Camilo Torres: educación, formación, revolución

¿Hasta dónde llega la praxis del cura guerrillero Camilo Torres? ¿Cuáles de sus legados se pueden retomar en la actualidad latinoamericana para, de esa forma, sumar fuerzas para revertir, de una vez por todas, la realidad de un continente profundamente injusto?

Camilo Torres guerrillero y combatiente, pero también educador y pedagogo heterodoxo. Esta es la idea-hipótesis que Nicolás Herrara Farfán aborda en su nuevo libro “La praxis educativa de Camilo Torres”, publicado recientemente por la editorial Batalla de Ideas, en Argentina, y Ariadna Ediciones, en Chile.

El autor, que desde hace años viene trabajando sobre la figura y la práctica del sacerdote colombiano, reflexiona al principio del libro que “la praxis pedagógica de Camilo ha sido reiterativamente olvidada y es necesario recuperarla, junto a otras dimensiones que corrieron la misma (mala) suerte. Solo así podrá revelarse como educador de masas, pedagogo del ejemplo y de la praxis, y maestro de la liberación, como Franz Fanon y Paulo Freire, maestros que fueron educados por sus pueblos en los procesos de lucha social y transformación subjetiva”.

Herrera Farfán, nacido en Colombia en 1983 y magíster en Psicología Social Comunitaria y doctorando en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), conjuga un libro dinámico en su lectura, donde biografía, experiencias y debates muestran a un Camilo Torres siempre dinámico, atento a la realidad de su país y entregado a la búsqueda de nuevas formas para cambiar las desigualdades que sufre su pueblo.

Como lo sintetiza el propio autor, la vida del cura guerrillero “transcurrió en medio de dos décadas intensas y convulsas para el continente, con figuras descollantes que iban de José Carlos Mariátegui a Fidel Castro y a Ernesto ‘Che’ Guevara. Vino al mundo en el tiempo en el que se sentían los impactos de la Gran Depresión, a causa de la caída de la Bolsa de Valores de Nueva York y se fue en el furor de las luchas por los derechos civiles y la descolonización, y en el auge del movimiento contracultural del hippismo y la liberación sexual, y del rocanrol (The Beatles, The Rolling Stones, Bob Dylan, Pink Floyd, The Doors)”.

El libro permite leer la historia de Colombia, pero también las luchas de América Latina, con claridad, y rescatar muchas propuestas e iniciativas que todavía siguen vigentes, pero en muchos casos olvidadas o relegadas por el poder hegemónico. La educación que surge de las propias comunidades y una pedagogía vinculada con movimientos sociales y sindicatos es la proa de un barco que tuvo a Camilo Torres como tripulante. Herrera Farfán lo sabe y por eso detalla la vida del sacerdote como un resumen de teoría y práctica que desembocó en su decisión de sumarse a las filas insurgentes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia.

En el prólogo, la socióloga Lucía Reartes se pregunta: “¿Por qué revisitar a Camilo Torres desde una perspectiva político-educativa, si él no se dedicó de manera específica a la reflexión educativa ni ejerció la docencia como un eje central de su acción?”. La contestación de Reartes es la siguiente: “La respuesta está, sin duda, en que su vida fue un proceso continuo de enseñanza, pero sobre todo en el hecho de que revisitar a Camilo bajo esta óptica nos brinda importantes lecciones para formadoras/es y educadores/as que buscamos la transformación social radical. En parte, muchas de esas lecciones están presentadas aquí como una verdadera pedagogía de las rupturas”.

En el epílogo, Cristian Olivares Gatica y Fabián Cabaluz Ducasse apuntan: “Desde las primeras páginas del libro se puede reconocer una contribución de enorme relevancia: la ampliación de la memoria o del ‘archivo’ popular en torno a sujetos referenciales de una educación de cuño liberadora. Solo para mencionar una pequeña muestra de materiales, durante las últimas décadas se han publicado variadas valoraciones del legado de Simón Rodríguez, José Martí, Luis Emilio Recabarren, José Carlos Mariátegui, Gabriela Mistral, Ernesto Che Guevara, entre otras y otros”.

En este libro, Herrera Farfán tiene la virtud de traer a nuestros días las prácticas e historias impulsadas por Camilo Torres, no como “mito” o “estatua oficial”, sino como un hombre que supo, con el correr del tiempo, que las luchas de los pueblos, con sus avancen y retrocesos, son las que mueven el mundo.