Por Carolina Flores*
Este 8 de marzo en la Editorial Batalla de Ideas paramos y marchamos. Además, elegimos esta fecha para compartir de forma libre y gratuita el libro Territorios feministas. Experiencias, diálogos y debates desde el feminismo popular (2019), una compilación coordinada por la Colectiva Mala Junta. En esta nota, con intenciones de invitar a su lectura, compartimos cuáles son los objetivos que persigue nuestra Colección Feminismos Populares: por qué creemos que es necesario escribir, publicar, leer y hacer circular las experiencias de la militancia en primera persona.
Escribir para grabar lo que otros borran
A lo largo de su historia los feminismos centraron su acción en la palabra. Desde el arte, la ciencia y la praxis política, las feministas realizaron grandes aportes para explicar las implicancias culturales, éticas, históricas y políticas de un ordenamiento sexo-genérico que privilegia como sujeto y/o ciudadano universal a un sujeto masculino, blanco, heterosexual, propietario, de edad adulta. Un ordenamiento que ubica en los márgenes a quienes no se adaptan a esas características y que produce discriminación y diferentes tipos de violencias (por razones de género, orientación sexual, étnicos-raciales, clase, edad y capacidades).
Muchas publicaciones, provenientes de diferentes partes del mundo y por lo menos desde hace un siglo, se han escrito para decir algo al respecto. A la par que las norteamericanas y europeas, las latinoamericanas, afroamericanas, indias, chicanas, asiáticas, indígenas, entre tantas otras más, enriquecieron el acervo histórico de los feminismos, aportando conceptos fundamentales que, junto con el de “género”, contribuyen a describir y analizar las diferentes caras de las opresiones en sociedades complejas como la nuestra.
Lo que no es menos importante, los feminismos también asumieron la tarea de poner en valor las experiencias que históricamente se han acallado y marginalizado, reflexionando incluso sobre el acceso limitado a la cultura letrada para mujeres y disidencias sexuales en condiciones de mayor vulnerabilidad. Para Gloria Anzaldúa, feminista tercermundista y chicana, con la escritura deja un rastro de su existencia: “Escribo para grabar lo que otros borran cuando hablo, para reescribir los cuentos malescritos acerca de mi”. Escribir implica un acto de reflexión sobre nuestra propia condición de sujetxs en el mundo, que lleva a recordar las opresiones que olvidamos o naturalizamos.
La pedagogía del territorio en un libro
Nuestra Colección Feminismos Populares se inicia en 2015 con el deseo de “abrir un camino para que nuestros feminismos hablen en nombre propio y con la voz de sus protagonistas”, para dar cuenta de las perspectivas nacientes de un feminismo latinoamericano, argentino e inserto en una tradición de luchas anticoloniales, anticapitalistas y antirracistas de larga data. La Colección se creó con la certeza de que estas voces tienen mucho que aportar en las discusiones actuales acerca de qué son los feminismos populares.
En 2019 emprendimos la edición del libro que coordinó la Colectiva Mala Junta (MJ) Territorios feministas. Experiencias, diálogos y debates desde el feminismo popular (que desde hoy será de descarga libre). Esta obra reúne en siete capítulos las experiencias de organización política y las reflexiones de compañeres en diferentes espacios de militancia: la creación de la Casa Violeta en Tandil; las rondas y mateadas de las MJ junto a mujeres productoras del MTE Rural de La Plata; la organización de espacios de mujeres en barrios populares en Córdoba; las experiencias del trabajo barrial y comunitario contra las violencias machistas en Luján; las conversaciones con la Línea Verde de acompañamientos de abortos seguros de La Plata; la militancia de Vientos de Libertad, movimiento que trabaja con jóvenes en situación de consumo; y la experiencia de Atrapamuros, colectivo de educación popular en cárceles.
A lo largo de sus páginas la palabra hablada ocupa un rol fundamental para la militancia cotidiana. Con ella se da visibilidad a las opresiones y a las formas singulares en que se inscribe en las vidas de las mujeres y disidencias sexuales. También, asume un rol fundamental en las estrategias desplegadas para construir espacios de concienciación, sensibilización y formación, rondas o mateadas junto con otras personas que, al compartir sus experiencias de vida, pueden darle una perspectiva más amplia.
Estas estrategias, nos muestran que el nombrar no solo da existencia, sino capacidad de comprender y poder, para actuar sobre aquello que se quiere modificar. Ya que lo que no se nombra no sólo no existe, sino que no se comprende. Es decir, la palabra que circula, dialoga, expresa, cuestiona y analiza, habilita que esa realidad, esas vidas y experiencias de las que se habla sean comprendidas y, en muchos casos, puedan ser resignificadas y transformadas.
En Territorios feministas la política acontece en el espacio que se habita todos los días, allí donde trabajamos, nos organizamos con otres y prefiguramos otras maneras de vivir. Este libro contribuye a respaldar la voz, darle una historia en primera persona, una identificación grupal a las mujeres y disidencias sexuales que conforman los feminismos populares. De estas experiencias también surge un método político feminista, fundado en la sororidad, el respeto de la diferencia, el desarrollo de la autonomía de los cuerpos y el deseo, pero que no se escapa del conflicto y la incomodidad como herramientas para la transformación social.
Hay estrategias, preguntas, perspectivas que solo florecen enraizadas en espacios con lógicas y contextos propios, encarnadas y territorializadas en sujetxs históricos, a partir de la reflexión compartida. Las opresiones que sufrimos son múltiples, pero solo podremos enfréntalas de manera colectiva, en encuentro con otres, y con un horizonte feminista. Dar valor a nuestra palabra, escucharnos, leernos, es nuestra principal herramienta.
* Carolina Flores es editora de la Colección Feminismos Populares en Batalla de Ideas