El canciller argentino Santiago Cafiero se refirió la semana pasada al acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). El ministro expresó que dicho acuerdo carece de equilibrio para ambas partes, ya que generaba un impacto desfavorable en la industria y en las exportaciones agropecuarias. En este sentido, reafirmó la decisión de Argentina de no respaldar la firma de dicho tratado de libre comercio durante la Cumbre del Mercosur que se llevará a cabo en Río de Janeiro, Brasil.
“No era un acuerdo balanceando donde los dos bloques ganaran, sino que generaba aún más asimetrías que las que existen en temas productivos, tecnológicos y financieros entre la UE y los países del Mercosur. Siempre luce decir que hay acuerdo, pero eso es para la prensa. Hay que ver el impacto”, afirmó Cafiero en una entrevista radial.
Asimismo, el presidente de Paraguay, Santiago Peña, también manifestó escepticismo respecto a la ratificación de este acuerdo. El mandatario sudamericano llegó a decir que su gestión ya está mirando “para otro lado”, y anticipó que el bloque conformado por Argentina, Brasil, Uruguay y su país sellará el jueves un tratado con Singapur.
El presidente Peña, quien asumió el cargo el pasado 15 de agosto, considera que esta postura es reveladora. En referencia a las propuestas de la UE durante las negociaciones comerciales, señaló que llegaron al extremo de no reconocer las autoridades de cumplimiento paraguayas. Para él, esta condición implica una pérdida de soberanía y resulta prácticamente inaceptable.
Peña advirtió que esta condición parece ser un obstáculo deliberado para llegar a un acuerdo. Describió la situación como una táctica diplomática para indicar que no se está alcanzando un consenso. Además, destacó que, entre los acuerdos comerciales propuestos por Mercosur (UE, Emiratos Árabes Unidos y Singapur), el único que ha avanzado es el de Singapur, que fue negociado por Paraguay. Este acuerdo será firmado oficialmente durante la cumbre en Río de Janeiro.
El presidente anunció también su intención de liderar las conversaciones con los Emiratos Árabes Unidos como presidente pro tempore de Mercosur, con el objetivo de alcanzar un acuerdo comercial en el próximo semestre.
En la dirección contraria a Cafiero y Peña, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su compromiso de realizar “esfuerzos adicionales” para evitar el fracaso de las negociaciones de un acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). Estas declaraciones surgieron en Berlín, después de que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se opusiera a las condiciones del acuerdo, calificando de “anticuados” los términos de la negociación por no cumplir con las normativas europeas en materia de medio ambiente.
En declaraciones a la prensa, el presidente de Brasil afirmó: “Con el fin de aprovechar el potencial que se deriva de las relaciones económicas y comerciales, tanto Brasil como Alemania respaldan la concreción del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. Estamos comprometidos en realizar esfuerzos adicionales para lograr la conclusión de este acuerdo. No voy a cesar en mi empeño hasta haber hablado con todos y escuchado un ‘no’ por parte de ellos”.
Además, Lula señaló que la postura de Francia ha sido históricamente adversa a la firma de un tratado de libre comercio con el Mercosur, atribuyéndolo a “problemas políticos y financieros con los productores franceses”.
En las últimas horas, numerosos sindicatos han dirigido una carta al presidente argentino Alberto Fernández para solicitar que evite la concreción del acuerdo comercial entre los bloques regionales.
En el documento, firmado por sindicatos prominentes como Smata y Uocra, se argumenta que, dada la desgravación arancelaria propuesta, se anticipa un impacto sumamente perjudicial para la industria argentina. Advirtieron que esta repercusión no se limitaría solo a la Unión Europea, sino que afectaría también las relaciones bilaterales con Brasil, ya que la desgravación arancelaria disminuiría progresivamente hasta alcanzar un arancel cero. Esta perspectiva, según los sindicatos, podría traducirse en la destrucción a corto y mediano plazo de la agroindustria y la industria en su totalidad. En lugar de este acuerdo, proponen explorar alternativas que establezcan reglas claras.
Poco después, la Confederación General del Trabajo (CGT) también expresó su rechazo al acuerdo comercial entre los bloques regionales. En un comunicado breve, la CGT señaló que dicho acuerdo, al clasificarse como un tratado de libre comercio, representa una amenaza para millones de empleos en diversas actividades protegidas por regulaciones destinadas a salvaguardar el trabajo argentino. La CGT insta a las autoridades argentinas a no firmar este acuerdo, que consideran perjudicial para los intereses del país.