Los gobiernos de México, Nicaragua, Ecuador y Guatemala decretaron cerrar sus cementerios. Un ritual que forma parte de la cultura y que hoy tiene que reinventarse, pero ¿de qué se tratan estas celebraciones?
El Día de los Muertos o Difuntos es un feriado donde se honra a los seres queridos que han dejado la vida terrenal y han pasado a otro plano de la vida. Generalmente, familiares, amigos, amigas y hasta turistas se reúnen en los cementerios para llevar ofrendas de flores, pintar las tumbas y compartir comidas típicas. Si bien hay diferencias entre los países, lo concreto es que se muestra otra manera de ver la muerte.
La tradición es milenaria y proviene de los pueblos indígenas. Se enterraban a las personas fallecidas con artículos personales para la otra vida o incluso se guardaban sus cráneos para exhibirlos como muestra de un renacimiento. Cuando los españoles invadieron el continente, se hizo coincidir la festividad con las católicas el Día de Todos los Santos y Día de los Fieles Difuntos que son el 1 y el 2 de noviembre respectivamente.
La celebración en México
Miles de personas se reúnen todos los años para la festividad. En varios pueblos de México, sobre todo en el Estado de Michoacán, se asiste a los cementerios y se hacen altares muy grandes en las casas o en las tumbas donde se ponen las fotos de los familiares difuntos, se decora con flores de cempasúchil y con velas, que son elementos indispensables decorativos. También se hacen calaveritas de azúcar y otras comidas típicas. Se cree que ese día las almas vienen de visita.
La noche del 1 y 2 de noviembre es el momento más importante de la festividad, que en 2008 fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. En esta oportunidad, las autoridades mexicanas pidieron que el festejo se realice en sus casas para evitar aglomeraciones en los cementerios.
Una de las imágenes más emblemáticas reconocida mundialmente es la Catrina: creada a principios del siglo XX por el caricaturista mexicano José Guadalupe Posada con el fin de burlarse de las clases sociales de la época. Según su autor, eran quienes tenían sangre indígena y pretendían ser europeos.
En 2014 la Catrina aparece como protagonista en una película estadounidense que se llama “El libro de la vida”. Un film animado y de aventuras que toca el tema de la vida y la muerte. Recibió una nominación como mejor película de animación en los Globo de Oro de ese año. Actualmente dicho personaje se ha convertido en un disfraz muy popular del Día de Muertos.
En otros países de Latinoamérica
En Nicaragua se ve la mezcla entre las tradiciones indígenas y católicas del 1 y 2 de noviembre. En algunos pueblos, las personas pasan la noche en el cementerio o llegan muy temprano a visitar a sus familiares, limpian las tumbas, las pintan y las adornan con flores. Por la tarde llega un sacerdote y se rezan oraciones terminando la celebración.
En Ecuador se preparan comidas tradicionales para este día: la colada morada, que es una bebida hecha de harina de maíz morado o negro y las guaguas de pan dulces, decorados con colores y rellenos. La guagua es una palabra quichua que significa bebé, muy usada en algunos países latinoamericanos. Esos alimentos son llevados como ofrenda a sus difuntos.
En los pueblos de Guatemala se prepara un plato hecho con carnes y salchichas. Las tumbas se decoran con flores coloridas, pinos y se colocan velas. Hasta caer la noche se quedan “hablando” con sus familiares en el cementerio y se termina la celebración con un festival de barriletes que se construyen con bambú y papel de seda.
Este 2020 ha impedido que los festejos se lleven a cabo de manera tradicional. Sin embargo, la fecha no pasa desapercibida. Las celebraciones se llevarán a cabo de manera virtual, con distancia social o en las casas. El Día de Muertos se celebra en Latinoamérica con la fuerte convicción de que las almas no están ausentes, sino que siguen presentes y merecen ser recordadas.