Más de 260 millones de personas en el mundo alcanzarán un nivel de pobreza extrema debido a la pandemia de coronavirus, la creciente desigualdad global y el aumento de los precios de alimentos causado por la guerra en Ucrania, advirtió este martes un informe de la organización Oxfam.
El informe Tras la crisis, la catástrofe, publicado con motivo de las reuniones de primavera del Banco Mundial y el FMI en Washington DC, apunta a que, para finales de este año, un total de 860 millones de personas podrían vivir en situación de pobreza extrema (con menos de 1,9 dólares al día). Esto también se reflejaría en los niveles de hambre a nivel mundial: el número de personas que padecen desnutrición podría alcanzar los 827 millones este año.
Oxfam estima que solo el aumento de los precios de los alimentos a nivel mundial sumiría en la pobreza extrema a 65 millones de personas más, alcanzándose un total de 263 millones adicionales este año, lo que equivale a las poblaciones del Reino Unido, Francia, Alemania y España juntas.
Asimismo, desde Oxfam señalan que muchas personas tienen dificultades para hacer frente al drástico incremento del coste de vida –teniendo que elegir entre comer o pagar facturas médicas o de gas.
El informe de Oxfam destaca que numerosos Gobiernos están en riesgo de impago de la deuda, lo que los obliga a reducir de forma drástica las inversiones públicas para poder pagar a los acreedores e importar alimentos y combustible. En 2022, los países más pobres del mundo deberán reembolsar 43 000 millones de dólares de deuda, cantidad que podría sufragar el coste de todas sus importaciones de alimentos.
Los alimentos es uno de los temas más sensibles y donde se han disparado los precios, situación que afecta principalmente a las personas que viven en la pobreza. El incremento del precio de los alimentos supone el 17 % del gasto de los consumidores en países ricos, pero este alcanza el 40 % en el África subsahariana. Incluso en las economías ricas, la inflación está exacerbando las desigualdades: en los Estados Unidos, el 20 % más pobre de las familias destina el 27 % de sus ingresos a adquirir alimentos, mientras que el 20 % más rico, tan solo el 7 %.
Desde la confederación internacional remarcaron que a pesar de que los costes derivados de la COVID-19 continúan subiendo y que las riquezas de los milmillonarios se han incrementado más desde el inicio de la pandemia que en los anteriores 14 años juntos, los Gobiernos continúan sin aumentar los impuestos a los más ricos.
“Un impuesto anual sobre el patrimonio –comenzando en tan solo un 2 % para las fortunas millonarias y llegando al 5 % en el caso de las milmillonarias– podría generar 2,52 billones de dólares cada año, suficiente para sacar de la pobreza a 2 300 millones de personas, fabricar vacunas para todo el mundo y proporcionar servicios de salud y protección social universales a la población de los países de renta media y baja” sostuvieron en el informe.
Para combatir la pobreza, desde Oxfam proponen cancelar los pagos de la deuda a los países en desarrollo que precisan de ayuda urgente; introducir impuestos sobre la riqueza de manera temporal (aportes extraordinarios); incrementar los fondos de ayuda y destinar nuevos fondos a sufragar la respuesta en Ucrania; reasignar al menos 100 000 millones de dólares en derechos especiales de giro (DEG) sin que esto suponga más deuda o la imposición de medidas de austeridad para el conjunto de los países; y adoptar medidas para proteger a las personas frente al aumento de los precios de los alimentos.