La candidatura de Joe Biden parece cada vez más tambaleante. Más que disiparse, los coletazos por su preocupante performance en el debate del 27 de junio se acentúan y las explicaciones del presidente estadounidense no ayudan. Este martes, admitió que “casi se queda dormido” en ese primer cara a cara con Donald Trump de cara a las elecciones de noviembre.
El mandatario, de 81 años, atribuyó al cansancio por sus recientes viajes internacionales las vacilaciones y lagunas que mostró ese día. “Decidí dar la vuelta al mundo un par de veces poco antes del debate, no escuché a mi equipo y luego casi me duermo en el escenario”, dijo durante un evento de recaudación de fondos en McLean, en Virginia. “No es una excusa, sino una explicación”, agregó.
Biden estuvo en Francia del 5 al 9 de junio para asistir a las ceremonias del desembarco aliado en Normandía y realizar una visita de Estado. Del 12 al 14 de junio, viajó a Italia para la cumbre del G7, seguida de un viaje de campaña a California. Posteriormente, se retiró durante seis días a la residencia de Camp David para preparar el debate del 27 de junio con sus asesores.
Panic
Aunque muchos dirigentes demócratas habían minimizado el hecho argumentado que Biden sólo tuvo “una mala noche” y sufría un resfriado”, el presidente recibió duras críticas y generó una ola de pánico entre los demócratas por su actuación en el debate. Allí, proyectó una imagen envejecida, con voz ronca y dificultades para concluir algunas de sus frases, aumentando las dudas incluso sobre su capacidad para seguir gobernando.
Este martes, la intervención de Biden en un evento con donantes de su partido duró sólo seis minutos. La noche del lunes, también tuvo un corto encuentro con los periodistas que cubren la Casa Blanca para dar su opinión sobre la decisión del Tribunal Supremo de dar inmunidad parcial a expresidentes, pero no respondió preguntas y tampoco abordó el tema de lo sucedido en el debate.
Más voces para que se baje
Un representante demócrata de la Cámara de Representantes se convirtió este martes en el primer legislador nacional de su partido en pedir públicamente que Biden desista de su intento de reelección.
Lloyd Doggett, representante de Texas, dijo que Biden “debe tomar la dolorosa y difícil decisión de retirarse de la contienda”.
“Mi decisión de hacer públicas estas fuertes reservas no se ha tomado a la ligera y de ninguna manera reducen mi respeto hacia todo lo que el presidente Biden ha logrado”, señaló Doggett.
“Reconociendo que, a diferencia de Trump, el principal compromiso del presidente Biden ha sido siempre hacia nuestro país, no hacia sí mismo, tengo la esperanza de que tomará la dolorosa y difícil decisión de retirarse de la contienda. Respetuosamente lo llamo a que lo haga”.
Rumores y desmentidas
La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, expresó este miércoles su deseo de “pasar la página” de las dudas sobre la capacidad física y mental de Joe Biden para presentarse a la reelección.
Así, desmintió una versión que deslizó The New York Times sobre Biden ha reconocido a un aliado cercano, bajo condición de anonimato, que “está sopesando si seguir en la carrera”, según titulaba este miércoles el diario neoyorquino.
“Esa afirmación es absolutamente falsa. Si The New York Times nos hubiera concedido más de siete minutos para comentar, se lo habríamos dicho”, expresó la portavoz.
Danza de nombres
Si bien el escenario de reemplazarlo aún es improbable, ya abundan las especulaciones sobre quién podría suceder a Biden en caso de que se retire de la carrera por la Casa Blanca. Los nombres que más suenan son cuatro: Kamala Harris (actual vicepresidenta), Gavin Newsom (gobernador de California), Gretchen Whitmer (gobernadora de Michigan) y Josh Shapiro (gobernador de Pensilvania).
También circulan los nombres de los gobernadores de Illinois, J.B. Pritzker; Maryland, Wes Moore; y Kentucky, Andy Beshear, pero sus posibilidades parecen más limitadas. Al igual que los de la senadora Amy Klobuchar y el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, ambos excandidatos presidenciales en 2020.
La vicepresidenta Kamala Harris, de 59 años, quien ya sucedería a Biden en caso de muerte o incapacidad, es la que aparece mejor parada para ser la elegida por los demócratas si el presidente tira la toalla.
Hija de padre jamaicano y madre india, fue la primera mujer y la primera persona negra en convertirse en fiscal general de California, y más tarde la primera senadora originaria del sur de Asia.
Sin embargo, Harris no posee un gran carisma y tiene unos índices de popularidad muy bajos, lo que podría llevar a los demócratas a optar por otro candidato.