En Colombia se empieza a recorrer la senda de “la paz total”, que se había puesto como uno de los objetivos sobresalientes del nuevo gobierno. El presidente Gustavo Petro había anunciado una serie de medidas que había fijado como los 50 hitos de su gestión al cumplirse los 100 días del mandato al frente del ejecutivo nacional. Entre los cuales se encontraba la pacificación del país entre los más reclamados por la población, para terminar así con los más de 40 años de violencia que habían surcado la vida de los colombianos.
Los últimos días del año con una agenda a todo vapor el presidente mantuvo conversaciones con los principales grupos armados del país. De estos diálogos surgió un cese del fuego bilateral que empezará a regir desde los primeros días del año y tendrá vigencia hasta el 30 de junio. Un plazo estimado que podrá prolongarse para poder dar tiempo a los diálogos con los distintos grupos.
Los grupos armados con los que se pactaron los acuerdos son variados y tienen origen en distintas problemáticas, por eso los diálogos a llevarse a cabo serán de forma bilateral. Por un lado las organizaciones armadas político-militares, como el Ejército de liberación nacional (ELN) y, por el otro, las disidencias de las Fuerzas Armadas de Colombia y la segunda Marquetalia, grupos que no habían sido parte de los primeros acuerdos de Paz celebrados en la Habana en el año 2016.
Allí se había acordado el gradual desarme de la guerrilla de las Farc-EP y su paulatina desmovilización para integrarse a la vida político legal del país. Pese a estos acuerdos, la violencia continuó con el asesinato de una cuantía de lideres sociales y ex guerrilleros. Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), hoy son más de 400 defensores de derechos humanos quienes han sido asesinados en Colombia, el número más alto en América Latina.
Hemos acordado un cese bilateral con el ELN, la Segunda Marquetalia, el Estado Mayor Central, las AGC y las Autodefensas de la Sierra Nevada desde el 1 de enero hasta el 30 de junio de 2023, prorrogable según los avances en las negociaciones.
La paz total será una realidad.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) January 1, 2023
Por su parte, se mantendrán diálogos con grupos que tienen cualidades distintas, porque están vinculados a la violencia paramilitar y al narcotráfico: algunas de ellas son el Estado Mayor Central, el Clan del Golfo o Agc y las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada.
Todos estos grupos son estructuras vinculadas a actividades delictivas, por lo que los nuevos diálogos son inéditos para la política colombiana, ya que nunca se había hecho y demandarán un desafío sin precedentes. Este objetivo genera muchas expectativas, aunque también muchas dudas sobre la efectividad que puedan llegar a tener las conversaciones, y si se podrá llegar a un acuerdo definitivo y perdurable en el tiempo del cese definitivo a la violencia.
El presidente se mostró muy optimista: “Este es un acto audaz. El cese bilateral de fuego obliga a las organizaciones armadas y al Estado a respetarlo”, aseguró el presidente en el comunicado que difundió para dar a conocer la noticia. Al ser negociaciones con tan variados actores el gobierno, expedirá un decreto especial para cada una de los casos.
Además, se anunció que quienes estarán velando el cese el fuego provisional y verificando los acuerdos serán la Defensoría del Pueblo, Misión de Verificación de la ONU, la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia de la Organización de Estados Americanos (MAPP/OEA) y la Iglesia Católica.
La mejor noticia de cierre del año 2022, cese bilateral simultáneos, una respuesta del presidente del cambio @petrogustavo para quienes siguen padeciendo las diversas violencias. En el centro de la paz la vida para que sea vida en dignidad. La paz sigue latiendo, sigue gestándose
— Alto Comisionado Paz (@ComisionadoPaz) January 1, 2023
Otra de las definiciones que dejó el presidente en el comunicado fueron: “Tendrá como objetivo principal suspender la afectación humanitaria de la población en general y, en particular, de las comunidades étnico-territoriales y campesinas y a la Nación, suspender acciones ofensivas y evitar incidentes armados entre la Fuerza Pública y las organizaciones al margen de la ley mencionadas”.
Sin lugar a dudas en cómo le vaya a Gustavo Petro en poder realizarse este “hito” en Colombia decretando el objetivo de erradicar la violencia como meta principal es uno de los desafíos más ambiciosos de su mandato.
Si bien hay voces que desconfían de la efectividad de semejante empresa, el hecho de haber logrado la promesa de sentar a dialogar a todos los grupos vinculados a las distintas violencias que azotan el país, abre una nueva etapa en el país y marcará un antes y un después en su historia.