A pocos días de cumplir 93 años, falleció Angela “Lita” Paolín de Boitano, histórica dirigente de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y una luchadora incansable por los derechos humanos y por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
La última dictadura cívica militar se llevó a sus dos hijos: Miguel, en mayo de 1976 y Adriana, su hija mayor, en abril de 1977. “Yo le diría que ya no busque más” fue la respuesta que recibió cuando recurrió al cura Emilio Graselli para pedirle por la desaparición de su hijo. Ella hizo todo lo contrario: recorrió iglesias, comisarías, juzgados.
En septiembre de 1976, fundó Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, organismo que presidía, para luchar por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Después del secuestro de Adriana, Lita estuvo exiliada por 5 años. Desde el exterior siguió denunciando a la dictadura y pidiendo por la aparición con vida de los desaparecidos. Intercambió cartas con Emilio Mignone, en donde compartían información sobre el plan sistemático de la dictadura y preparaban materiales para cuando se produjera el cambio de gobierno.
Retornó a la Argentina con la democracia y el 8 de marzo de 1984 marchó frente al Congreso por el Día de la Mujer y junto a otras compañeras viajó al primer Encuentro de Mujeres. También se vinculó a la lucha de la Comunidad Homosexual Argentina, que empezaba a reunirse en la sede de Familiares.
A Lita se la reconocía por su sonrisa permanente, generosa en abrazos, por ser peronista, hincha de Boca y feminista. Lamentablemente, partió sin encontrar los restos de sus hijos –como tantas Madres, Abuelas y Familiares–, a quienes siempre buscó.
“Algunos me preguntan por qué estoy siempre sonriendo, y bueno… porque amo la vida y porque creo que ayuda mucho a la lucha, no tener odios, no tener rencores, pero sí tener los ojos bien abiertos” contestó cuando le preguntaron por su característica sonrisa y alegría.