Desde el año pasado la zona del Sahel ha estado convulsionada por el enfrentamiento que están llevando adelante las fuerzas militares de esos países contra fuerzas imperialistas de Francia y Estados Unidos. Los golpes militares que se han sucedido, primero en Mali, luego en Burkina Faso y por último en Níger, tuvieron un fuerte respaldo de la población viviéndose una agudización de la movilización popular en contra de los intereses coloniales de las grandes potencias.
Si bien estos países habían conseguido su “independencia” en la década de los 60, como se dio en la mayoría de los países del continente africano, los alcances soberanos de esos procesos no fueron plenos sino más bien bastante limitados. Por poner algunos ejemplos, Francia sigue controlando la moneda de dichos países, por lo que estas naciones deben pedir autorización al país europeo para importar determinados bienes y para que emita los fondos necesarios. Así mismo los principales recursos naturales están bajo la tutela de Francia teniendo exclusividad en su explotación y comercialización.
Era caso de Níger, por ejemplo, que al tener grandes reservas de uranio se comercializaba este material y llegaba al país una décima parte de lo que después vendía ese mismo recurso en el mercado. A principios de este año el gobierno que tomó el poder en Níger bajo la conducción del capitán de brigada Tiani que anunció la estatización de las reservas de Uranio del país y de las plantas de energía, entre otras medidas más soberanas que se vienen tomando.
Lo que se vive en estos países es histórico y no tiene precedentes recientes, incluso, en el continente africano. Diversos sectores de la población hablan de la segunda independencia como horizonte político que se está desplegando con la determinación de que los procesos sean con características más profundas que en las décadas de los 1960. Algo que se ha invisibilizado mucho en la prensa hegemónica es que el proceso de movilización se inició antes de que se produjeran los golpes. El descontento con el poder imperial estaba arraigado y extendido en las mayorías populares. El pueblo de Niamey, capital de Niger, ya estaba en las calles, acampando y cortando rutas por más de cinco meses hasta que, una vez sucedido el golpe, el 2 de septiembre del año pasado, más de 30.000 personas tomaron la base militar francesa expulsando a los soldados que allí se encontraban. Este hecho marcó un punto de inflexión y radicalización del proceso en ese país.
Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, si bien no les hace gracia lo que está sucediendo en esta región, atraviesan una posición compleja, particularmente Estados Unidos con una crisis interna fuerte. Un gobierno demócrata en plena retirada haciendo escalar el conflicto en Ucrania para dificultar al máximo cualquier intento de posible desentendimiento de la futura administración. Francia pareciera ser el que más pierde con todas estas rebeliones, sumándose un retroceso más de la estrategia Europea de ser furgón de cola de los intereses de norteamericanos. A pesar de su difícil posición, intenta no perder lugar en el territorio Africano imponiendo sanciones económicas y apoyando fuerzas armadas fundamentalistas islámicas que están combatiendo a los gobiernos que tomaron posición en el interior de los países, particularmente al sur de Niger. También negocia con naciones cercanas la reinstalación de su reciente base militar arrebatada para que sirva como centro de operaciones de drones militares. A pesar de estos intentos, el gobierno militar de Niger, el país más grande de la tríada, ya controla más del 90% del territorio nacional.
Un elemento muy interesante es la dimensión de coordinación política regional que se ha venido consolidando. Los tres gobiernos han tomado una importante decisión de construir una instancia de integración regional entre los países para debatir temas importantes para su soberanía como la creación de una moneda común o aspectos que tienen que ver con las regulaciones fronterizas. Incluso no se descarta la incorporación de otros países de la región en un futuro. Por ejemplo Chad, el país de mayor extensión territorial de todo el Sahel y que tiene la mayor frontera con Lybia, recientemente ha pedido el ingreso a la Asociasión de Estados de Sahel a pesar de mantener el vínculo con Francia. En este país se han producido manifestaciones en su territorio nacional en contra de las fuerzas imperialistas que están presionando a su actual gobierno.
Las fuerzas militares que dieron los golpes tienen como característica común que buscan lograr mayores marcos de soberanía para sus países y mejores condiciones de vida para sus pueblos. Un ejemplo de esto es el gobierno Nigerino del capitán Tiani, desde que asumió hace un poco más de un año, ha disminuido considerablemente el costo de los combustibles y del cemento, material fundamental para construir casas más resistentes.
Hasta el 2023, el país era el cuarto más pobre del mundo con una expectativa de solo 44 años. Hoy a pocos meses del golpe es una de las economías africana que más está creciendo. Así mismo está en curso una profunda reforma educativa construyendo recientemente una comisión de notables profesores para reescribir la historia que se dicta en el sistema educativo revalorizando el panafricanismo y líderes como Nkruma o Sankara.
La conferencia internacional realizada en Niamey que contó con la presencia de más de 500 delegados y delegadas que participaron durante 3 días en acalorados debates sobre los desafíos de los procesos. Fue un hito muy importante expresado por las diversas organizaciones de la sociedad civil para seguir consolidando la unidad de las fuerzas que apoyan el proceso político. Así también para continuar visibilizando hacia la comunidad internacional para contrarestar la tergiversación que se hace en los medios hegemónicos o incluso, el ocultamiento. El acto de apertura con mas de 2.000 personas, contó con la presencia de la primera plana del gobierno de Níger y el primer ministro de economía y finanzas se dirigió a la plenaria saludando y agradeciendo el evento. Participaron también del acto de apertura representantes de la articulaciónes Pan African today, La organización de pueblos del Oeste de Africa y la Asamblea internacional de los Pueblos.
El proceso reciente que se abre en la región está en pleno desarrollo. Como primera característica del mismo es que es un enfrentamiento abierto y masivo contra los intereses imperialistas de Francia y Estados Unidos. En segundo lugar, se observa una guerra en diversos planos: civil, militar y económica y por último, los gobiernos están teniendo un fuerte apoyo popular porque han asumido la agenda de las necesidades históricas de sus pueblos como vivienda, salud, educación y trabajo.
En la región del Sahel se está escribiendo por estos tiempos una parte importante, no solo de los pueblos de africa sino del Sur Global. Por eso es de vital importancia construir solidaridad con la resistencia que está llevando adelante y visibilizarla. Como dato de color, el último golpe militar de los tres que se dieron, fue nada más y nada menos que el 26 de julio del año pasado, una fecha que está profundamente guardada en los corazones de nuestros pueblos latinoamericanos. Desde el año pasado, será también una fecha profundamente recordada y celebrada por el pueblo de Niger.