilvania, donde el candidato a gobernador Doug Mastriano, un ultra conservador y antiabortista que contaba con el apoyo de Trump, perdió la disputa frente a Josh Shapiro. A su vez, el médico Mehmet Oz que también hizo campaña bajo influencia del ex presidente, fue derrotado por John Fetterman en la carrera al senado.
No es el caso de Ohio, donde el candidato trumpista JD Vance logró elegirse senador y otros 100 candidatos a cargos locales que en 2020 abrazaron la tesis de fraude defendida por Trump lograron victorias importantes.
Sin embargo, algunos analistas advierten que el desinterés de los republicanos del Senado por alejar su imagen de la del ex presidente resultó contraproducente en estados como Pennsylvania, Arizona y New Hampshire. En una lectura de la disputa electoral, varios candidatos del GOP desperdiciaron carreras ganables y les costaron al partido la posibilidad de obtener la mayoría en el Senado por apostar a una campaña con foco en la guerra cultural y un discurso más radicalizado.
Un dato a tener en cuenta de esta elección es el desempeño del gobernador republicano de Florida Ron DeSantis, quien logró la reelección y ya es considerado por medios conservadores como Fox News como “el nuevo líder del partido republicano”. Teniendo en cuenta que se trata de una figura joven y con cierto capital político debido a sus dos victorias en el estado que gobierna, DeSantis se perfila como uno de los candidatos que puede disputarle el liderazgo a Trump de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
Lo cierto es que los demócratas obtuvieron un desempeño mejor que el esperado en las elecciones de mitad de mandato. En términos más generales, fue poco lo que cambió en el mapa legislativo, aunque será necesario una negociación del partido con representantes de la oposición para que la agenda oficial no se estanque en el congreso.
Pasadas las midterms, la carrera que comienza a prepararse ahora es la de 2024, donde los demócratas deberán definir un candidato con la fuerza necesaria para renovar el mandato presidencial ante un partido republicano que apostará con fuerza a recuperar la Casa Blanca.