El miércoles pasado, el Presidente chino, Xi Jinping y el Presidente estadounidense Joe Biden sostuvieron una cumbre bilateral en el Jardín Filoli de San Francisco. Hace seis años que no llegaba un presidente chino a tierras norteamericanas, aunque en este caso, fue en el marco de una reunión por fuera de la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC).
Xi Jinping tuvo otras reuniones y asistió a otros eventos, sin embargo, la reunión con Biden es la más importante a nivel internacional. Es sabido que ambos mandatarios tienen diferencias en cuanto a la lectura del mundo y sus conflictos: La guerra en Ucrania, la situación en Palestina, las sanciones económicas o la cuestión Taiwán.
Sobre la competencia comercial entre China y Estados Unidos, El Presidente Xi Jinping señaló que las acciones de EE.UU. contra China “en aspectos como el control de la exportación, el escrutinio de inversiones y las sanciones unilaterales perjudican gravemente los intereses legítimos de China. El desarrollo de China está impulsado por la innovación”.
Y agregó además: “Reprimir el progreso tecnológico de China no es otro sino contener el desarrollo de alta calidad de China, y privar al pueblo chino de su derecho al desarrollo. El desarrollo y el crecimiento de China, propulsados por su propia lógica inherente, no serán detenidos por las fuerzas externas. Es importante que EE.UU. tome en serio las preocupaciones de China y adopte acciones para levantar las sanciones unilaterales y crear un entorno equitativo, justo y no discriminatorio a las empresas chinas”.
El mandatario chino manifestó que el encuentro fue positivo y constructivo. Además expresó que San Francisco debe ser el nuevo punto de partida para estabilizar las relaciones bilaterales. Ambos Jefes de Estado acordaron seguir manteniendo frecuentes contactos a través de sus equipos de trabajo.
Por su parte, el Presidente Joe Biden señaló que Estados Unidos siempre defenderá sus intereses, sus valores, a sus aliados y a sus socios. Dijo, además, que el mundo espera que Estados Unidos y China gestionen la competencia de forma responsable para evitar que derive en conflicto, confrontación o una nueva Guerra Fría.
En cuanto a la cuestión Taiwán, Biden expresó que la política estadounidense de una sola China no cambió y que fue coherente a lo largo de décadas y administraciones. Reiteró que “Estados Unidos se opone a cualquier cambio unilateral del statu quo por cualquiera de las partes y espera que las diferencias entre ambos lados del estrecho se resuelvan por medios pacíficos y que el mundo está interesado en la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán. Pidió moderación en el uso de la actividad militar de la RPC en el estrecho de Taiwán y sus alrededores”.
Este último tema es el más complejo y “potencialmente peligroso” en esta cumbre, era Taiwán. El presidente chino sostiene que Taiwán se reunificará a la China continental, al igual que Hong Kong y Macao. Estados Unidos si bien acompaña la política de “una sola China”, también financia militarmente al gobierno de Taiwán. Esto último, Beijing lo considera como una intromisión a su soberanía, y si bien no ha usado la fuerza de defensa, no descarta hacerlo en el futuro.
A pesar de las diferencias, Joe Biden expresó que no hay algo que sustituya a los encuentros presenciales y saludó el encuentro de los mandatarios. Por su parte, Xi saludó el encuentro pero espera acciones concretas.
Estados Unidos y China son la primera y la segunda potencia a nivel mundial, darse la espalda el uno al otro no es una opción. Tampoco es realista esperar que una parte maneje a otra, el conflicto y la confrontación tienen consecuencias insoportables para ambas partes. Es por eso que a pesar de ser adversarios a nivel geopolítico y comercial, no dejan de entender la importancia del otro. Lo ideológico hasta ahora, pasa a segundo plano.