Con la asunción de Lula Da Silva en Brasil este próximo 1 de enero, todo parece indicar que se profundizará el viraje contra la hegemonía política que había imperado en los últimos años con los distintos gobiernos de derecha. El principal afectado será el “Grupo de Lima”, impulsado por la OEA y el gobierno de EEUU, que tenía entre otros objetivo legitimar gobiernos de facto como sucedía en Bolivia con Jeanine Añez, o tener una actitud injerencista con Venezuela, reconociendo a Juan Guaido.
Por otra parte, el “Grupo de Lima” tuvo como objetivos desconocer otros organismos multilaterales como la UNASUR o la CELAC, creados para lograr una integración no tutelada desde el Norte.
Con la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el primer paso fue la conformación del “grupo de Puebla” como estrategia para enfrentar ese conglomerado de 14 países alineados a EEUU incondicionalmente. A su vez, buscaba proponer otro polo político de reagrupamiento que tenga independencia y respete la soberanía de los pueblos, un espíritu que estaba respaldado principalmente por dos de los países con mayor peso en la región, como México y Argentina.
Luego vinieron las elecciones en Bolivia que proclamaron a Luis Arce del MAS-IP quien impulsó la retirada de su País del “Grupo de Lima” por haber apoyado el golpe de Estado contra Evo Morales. A su vez, en el mismo Perú hubo un cambio de gobierno: Pedro Castillo asumía el gobierno, que era las antípodas del de su antecesor y con ello el “Grupo de Lima” perdía legitimidad, ya que era el país que le daba nombre y había sido el anfitrión de la “Declaración”.
Finalmente llegaron las elecciones en Chile que llevaron al gobierno a Gabriel Boric, la derecha regional perdió otro referente importante, como el expresidente Sebastián Piñera. Ya con la suerte echada con la retirada oficial de Argentina, y el triunfo de Gustavo Petro en Colombia, terminaron de sepultar esta articulación de la derecha y comenzaba otra etapa en la región.
Hacia un nuevo Mercosur
El Mercosur, otro de los organismos de integración regional históricos, sufrió el impacto de la política exterior de los gobiernos neoliberales mientras estuvieron en el poder. Cuando asumió el gobierno de Brasil, Jair Bolsonaro declaró que “no era prioridad” el bloque económico que compartía con Paraguay, Uruguay, y Argentina. Esta actitud puso en tensión la integración comercial.
Por otro lado se “expulsó” a Venezuela, quien venía teniendo hacía tiempo negociaciones para poder ingresar al bloque, aunque formalmente aún no lo integraba. Esto era otra muestra más de la política de aislamiento y del poco interés de avanzar en una verdadera integración continental.
La última cumbre del Mercosur estuvo marcada, esta vez, por la intención de Uruguay de llevar adelante un tratado bilateral con China. Las intenciones de cortarse solo de parte del gobierno neoliberal de Lacalle Pou fueron altamente cuestionadas hasta el punto de llegar a especular con una ruptura del bloque. Esto provocó la reacción conjunta del resto de los países que lo integran al sacar un comunicado en conjunto para repudiar esta actitud. Finalmente los socios se comprometieron a “priorizar” acuerdos que involucren al conjunto, en desmedro de los bilaterales. Aunque no descarta que Uruguay siga avanzando con el acuerdo bilateral con China.
¿Retorno de la Unasur y la CELAC?
Pero el contexto latinomericano lentamente va recuperando cierta soberanía política con la vuelta al gobierno de Lula Da Silva.“No hay razón para no tener un embajador en Venezuela, no se puede dar la espalda porque el país tiene un gobierno con una orientación diferente, sobre todo un país vecino, con una frontera de 2.000 kilómetros en la Amazonía”, comentó Vieira, el canciller que ocupará el puesto en el nuevo gobierno.
Luego de la ruptura de relaciones con Venezuela, el nuevo mandatario ya anunció que volverá a mandar un embajador al país caribeño, y apoyará el regreso de Venezuela al bloque económico, y no solo ello sino que manifestó la intención de ampliarlo más allá, y que respaldarán el ingreso formal de Bolivia al bloque. La integración comercial que había sufrido un debilitamiento con los gobiernos de derecha parecería lograr un nuevo impulso.
Lo que aún falta por saber es qué destino tendrán los organismos más avanzados que se habían creado durante la primera oleada de gobierno progresistas de principios de siglo. Teniendo en cuenta que durante la hegemonía de la contraofensiva de la derecha practicante fue desarticulado. Estamos hablando de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) cuyo principal objetivo apuntó a “construir, de manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político entre sus pueblos”.
También resta saber hasta dónde llegará el impulso de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe(Celac) integrada por treinta y tres países. Donde las presidencias se van rotando “pro tempore”, y en este momento la está ocupando Argentina.
Podríamos decir que es el proyecto más ambicioso, y mostraría una integración continental inédita para nuestra historia. Siendo el acuerdo político de mayor envergadura.