El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, se encuentra en vilo mientras el Tribunal Superior de Londres concluye las audiencias sobre su posible extradición a los Estados Unidos. Las acusaciones que enfrenta están relacionadas con la publicación de más de 700.000 documentos confidenciales sobre las actividades militares y diplomáticas de los Estados Unidos desde el año 2010, especialmente en zonas de conflicto como Irak y Afganistán.
En el segundo y último día de las audiencias, los representantes legales de Estados Unidos presentaron sus argumentos ante el tribunal londinense, planteando la cuestión crucial de si Assange puede evitar ser extraditado al país norteamericano. La jueza Victoria Sharp anunció que tomarán tiempo para deliberar, dejando a Assange en una incertidumbre que podría prolongarse semanas o meses hasta conocer el veredicto.
Clair Dobbin, abogada que representa a Estados Unidos, argumentó durante la audiencia que el caso contra Assange se fundamenta en la ley y en pruebas sólidas, distanciándose así de consideraciones políticas. Según Dobbin, Assange puso en peligro la seguridad de múltiples individuos al publicar indiscriminadamente documentos clasificados que contenían información sensible, incluyendo la identidad de personas que colaboraban con Estados Unidos.
Estas audiencias representan el último esfuerzo legal de Assange por evitar su extradición a los Estados Unidos, donde enfrentaría serias acusaciones relacionadas con la divulgación de documentos clasificados. Su ausencia en el tribunal, debido a problemas de salud, añade un matiz de complejidad a un proceso ya de por sí tenso.
El equipo legal de Assange sostiene que su extradición sería injusta y violaría el tratado de extradición entre el Reino Unido y Estados Unidos, el cual excluye la entrega por delitos de naturaleza política. La defensa también presentó pruebas sobre presuntas conspiraciones para secuestrar o asesinar a Assange por parte de agencias de inteligencia estadounidenses.
La audiencia, que concluyó con las palabras de la jueza Sharp reservándose la decisión, atrajo la atención de observadores internacionales y organizaciones defensoras de los derechos humanos. Reporteros Sin Fronteras (RSF) destacó la falta de novedades en la presentación legal del gobierno estadounidense y reiteró su preocupación por el respeto a la libertad de prensa en este caso.
Al término de la jornada, Stella Assange, esposa del periodista, se unió a cientos de manifestantes en un acto de apoyo frente al tribunal. En un discurso conmovedor, Stella expresó su gratitud por el amplio respaldo recibido y denunció la situación de su esposo como un ataque a la verdad y a la democracia misma. Sus palabras reflejan la tensión y la importancia que rodean este caso, cuyo desenlace podría tener consecuencias de gran alcance para el ejercicio del periodismo y los derechos fundamentales.