El 1 de enero el presidente Gustavo Petro había firmado un decreto en el que se comprometía a mantener diálogo con todas los grupos armados del país. Estos anuncios fueron recibidos con mucho entusiasmo e iban en la dirección del compromiso para construir “la paz total”, una de las promesas más importantes pretendidas por el gobierno. Los diálogos comenzarán desde los primeros días del año y tendrán vigencia hasta el 30 de junio.
La medida consistía en un cese de cese al fuego de forma bilateral. Entre los que formaban parte de la lista estaban el Ejército de liberación nacional (ELN) y, por el otro, las disidencias de las Fuerzas Armadas de Colombia y la Segunda Marquetalia. Estos diálogos no solo apuntaba a las guerrillas aún activas, sino también a los grupos que actúan de forma delictiva vinculados a la violencia paramilitar y al narcotráfico: algunas de ellas son el Estado Mayor Central, el Clan del Golfo o Agc y las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada.
Pero a los pocos días el Ejército de Liberación Nacional (ELN) emitió un comunicado donde negaba estos diálogos y salió a asegurar que “no tenía acuerdo” con el Ejecutivo para esa tregua. El alto mando de los elenos sostuvo que “la delegación de diálogos del ELN no ha discutido con el gobierno de Gustavo Petro ninguna propuesta de cese el fuego bilateral, por tanto aún no existe ningún acuerdo en esa materia”.
En ese sentido, el Comando Central agregó: “No puede aceptarse como acuerdo un decreto unilateral del Gobierno”.
Esto dejó mal parado al presidente y fue leído como un paso en falso, al aventurarse en difundir algo que no estaba previamente acordado. Sin embargo en ELN no negó que vaya a ser examinada la propuesta. El gobierno ya había comenzado una mesa de diálogo con la guerrilla el 12 de diciembre en Venezuela, y tenía previsto continuar esos diálogos el 23 de enero en México.
En cambio las disidencias de las Farc-EP dieron a conocer un comunicado de prensa este jueves en el que confirman que están en el cese bilateral del fuego. También destacaron que toman “con gratitud la voluntad de paz del presidente Petro”, que es el clamor del pueblo y las comunidades más afectadas por la confrontación armada.
Resta saber, ahora, qué pasará con los otros grupos armados de carácter delictivo. Cuáles serán las instancias que se propondrán para poder mantener diálogos que permitan el desarme. Algo que es toda una incógnita y que aún no ha trascendido cuál es su postura frente al acuerdo bilateral anunciado por el Gobierno.