Perú: un tanque rompiendo las puertas de la democracia

Las protestas se han extendido desde el interior profundo hasta llegar a la capital Lima, hoy epicentro del descontento popular. Paro nacional, marcha de los cuatro suyos, corte de rutas y toma de aeropuertos montan un escenario de alta conflictividad.

La policía ingresó ilegalmente a una Universidad para detener manifestantes.

Perú sigue convulsionado. Desde que fuera detenido Pedro Castillo el 7 de diciembre pasado, tras un golpe de Estado, las protestas se hicieron sentir en varias regiones del país. Primero fueron solo en el interior bloqueando carreteras, tomando aeropuertos. La reacción del gobierno de Dina Boluarte a estas primeras medidas fue la represión que no ha cesado hasta nuestros días acumulando ya más de 50 muertos. 

Pero ahora se suma el centro del país haciendo foco en Lima, donde los últimos acontecimientos se vivieron el fin de semana cuando una tanqueta de la policía embistió contra el portón de la universidad de San Marcos, e ingresó con 400 policías deteniendo a unas 200 personas.

Las imágenes se difundieron como reguero por las redes ¿Por qué contra la universidad?, porque es allí donde se alojan quienes vienen desde distintos puntos del país convocados por la “toma de Lima”, la manifestación que se conoció con el nombre de “los cuatro suyos”, aludiendo a aquella otra manifestación que años atrás fue convocada para denunciar las elecciones fraudulentas de la dictadura de Fujimori. 

A la marcha de los “cuatro suyos” iniciada el 17 de enero, se le sumó el paro nacional del 19 de enero, convocado por organizaciones sociales, entre ellas las rondas campesinas, de donde proviene el propio Castillo. Estas acciones tienen como consigna la renuncia de la actual presidenta -considerada de facto- Dina Boluarte, responsable de la ola represiva que aqueja al Perú desde hace un mes y medio. 

los últimos acontecimientos se vivieron el fin de semana cuando una tanqueta de la policía embistió contra el portón de la universidad de San Marcos

Otro de los reclamos es el llamado a elecciones en lo inmediato por considerar ilegítimas a las autoridad presidencial y al parlamento, donde predomina la derecha que le ha dado el respaldo a la primera mandataria. Pero el punto sobresaliente tiene que ver con la convocatoria a una Asamblea Constituyente, bandera que llevó durante su campaña Pedro Castillo y que nunca pudo convocar dado la inestabilidad y el enfrentamiento constante que sufrió el ejecutivo por parte del parlamento. Esta guerra de poderes fue la que se llevó puesto al expresidente, quien el día que estaba convocada la sesión para tratar “la moción de vacancia” contra él, se adelantó a los hechos y cerró el parlamento.

A estas alturas el estallido social ha tomado tal magnitud que podemos caracterizarlo como  un movimiento semi insurreccional: la ola de protestas ya se extiende por todo el país cortando rutas, ocupando aeropuertos. Vale aclarar que estas medidas afectaron hasta la turística zona del Machu Pichu, donde existen alrededor de 400 turistas aislados. Lo que tampoco cesa es la represión, que sigue sumando casi un muerto por día.  

Cómo llegó a estallar Perú 

Pero la  crisis institucional del Perú no comienza con la destitución de Pedro Castillo. Si no que hay que remontarse algunos años atrás, dando cuenta que Perú sufrió en los  últimos seis años el derrocamiento de seis presidentes. Estos hechos tienen su raíz en una serie de mecanismos del sistema político peruano, y la particular relación que hay entre ciertas facultades del ejecutivo y otras del legislativo. Primero tenemos que recordar que por el lado legislativo existe una cláusula que se denomina pedido de vacancia por “incapacidad moral”. Esta cláusula extraordinaria cuando se ideó tenía otros fundamentos pero de a poco se fue transformando el  arma de la derecha para destituir presidentes.

Ahora bien, por el lado del Ejecutivo, existe lo que se denomina “moción de confianza”, que es la capacidad del ejecutivo de poder  disolver el Congreso si no es aprobada. Estas dos cláusulas fueron las que marcaron el ritmo del conflicto desde que asumiera Pedro Castillo. El parlamento peruano pidió dos veces la vacancia por “incapacidad moral”, previo a la destitución final del presidente, sin embargo estas no fueron aprobadas por los dos tercios necesarios de congresistas para lograr su cometido. Desde los inicios del gobierno de Castillo el parlamento predominantemente dominado por la derecha buscó el derrocamiento del mandatario, no solo con los pedidos de vacancia sino trabando cualquier iniciativa por parte del ejecutivo, como por ejemplo la aprobación de los gabinetes y de los ministros. 

Desde los inicios del gobierno de Castillo el parlamento predominantemente dominado por la derecha buscó el derrocamiento del mandatario

No es el caso de la actual coyuntura donde Dina Boluarte está sostenida por el parlamento y los poderes fácticos, entre ellos principalmente por el fujimorismo.

Ahora bien, si el clamor de las manifestaciones lograra imponerse logrando que una de sus principales demandas se cumpla, la renuncia de la presidenta,  la pregunta necesaria que tendríamos sería:  ¿Qué sucedería si renuncia Dina Boluarte? 

Si esto pasara, asumiría el presidente del senado José Williams, un general con un pasado oscuro militar responsable de la masacre de 69 campesinos en la andina región de Ayacucho. Por eso las organizaciones que protestan consideran que no solo se hace tan necesario que no solo renuncie la actual presidenta de facto, sino que se cumpla con otra de las demandas exigidas por la movilización popular la renuncia de la presidenta y todo el parlamento para que se convoque a nuevas elecciones.