Cerca de las 6 de la mañana de Moscú del pasado jueves, el mandatario ruso, Vladimir Putín, anunció una operación militar especial sobre Ucrania contra objetivos militares. Cerca de 74 instalaciones de infraestructura militar ucranianas fueron inhabilitadas y varias ciudades fueron controladas por las fuerzas rusas como respuesta al intento de la OTAN por expandirse hacia el este, precisamente a Ucrania.
En primera instancia, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania afectó a los mercados financieros, el precio de las materias primas y sus derivados. Las tres potencias que se enfrentan en esta pugna (EE.UU, Unión Europea y Rusia) mueven los hilos de la economía global, sumado a los movimientos tácticos de aliados como China, Japón, entre otros.
La operación militar sobre Ucrania ya generó sacudones en los mercados financieros con caídas en las bolsas, por un lado, y ascensos del oro y las materias primas por otro. Los mercados bursátiles del mundo sufrieron fuertes pérdidas y el precio internacional del petróleo superaba los 100 dólares por barril, valor máximo desde 2014. Los mercados asiáticos cerraron en negativo con pérdidas en promedio de más de 2%. Del mismo modo, las bolsas europeas acusaban fuertes pérdidas de 4% en promedio en sus indicadores.
Para Rusia la operación no fue gratuita, en la bolsa local se perdieron 250 mil millones de dólares en pocas horas, mientras que el rubro (moneda oficial rusa) se depreció frente al dólar en un 11% desde el inicio de la escalada del conflicto. Asimismo, tras la operación militar especial lanzada por Kremlin, Moscú sufrió sanciones por Estados Unidos y la OTAN, en coordinación con la Unión Europea, Canadá, Reino Unido, Japón y Australia.
A través de un discurso televisivo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, comunicó las sanciones contra Rusia, entre las que destaca: el bloqueo a las empresas estatales rusas en los mercados de deuda; el congelamiento de los activos rusos en Estados Unidos; el bloqueo de la mitad de las importaciones de alta tecnología (claves para la industria militar rusa); limitaciones de la capacidad de Rusia para hacer negocios en dólares, libras, euros y yenes; el bloqueo al acceso al sistema financiero de Estados Unidos a cuatro grandes bancos rusos, incluido el VTB Bank; y sanciones a élites rusas y sus familias.
Sin embargo, un detalle no menor es que Joe Biden no avanzó en prohibirle a Rusia el uso del sistema de pagos internacionales SWIFT. La explicación también es de carácter económico: bloquear el acceso de Rusia a Swift podría poner a muchos acreedores europeos en peligro de no recuperar su dinero.
¿Serán efectivas las sanciones? Rusia posee reservas de divisas por un monto superior a los 600 mil millones de dólares y su situación fiscal es de superávit. A diferencia de 2014, cuando Rusia recibió sanciones de Estados Unidos por la anexión de Crimea, Moscú ha desdolarizado su economía y se ha alejado de las fuentes extranjeras de divisas.
Solo alrededor del 16% de las divisas de Rusia se mantienen actualmente en dólares, frente al 40% de hace cinco años; alrededor del 13% ahora se mantiene en renminbi chino. Mientras que cerca de la mitad de los activos y pasivos externos bancarios totales de Rusia están en dólares estadounidenses, según datos del banco central.
Si lo comparamos con las sanciones recibidas por la anexión de Crimea, es una disminución aproximada del 70% desde principios de 2014.
Petróleo y materias primas en alza
La operación militar en Ucrania también incrementó el precio de las materias primas y el petróleo. El precio del Gas Natural Licuado (GNL) cerró el jueves a 118 dólares por MWh, la cifra de cierre equivale a unos 38 dólares por millón de BTU, un 29% más que el día anterior.
El incremento del valor del Gas Natural Licuado es transcendental para la Unión Europea, ya que Europa recibe de Rusia casi el 40% de su gas natural y el 25% de su petróleo. Siendo Rusia el tercer mayor productor global de petróleo y el segundo principal productor de gas natural, existe el riesgo de que se limite la oferta de energéticos global ante las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea.
Una de las medidas que tomó Alemania frente a las hostilidades entre Ucrania y Rusia fue frenar el Nord Stream II, un gasoducto con la capacidad de suministrar suficiente gas natural de Rusia a 26 millones de hogares en Europa, lo que impactará en el precio global del gas y el petróleo.La medida de Alemania que intenta presionar a Rusia no deja de ser un gol en contra, ya que el año pasado el 70% del gas que consume provinieron del país asiático.
Pero el peligro para Europa de sancionar a Rusia no termina solo en el incremento del barril de petróleo y del GNL. Rusia es el quinto mayor socio comercial de la UE y representa el 4,8 % del comercio total de mercancías de la UE con el mundo según informes de la propia UE en 2020. En ese mismo año, el 36,5 % de las importaciones de Rusia procedían de la UE y el 37,9 % de sus exportaciones se destinaron a la UE.
Las materias primas como el trigo y el paladio también se verán afectados en su precio. Rusia es el mayor proveedor de trigo en el mundo y, junto con Ucrania, representa casi una cuarta parte del total de las exportaciones mundiales. Rusia envía el 70% del total de las importaciones de trigo de Egipto y Turquía. Asimismo, el país asiático es el mayor exportador de paladio en el mundo, metal que se usa en los sistemas de escape de los automóviles, los teléfonos celulares e incluso en los empastes dentales.
Argentina, entre la deuda con el FMI y el vínculo político comercial con Rusia
La economía argentina está expuesta a los vaivenes de la economía global por la escasez de dólares y su gigantesca deuda con el Fondo Monetario Internacional, a lo que ahora se suma el conflicto ubicado a más de 13 mil kilómetros.
Los dos efectos mencionados anteriormente en la economía global impactarán en la Argentina. Por un lado, se beneficiará por el incremento del precio de los alimentos. El mercado internacional de la soja, el trigo y el maíz mostró una fuerte suba de precios: la tonelada de soja en Chicago tocó los 618 dólares, máximo en casi una década. Pero se verá perjudicado fuertemente por el incremento del valor de la energía. En 2021, Argentina importó 56 buques de GNL para abastecerse de gas a un precio promedio de 8,33 dólares por millón de BTU, precio muy alejado de los 38 dólares que cerró el pasado jueves.
Los mercados financieros argentinos también sufrieron. Durante el primer día de conflicto directo, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires se desplomó en un 3%. En cuanto a los bonos argentinos, los Globales del canje —emitidos en dólares bajo ley extranjera— también perdieron un 3,9% en promedio.