En julio de 2015, durante la administración de Barack Obama, se firmó el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) entre Estados Unidos y el resto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Gran Bretaña, China, Francia, Rusia y Alemania acordaron con Irán levantar ciertas sanciones internacionales que estaban vigentes a cambio de que Teherán modifique su producción nuclear.
Con la firma del tratado Irán estaba obligado a reducir sus reservas de uranio enriquecido en un 98% y no superar el 3,67% de enriquecimiento a partir de esta producción. Incluso se limitó el número de centrifugadoras que el país podía tener. Las autoridades iraníes se comprometieron a reformar sus reactores de agua pesada para que no produzcan plutonio —un elemento usado en la elaboración de armas nucleares— y a no construir una planta de este tipo hasta el año 2030.
El tratado se vió interrumpido tres años después, cuando en 2018 Donald Trump abandonó el acuerdo. Tras meses de amenazas continuas, el expresidente republicano firmó un decreto para romper el pacto y reanudar las sanciones. Irán y el resto de firmantes, sin embargo, no abandonaron el acuerdo.
Negociaciones turbulentas
El lunes pasado se reanudaron las negociaciones entre las delegaciones de Alemania, Francia, Reino Unido, China, Rusia e Irán para retomar el acuerdo nuclear. Las autoridades europeas calificaron la reunión como “positiva” y “constructiva”, lo que demostraría voluntad de seguir dialogando.
Por otro lado, el gobierno iraní descarta incluir nuevos compromisos en las negociaciones nucleares en Viena, y afirmó que no aceptará ni más ni menos que la eliminación de todas las sanciones impuestas por Estados Unidos luego de su salida del acuerdo en 2018.
Así lo afirmó en su cuenta de Twitter H.Amir Abdollahian, ministro de Relaciones Exteriores iraní: “Las conversaciones de Viena son una prioridad importante para el levantamiento de las sanciones (..) Si Occidente muestra buena voluntad, hay un buen acuerdo disponible. La delegación iraní lleva a cabo negociaciones lógicas, sólidas y orientadas a resultados”.
#ViennaTalks proceeding with seriousness and sanctions removal as fundamental priority.
Expert talks are continuing too.In daily contact with top negotiator @Bagheri_Kani.
Good deal within reach if the West shows good will. We seek rational, sober & result-oriented dialogue.
— H.Amirabdollahian امیرعبداللهیان (@Amirabdolahian) December 1, 2021
Una de las razones para el escepticismo iraní es la presión por parte de Israel. Esta semana el primer ministro israelí, Naftali Benet, habló con el secretario de Estado de EE.UU, Antony Blinken, e instó a que los norteamericanos abandonen definitivamente las conversaciones, argumentando que Irán está realizando un “chantaje nuclear como táctica de negociación”.
No es la primera vez que Israel intenta frenar al diálogo: en octubre pasado la administración de Joe Biden ya había exigido el regreso a las conversaciones lo antes posible. Aún así, Yair Lapid, el actual ministro de Exteriores israelí, afirmó que el país “se reserva el derecho” de actuar contra Irán.
Ebrahim Raisi, presidente de Irán, sostiene desde su asunción que todas las medidas adoptadas por Irán en cuanto a su producción nuclear son reversibles, siempre y cuando Estados Unidos levante sus sanciones y vuelva al acuerdo, algo que por lo pronto parece dilatarse. El optimismo europeo está muy lejos de convertirse en realidad.