Vuelve el conflicto con el campo. El gobierno de Alberto Fernández cree que los aumentos de la carne se “desmadraron” y quiere ponerle un límite. La Mesa de Enlace anunció un paro. ¿Qué tiempos se avecinan en el país?
Por Julián Pilatti
El gobierno nacional jugó una carta agresiva para lograr restablecer el valor real de la carne, un bien que en los últimos años se ha tornado cada vez más inaccesible para la enorme mayoría de la población: suspender por 30 días las exportaciones.
Así, el presidente Alberto Fernández sorprendió a propios y extraños asegurando que “el tema de la carne” se había “desmadrado” y que el Estado tenía que hacer algo para evitar que su precio continúe subiendo, por sobre una difícil situación económica para gran parte de la población.
La medida del Ejecutivo nacional ya despertó el rechazo de toda la Mesa de Enlace, el sector que aglutina a los principales representantes del denominado campo argentino, quienes anunciaron un paro desde este jueves 20 de mayo.
Las tensiones entre el gobierno del Frente de Todos y los dueños de los principales polos del agronegocio en el país, ya se habían iniciado con los intentos fallidos de aumentar las retenciones. Pero esta vez, asoma un posible conflicto de ribetes mucho más profundos.
El gobierno se justifica: a la ya crisis económica que había dejado el gobierno de Mauricio Macri y la enorme deuda con el Fondo Monetario Internacional, se le sumó una pandemia con niveles destructivos, jamás imaginados. Los niveles de pobreza en el país siguen siendo alarmantes y nadie duda que, si en Argentina el valor de la harina o la carne aumenta, esa brecha se seguirá extendiendo más.
La suspensión de las exportaciones de carne por al menos 30 días, busca equilibrar de nuevo los precios para el mercado interno. Una medida que, por ejemplo, ya fue elogiada por el sector de carniceros. Aun así, algunos sospechan que la jugada del gobierno es torcerle el brazo al campo para –finalmente– declinar con esto y apostar por el aumento de las retenciones.
“Ha sido una gran tentación la aparición de China comprando carne porque pagan precios muy altos y para todos se vuelve una oportunidad única, pero lo cierto es que esto no implicó un incremento en la cantidad de toneladas faenadas ni cabezas ofrecidas al mercado”, dijo el presidente Alberto Fernández, en relación a lo que el anterior gobierno de Macri había apostado para el sector.
“El 75% del 80 que se exporta, va a China. El precio internacional subió tanto por la gran demanda que empezó a competir con el precio interno”, explicó el presidente y dijo que “el stock ganadero que dejó Cristina (Kirchner) en 2015 fue de 51 millones de toneladas”. “Vino Macri, sacó las retenciones, abrió las exportaciones y ¿a cuánto creció el stock? El 4,9%. Abrieron todo para nada”, consideró el Jefe de Estado.
Para el gobierno, el problema no está en las cadenas de supermercados, porque “representan entre el 25 y el 30% de lo que se vende”.“No podemos ver cómo crece el precio de la carne sin ningún justificativo. Lo más llamativo es que crece el precio y baja el consumo. No es que el precio no suba porque la demanda crece, y hay menos carne para repartir. No. La demanda baja y crecen los precios sin parar”, sintetizó Fernández.
¿Qué impacto podría tener la medida?
Más allá de la medida que fue aplaudida por el sector más progresista al interior del Frente de Todos, y también de quienes consideran que de esta manera el valor de la carne podrá bajar para favorecer a las mayorías, hay análisis importantes que hacer.
Para el economista Alexis Dritsos, el gobierno optó por la herramienta “más drástica” y que esto evidentemente sonó como “una declaración de guerra” para el sector duro del campo.
“A pesar de lo que significa la carne para la cultura de la gente y pese a lo mal que la está pasando, el volumen de consumo bajó 45 kgs per cápita anualmente. Este es el registro más bajo de la historia, que de alguna forma explica la medida que tomó el gobierno”, sostuvo el economista del Partido Socialista, en diálogo con ARGMedios.
El economista dejó en claro, además, que el valor de la carne subió en un año (de abril a abril) un 64,7%, por sobre el 45% en promedio del resto de los alimentos. “Es un desfasaje injustificado”, opinó Dritsos.
Si bien consideró que se podría haber optado por aumento de retenciones directamente, Dritsos pone sobre la mesa la posibilidad de que el gobierno esté golpeando fuerte para finalmente poder negociar eso. “No sabemos qué efecto político va a tener esto. Muchas veces son amagues fuertes, que permiten destrabar la voluntad de negociación”, sostuvo el economista.
“Creo que la solución definitiva pasa por tener un plan estratégico para los alimentos, que el país no tiene y por eso, permanentemente vuelve a estos puntos”, dice Dritsos y agrega a modo de cierre: “No hay un compromiso claro respecto a la provisión de los productos del mercado interno. Esta es una pelea difícil y no creo que el precio baje en poco tiempo”.