En noviembre del año pasado, las fuerzas armadas y sectores de la derecha boliviana forzaron al presidente Evo Morales a abandonar su cargo a pesar de haber triunfado en las elecciones de octubre de 2019. El Golpe de Estado se concluyó con derramamiento de sangre y la toma ilegitima del poder a manos de Jeanine Áñez.
A menos de un año de aquel Golpe de Estado, este domingo 18 de octubre se desarrollaron elecciones para elegir presidente, vicepresidente y los miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional para los próximos cinco años, en donde el MAS-IPP consiguió una arrasadora victoria en primera vuelta.
Arce, el cerebro del milagro económico boliviano
Nació el 28 de septiembre de 1963 en La Paz en una familia de profesores de la educación pública. Luis Arce estudió Economía en la estatal Universidad Mayor de San Andrés en La Paz e hizo una maestría en la universidad británica de Warwick. De regreso a Bolivia comenzó a trabajar como funcionario en el Banco Central de Bolivia (BCP), donde se desempeñó en diferentes cargos por 18 años.
Durante las décadas del 80 y 90, en donde reinaba el consenso neoliberal en toda Latinoamérica, Arce mantuvo sus ideas socialistas formando parte de grupos de análisis político y realizando publicaciones en revistas económicas. Ya en 2005, Luis Arce integró los equipos técnicos que prepararían los borradores del programa de gobierno de Evo Morales.
Arce acompañó a Morales desde su llegada al poder. En 2006, durante el primer mandato de Evo, ocupó el Ministerio de Hacienda, mientras que en 2009 fue designado a cargo de la cartera de Economía y Finanzas Públicas hasta 2017. Ese año tuvo que dejar temporalmente el cargo para atender un padecimiento gastrointestinal. En 2019, luego de su recuperación, volvió al cargo para seguir al frente del modelo económico de desarrollo social comunitario y productivo.
Como ministro promovió medidas para incentivar el mercado interno, la estabilidad cambiaria y la promoción de políticas de industrialización de los recursos naturales. Asimismo fue artífice de las “nacionalizaciones”, principalmente la de los hidrocarburos cuya recuperación por parte del Estado fue uno de los pilares sobre los que se sustentó la economía de Bolivia.
La nacionalización y el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) fueron algunos de los principales elementos que explican el alto crecimiento económico. Los excedentes económicos que se generaban en hidrocarburos, minería, electricidad y recursos ambientales se utilizaban en políticas sociales.n Un ejemplo es la “Renta Dignidad”, un pago mensual, universal y vitalicio que provee el Estado Plurinacional de Bolivia a las personas de 60 años o más, residentes en el país, con el objeto de permitir a les Adultos Mayores una vejez digna, con calidad y calidez humana.
A partir de la nacionalización de los hidrocarburos de 2006, que coincidió con un boom sin precedentes de los precios del petróleo, Bolivia comenzó a crecer a un ritmo anual del 4,9 por ciento y la pobreza extrema se redujo de 38,2 por ciento en 2005 a 17,1 por ciento en 2018. La distribución del ingreso también mejoró en ese período. Bolivia pasó de ser el país más desigual en Sudamérica a situarse en una posición promedio en la región. Durante su gestión como ministro de Economía, Bolivia elevó su Producto Interno Bruto (PIB) de 9.500 millones de dólares anuales a 40.800 millones.
El modelo boliviano apuntaba a dejar de ser un país de materias primas para transformarse en un país industrial y manufacturero. A fines de 2019, Evo Morales presentó el primer auto eléctrico ensamblado en Bolivia.
Heredero de Evo Morales
El 19 de enero, desde Buenos Aires, Evo Morales consagró la fórmula presidencial Arce-Choquehuanca, binomio que provocó ciertas divisiones en el partido, ya que el ex ministro no proviene de las organizaciones sindicales y campesinas. Sin embargo, las organizaciones aceptaron la postulación del ex ministro de Economía y trabajaron para obtener la victoria en primera vuelta.
Morales y Arce tienen perfiles diferentes, Arce tiene un perfil más tecnócrata que político, sin el carisma político de Morales. Sin embargo, el expresidente y el presidente electo tienen una comunión desde 2006.
Con la promesa de volver a instalar los grandes planes de industrialización del gas natural y de los grandes yacimientos de litio y de diversificar la matriz productiva del país, Arce tendrá la tarea de recuperar la senda del crecimiento en momentos en que la región está fuertemente afectada por la pandemia del coronavirus.
Evo jugará al rol de jefe espiritual, mientras Arce asume la difícil tarea de ser el artífice de la reconstrucción. El economista tendrá que asumir en una Bolivia con una contracción prevista del PBI de 6,2% en 2020. Además, Arce tomará las riendas en un país con una derecha polarizada y radicalizada que ya demostró lo que es capaz de hacer.