En una entrevista en LN+, Milei y el Ministro de Economía Toto Caputo, desconocieron el crecimiento inflacionario. El presidente dijo que la inflación “no queda registrada de manera “correcta y “transparente” por las estadísticas del Indec debido a que el mecanismo de seguimiento de los aumentos no tiene como medir “las bajas por promociones”.
Cuando le preguntaron al ministro de Economía Toto Caputo una radiografía de la situación actual dijo que: «La economía, de a poco, se va normalizando y, en esta línea, se ha tomado la determinación de abrir definitivamente las importaciones de determinados productos de la canasta familiar».
Mencionó también “las promociones de 2×1” o “60% de descuento en la segunda unidad” como mecanismos que demuestran “una clara señal de desaceleración inflacionaria”.
El lunes, el ejecutivo se reunió con los grandes supermercadistas con la intención de pedirles que bajen los precios, ya que según el gobierno eran ellos quienes promovían el alza de los precios.
No solo su argumento fue contradictorio con los principios ideológicos libertarios que indican que el “mercado se regula solo”, sino que la medida definitiva impulsada por el gobierno luego de una fracasada reunión con el oligopolio de los alimentos fue; la intervención estatal.
El gobierno decidió abrir las importaciones de productos de la canasta básica.
– El gobierno decidió implementar medidas para *mejorar la competencia y apuntalar la baja de la inflación en los productos de la canasta básica y medicamentos.
– El BCRA reducirá el plazo de pago de…
— Manuel Adorni (@madorni) March 12, 2024
El impacto de abrir las importaciones
Luego de la noticia, distintos sectores de pequeñas y medianas industrias, y cooperativas alertaron de los peligros de abrir las importaciones para alimentos de la canasta básica y otros productos.
Desde la Federación Rural para la Producción y el Arraigo, que agrupa 35 mil familias en cooperativas expresaron en un comunicado que, “esta medida, que otorga grandes beneficios a la producción extranjera, atenta contra nuestro trabajo y nuestra producción”, y que “lejos de resolver la crisis alimentaria le otorga beneficios a los de afuera que no tenemos los que producimos en nuestro país.”
Además agregaba; “la solución al problema de los precios de los alimentos, no está en acabar con la producción y el trabajo nacional, ni en eliminarnos como medianos y pequeños productores agropecuarios”, sino “diversificar la producción agropecuaria y desconcentrar las cadenas de comercialización para el mercado nacional e internacional; así como invertir en infraestructura y en al acceso a la tierra de miles de familias”
“Nadie que produce granos o alimentos quiere volver a los años noventa, a menos que se hayan convertido en agentes financiarizados”, dijo Juan Manuel Rossi, presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE)
Un mundo precarizado
A pesar de que el gobierno remarca que se producirá una “competitividad a favor de las familias consumidoras”, como enunció Caputo, el impacto que puede tener en la industria nacional es de mucho peligro, ya que muchas veces las empresas argentinas no pueden competir con productos de otros países cuyos costos son muchos más bajos.
Algo que sucede generalmente en países con mano de obra barata, precarizada y muchas veces, en condiciones que están por fuera de los marcos legales. Esto suele redundar en un fuerte achicamiento de la industria local y, con ello, la pérdida de numerosos puestos de trabajo.
“El capital se mueve en el mundo con flexibilidad para producir donde la mano de obra y recursos sean baratos”, dijo para ARG Belén Sendín, socióloga y presidenta de la cooperativa de la UNLP La Justa. “Con esas condiciones los precios finales son aniquiladores”, remarcó.
Por el contrario, “cuando tenés un proyecto de soberanía, de protección de tu industria y el trabajo, tenés que priorizar tus productos locales”
“El encarecimiento de los insumos dolarizados y del arrendamiento de la tierra, la baja de precios internacionales y el aumento de las retenciones, es una combinación que expulsa productores, agricultores familiares y emprendedores asociativos”, dijo el presidente de la FECOFE.
Y agregó que “jamás en la Argentina las importaciones indiscriminadas mejoraron la oferta, ni siquiera han servido para bajar la inflación”