La salida de Angela Merkel de su cargo de canciller alemana es uno de los grandes acontecimientos políticos del 2021. Desde 2005, cuando fue electa para ocupar el cargo que dejará este año, Merkel construyó un liderazgo, dentro y fuera de su país, que la catapultó como figura fundamental dentro de la Unión Europea.
Merkel nació el 17 de julio de 1954 en Hamburgo —por entonces parte de la Alemania Occidental— y bajo el nombre de Angela Dorothea Kasner. Hija de un pastor luterano y una profesora de inglés y latín, a poco de nacer, su famlia se mudó a la ciudad de Templin, a 80 kilómetros al norte de Berlín. Allí pasó a vivir bajo el área soviética, luego de que su padre fuera trasladado a una iglesia en esa ciudad.
En su juventud, se formó en Física en la Universidad de Leipzig entre 1973 y 1978, donde además conoció en 1977 al físico Ulrich Merkel, con quien se casó y de quien tomó el apellido. A pesar de haberse divorciado en 1982 y de volver a contraer matrimonio en 1998 con Joachim Sauer, catedrático de química en Berlín, Merkel mantuvo el apellido de su primer esposo por considerarlo un sello para su figura política.
Hasta 1986 trabajó en el departamento de química teórica del Instituto de Química Física de la Academia de Ciencias de la RDA, donde se doctoró en 1986. Si bien su carrera política inició en 1990 como Ministra de la Mujer y la Juventud del gobierno del canciller Helmut Kohl, Merkel inició su recorrido como militante de la Juventud Libre Alemana, organización comunista oficial de la juventud en la República Democrática Alemana (RDA), donde todos los estudiantes debían participar para poder continuar sus estudios universitarios.
De acuerdo con la normativa de los estudios de posgrado en aquellos años de guerra fría, la solicitud de doctorado de los aspirantes debía ir acompañada de la prueba de que los candidatos habían profundizado y ampliado sus conocimientos del marxismo-leninismo adquiridos durante los estudios.
Con la caída del muro de Berlin en 1989, Merkel se une al partido Despertar Democático (Demokratischer Aufbruch). Allí participa de las primeras elecciones de la República Democrática Alemana (RDA), momento en el cual pasa a ocupar el cargo de viceportavoz del nuevo gobierno de Lothar de Maizière, el último jefe de gobierno de la RDA.
Luego de la reunificación en 1990, el partido Despertar Democrático se une a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y Merkel es nombrada Ministra de la Mujer y la Juventud del gobierno encabezado por Helmuth Kohl. En 1993, Merkel es designada presidenta regional de la CDU en Mecklemburgo-Pomerania Occidental y comienza a posicionarse como una figura de peso dentro del partido.
Con Merkel al frente del Ministerio de la Mujer, el entonces gobierno de Kohl aprovecha su figura para pasar la imagen de una gestión diversa en materia de género como en cuanto a la cuestión religiosa —por ser Merkel de origen protestante— y de territorio, al ser del este soviético. En 1994 es nombrada Ministra de Medio Ambiente y Seguridad Nuclear.
En 1998, tras un escándalo de financiación ilegal del partido que envolvió al excanciller Kohl y al entonces presidente de la CDU, Wolfgang Schäuble, Merkel reemplaza a Schauble como líder de la Unión Demócrata Cristiana a nivel nacional, puesto en el que es confirmada en las elecciones internas del partido en el año 2000.
En 2002 y hasta el 2005, Merkel fue líder de la oposición en el Bundestag [Parlamento Federal]. Ya a mediados de 2005, fue elegida candidata a la cancillería federal, lo cual se confirmó el 10 de octubre de 2005 tras un acuerdo de la CDU con el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), y calidado por el Bundestag el 22 de noviembre de 2005 con la mayoría de los votos.
Una crisis tras otra
A lo largo de los 16 años que ocupó el cargo de canciller alemana, Merkel atravesó varias crisis que le valieron adhesiones y críticas, tanto dentro de Alemania como en la Unión Europea.
La crisis financiera de 2008 en Europa llegó a poner en duda la continuidad del euro, lo cual fue el impulso a una serie de medidas que generó un enorme descontento entre españoles, portugueses, italianos y griegos. Las políticas de austeridad impuestas a cambio de la liberación de ayudas económicas para estos países la impulsaron como líder europea indiscutida. Lo que para las economías más débiles de la región significó un ajuste brutal, hacia dentro de Alemania fue recibido como un gesto positivo que la hizo crecer en popularidad.
Según cuenta la analista Andrea Römmele, profesora de ciencia política en la Escuela de Gobernanza Hertie de Berlín, “la idea (que llegó a los alemanes) fue: ‘No vamos a dar dinero a países que no pueden controlar sus cuentas, ahorrar y generar empleo’. A nivel nacional, ella siempre trató de actuar como ’embajadora’ de la economía alemana, de la industria alemana”.
Una de las grandes crisis de Merkel como canciller fue la gran oleada de desplazados de 2015, que se aceleraron con los ataques a Siria y las guerras de Afganistán e Irak. Merkel impulsó un cambio en sus reglas de inmigración al adoptar una política de puertas abiertas. Alemania pasó a ser el país del continente que recibió el mayor número de personas con 476 mil solicitudes de asilo en 2015, el 36,6% de un total de 1,3 millones, según datos de Eurostat.
Esta postura dividió opiniones tanto dentro de Alemania como en la comunidad europea. Según explicó la politóloga Ursula Munch: “No entendía las estrictas políticas de migración y refugiados antes de 2015, pero tampoco creo que lo que pasó fuera una buena solución. Creo que fue uno de sus mayores defectos, porque abrió la puerta a los partidos populistas, a la AfD, y tal vez incluso influyó en el Brexit”.
La hasta entonces pequeña ultraderechista Alternatif fur Deutschland (o ‘Alternativa a Alemania’) ganó impulso en ese país y llegó a obtener el 12,6% de los votos en las elecciones de 2017, ampliando su presencia en el Bundestag con 94 de los 709 escaños.
Una de las decisiones que generó más opiniones divididas en Alemania fue la de eliminar todas las plantas de energía nuclear en el país. El tsunami y posterior desastre nuclear de Fukushima de 2011 hizo que la canciller diera un paso atrás en lo que era su postura en relación al asunto, lo cual generó rupturas hacia dentro de su partido pero que no influyó en su definición.
A pesar de las resistencias, en los últimos años Alemania ha reducido la cantidad de usinas nucleares en el país, al tiempo que ha avanzado en el uso de energías renovables: en 2020 estas representaron el 46% de la energía utilizada, lo cual significa un porcentaje alto para el país, hasta entonces bastante dependiente del carbón.
Con una carrera política marcada por las crisis que pusieron en duda la continuidad del bloque regional, Angela Merkel se retira siendo considerada la líder indiscutida de la Unión Europea y la política con mayor popularidad del país, lo cual podría haberla llevado a un quinto mandato. Aún así, la participación de los alemanes en las urnas parece expresar cierto desinterés por la política: en las elecciones de 2009 y 2013, la presencia de votantes alcanzó mínimos históricos desde la fundación de la República Alemana.