“Esta revolución tiene rostro de mujer”: las feministas venezolanas resisten a la ofensiva imperialista

Ante los intentos de golpe y la violencia luego del resultado electoral, dos militantes feministas analizan la coyuntura de Venezuela

Luego de las elecciones, Venezuela vivió un clima de violencia. Muchas militantes de base chavista fueron atacadas. Sobre eso y sobre su trabajo territorial dos líderes feministas del territorio, cuentan a ARG y Capire cómo está la realidad política en el país caribeño. Tamayba Lara tiene 33 años, es militante de la Unión Comunera del Frente Cultural de Izquierda y desde los 18 se considera militante de la Revolución Bolivariana. Alejandra Laprea, por su parte, describe su militancia como una mamushka: es artista, cineasta, creadora de arte, comunicadora y artista visual. Forma parte la asociación Tinta Violeta, que integrala red de colectivos La Araña Feminista y la Marcha Mundial de las Mujeres, siendo representante de la región Américas en el Comité Internacional del movimiento.

Cuando mencionan el rol de las mujeres en el territorio, las activistas lo destacan como una parte fundamental de la construcción colectiva: “las mujeres tenemos un rol muy importante en todos nuestros procesos de construcción a nivel de base territorial y de movilización y eso es así en Venezuela, es decir, las mujeres somos alrededor del 70% o 80% de las vocerías, de los liderazgos comunales y de los liderazgos políticos de base de las estructuras del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)”, sostiene Tamayba. En este sentido, Alejandra Laprea agrega: “esta revolución tiene rostro de mujer, pero también tiene piernas y manos y cuerpo de mujeres”.

“las mujeres somos alrededor del 70% o 80% de las vocerías, de los liderazgos comunales y de los liderazgos políticos de base de las estructuras del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)”, expresa Tamayba.

El 29 de julio pasado, el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Nicolás Maduro como presidente por un mandato más, ya que obtuvo 5,15 millones de votos (51,2%) en el escrutinio de 80% de los votos. Por otro lado, uno de los candidatos opositores, Edmundo González Urrutia tuvo 4,45 millones de votos (44,2%), con una participación del 59%, de acuerdo a la información difundida por el CNE. Sin embargo, una parte de la oposición aún no acepta la derrota, llevando a cabo una ofensiva antidemocrática bastante violenta.

Según Tamayba, esta arremetida se dió en los territorios, impactando la vida de las mujeres que ejercen el liderazgo a nivel local. “Se dieron casos de mujeres asesinadas y lo hubo en las últimas elecciones, a propósito del conflicto electoral con la extrema derecha, que se manifestó de muchas formas”, denuncia.

Alejandra Laprea describe su militancia como una mamushka: es artista, cineasta, creadora de arte, comunicadora y artista visual.

Por otro lado, señala Alejandra, las mujeres han sido “una fuerza movilizadora al voto”, así como “a la conciencia y a la reflexión de por qué votamos y por qué seguimos apoyando la revolución como garante de paz y garante de ese proyecto de país que es socialista y feminista”.

Alejandra Laprea comenta además el rol de las mujeres organizadas para impulsar la reflexión y el análisis sobre los movimientos de la coyuntura, con sus ofensivas y contraofensivas. “Estamos tratando de reconocer no sólo la victoria, sino también los puntos y las debilidades que tenemos, y que tenemos que seguir reforzando desde el análisis y desde la creación de una verdadera conciencia, como sujetas políticas y sujetos políticos, de que no solamente somos conscientes de nuestras opresiones sino también del poder que tenemos para transformar esas opresiones”.

A pesar de que la militancia feminista se puso al hombro el proceso de las elecciones y lo que vino después, es cierto que existió un cansancio, “como una tristeza de volver a tener que vivir una situación lastimosa, una situación de violencia, donde nos hacen objetivos de un odio”, manifiesta Alejandra. Ante muchas cobranzas políticas, evalúa, “tenemos que evaluar hasta cuánto somos realmente responsables y qué es lo que realmente podemos solucionar”. Tanto Tamayba como Alejandra se preguntan “cómo superar el resentimiento que siente”, para poder seguir trabajando y enmendando las cosas que hay que enmendar. “La Revolución Bolivariana no es un proceso perfecto”, dicen, pero “sí es un proceso que es capaz de hacerse perfecto en la medida que todas y todos no nos sumemos a eso”.

El discurso fascista y las redes sociales

Bajo una lógica imperialista y neoliberal, las redes sociales jugaron y juegan un rol fundamental en las disputas ideológicas sobre Venezuela. En esta oportunidad, el multimillonario y dueño de X, Elon Musk, agitó la crisis que vive el país luego de que la derecha venezolana denunciara fraude. Entre otras cosas, Musk describió a Maduro como “dictador” y alimentó la violencia que, durante los días posteriores a la elección, se vio en las calles de Caracas.

Alejandra cuenta que lo que se leyó en redes después de las elecciones fue muy peligroso para las compañeras: “fueron fuertemente hostigadas en sus casas y vivieron cosas que son muy dolorosas, como casas marcadas, liderazgos marcados, que se le publicaran sus datos de contacto de su familia, de sus seres queridos en las redes sociales ha sido fuerte”, expresa.

Y es que hay algo que se esconde, la mayoría de los actores internacionales opinan sobre Venezuela, “salimos constantemente en las series de televisión, en las películas, en productos que supuestamente son sólo el entretenimiento pero, en un segundo o tercer plano nos están siempre nombrandonos como un Estado forajido, un Estado corrupto, un pueblo corrupto”, dice Alejandra y añade: “nos volvemos de repente asuntos de Estado para el Reino de España, asunto de discusión, no sé, para la Unión Europea, y ahí siempre se está posicionando una forma de vernos”. Según ellas, el tema se complejiza con la migración de personas venezolanas, que son encaradas en muchos países de llegada con xenofobia, racismo y colonialismo.

Las militantes feministas sostienen que es en momentos como estos donde más hay que militar.

“Los intereses transnacionales son los mismos que oprimen en Argentina, en otras partes, y que quieren imponer etiquetas a territorios que son descartables –’este lo puedo explotar hasta el máximo’, ‘aquí me conviene una guerra porque necesito levantar tal economía’, ‘qué buena oportunidad para reactivar nuestra industria armamentística’. Sin embargo, Tamayba comenta que esto también ha permitido poner sobre la mesa el debate estructural que hay alrededor del asunto de las redes sociales: “todo lo que tiene que ver con el control de los datos, con la orientación y la forma que son ejercicios de manipulación masiva a partir no solamente de enviar propaganda, sino de enviar propaganda de manera direccionada”. Por eso, ellas aconsejan la búsqueda por fuentes alternativas que estén comprometidas con los deseos populares y fortalezcan las voces que defienden la soberanía.

Las militantes no desconocen la dificultad de este escenario de golpe, que hay que sobrellevar. Además, manifiestan que es en momentos como estos que más hay que militar. Como dice Tamayba, se trata de hacer “la disputa por avanzar, por nuestro bienestar, por nuestra dignidad como pueblo, por los derechos que hemos conquistado, para que las mujeres sean poder. Todas esas cosas son luchas que tenemos que seguir construyendo, desarrollando, impulsando a nivel nacional y acompañado de nuestras compañeras y nuestros hermanos a nivel internacional para que no sea la derecha que nos siga arrinconando y que quiera negar todas esas conquistas del pueblo venezolano”. Ellas cierran: “el camino es duro, pero es nuestro camino, es el que decidimos andar y sobre todo el que decidimos andar las mujeres en revolución”.

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Por ARG Medios y Capire
Entrevista y redacción por Erika Gimenez y Helena Zelic