Una investigación inédita intentará dar con fosas comunes en uno de los centros clandestinos más grandes de la dictadura militar. Cómo funcionará y qué resultados se esperan.
Por Julian Pilatti
Foto: HIJOS Lomas de Zamora
De los más de 5 mil detenidos y detenidas que se estima pasaron por los cuatro centros clandestinos ubicados en el predio de Campo de Mayo, solo 43 sobrevivieron. Es una cifra fría que no puede describir los tormentos allí vividos, pero que al mismo tiempo demuestra el genocidio desatado durante la última dictadura cívico-militar en la Argentina.
A casi 45 años de aquel golpe militar, la justicia y el prestigioso Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) llevarán a cabo una búsqueda de posibles enterramientos a lo largo y ancho de las 5 mil hectáreas que tiene el predio donde funcionó la Guarnición más grande del Ejército argentino. La tarea, por demás compleja, consistirá en la toma de imágenes a partir de un radar de escaneo terrestre, una tecnología por primera vez aplicada en un país con delitos de lesa humanidad.
Luego, el EAAF estudiará el resultado de las imágenes para determinar si hay zonas en donde se realizaron movimientos de tierra y así poder dar con fosas comunes, en donde se presume se arrojaron cientos de desaparecidos, tal como lo sostienen los relatos de algunos sobrevivientes.
Este es un reclamo histórico por parte de organismos de Derechos Humanos, como Abuelas de Plaza de Mayo, que ve en este enorme territorio la posibilidad de develar todavía más los horrores del terrorismo de Estado. En 2018, el intento por resguardar la memoria en ese lugar se vio amenazada luego de que el expresidente Mauricio Macri intentara convertir a Campo de Mayo en un “Parque y Polo logístico” que podían modificar sustancialmente las condiciones del terreno.
Ese objetivo se vio truncado por la ampliación de una medida cautelar por parte de la justicia, que ya en 2006 había dispuesto una orden de “no innovar” en Campo de Mayo, en donde se ubican los cuatro centros clandestinos detallados por algunos de los detenidos y detenidas: “El Campito” o “Los Tordos”, “Las Casitas”, el Penal de Encausados y el Hospital Militar.
Se trata de un trabajo impulsado por la @SDHArgentina, el @MindefArg , @abuelasdifusion y ordenado por el Juzgado Federal N°2 en lo Criminal y Correccional de San Martin a cargo de la Jueza Alicia Vence. https://t.co/vdhoBm3zae
— Equipo Argentino de Antropología Forense (@eaafoficial) January 17, 2021
Por eso, el estudio que se llevará a cabo consistirá en dos etapas, una especialmente enfocada en las diez hectáreas que posee el centro clandestino más grande (y en el cual se desaparecieron a más personas), “El Campito”, y posteriormente en el resto del predio. Una de las dificultades que tendrá la nueva investigación en el marco de delitos de lesa humanidad en este territorio de la localidad de San Miguel (Provincia de Buenos Aires), pasará por el hecho de que una de las zonas en las que se cree que también funcionó otro centro clandestino, “Plaza de Agua”, fue vendido por la dictadura militar y ya no pertenece al Estado.
Una vez tomadas las imágenes, serán analizadas por expertos de la Facultad de Geofísica y Ciencias Astronómicas de la Facultad Nacional de La Plata (UNLP). A partir de esto, se podrían llevar a cabo tareas de proximidad no invasivas, como son el uso de ondas electromagnéticas o el uso de georadares. En caso de encontrar zonas con una fuerte evidencia de haberse dado enterramientos, se procederá a las excavaciones.
Las primeras imágenes tomadas por un avión se dieron este lunes 18 de enero, pero se cree que el escaneo total y el posterior estudio de las mismas, podría durar meses. En este procedimiento inédito se posan la esperanza de miles de familiares de desaparecidos, que anhelan poder recuperar los restos de sus seres queridos, o así también de conocer la verdad.
Toda una familia secuestrada
Durante aquellos años de secuestros, torturas y silencios cómplices de algunos sectores de la sociedad, como la Iglesia, el método para desaparecer a miles y miles de militantes, trabajadores y estudiantes, se dieron de varias formas. En Campo de Mayo, la principal hipótesis apunta a los “vuelos de la muerte”. Aun así, el testimonio de algunos sobrevivientes abre la posibilidad real, que muchos hayan sido enterrados en ese mismo predio o como “NN” en cementerios de la zona.
“Esta búsqueda se basa en varios testimonios que dieron cuenta de enterramientos”, le dijo a ARG, el abogado querellante Pablo Llonto. Aun así, el también periodista aclaró que “no es la hipótesis central de Campo de Mayo”, en donde el juicio en curso sobre los vuelos de la muerte ya cuenta con pruebas irrefutables, como fue la aparición de muchos cuerpos en las costas argentinas y uruguayas.
“Sobre esta causa, el testimonio de conscriptos confirman cada vez más el traslado de cuerpos a dos aviones para lanzarlos a la costa del Río de La Plata. Esperemos que este año tengamos la primera condena de ese accionar criminal cuyos jefes estaban impunes hasta hoy”, contó Llonto.
Al respecto, la historia de la familia de uno de los sobrevivientes de Campo de Mayo, expone con claridad la importancia de avanzar con la nueva investigación en ese inmenso centro clandestino, en donde todavía la muerte y la impunidad le ganan a la justicia.
Daniel Cabezas fue secuestrado y liberado. También su propia madre. Pero en aquellos años de terror perdió a su hermano, Gustavo Alejandro Cabezas, de tan solo 17 años. El joven militaba en la UES y fue secuestrado en una plaza céntrica de la localidad de Martínez (Partido de San Isidro) cuando realizaba una volanteada. Su compañera Florencia María Villagra intentó escapar y recibió un tiro en la espalda. El secuestro de Gustavo y el asesinato de Florencia pudo ser confirmado por otros militantes que lograron huir de aquella redada militar.
“A mi hermano lo detienen cuando estaba haciendo una volanteada en una plaza de la localidad de Martínez, en el partido de San Isidro. A él se lo llevan y a su compañera, Florencia María Villagra, le pegan un tiro en la espalda luego de que pudiera escaparse. Creemos que a Gustavo primero lo llevaron al Batallón Esteban de Luca y después, posiblemente, a Campo de Mayo”, le contó a este medio, su hermano Daniel Cabezas.
La familia de Daniel fue especialmente golpeada por la dictadura. A la desaparición de su hermano y su propia detención, se le suma el secuestro y humillación que sufrió su madre, Thelma Jara de Cabezas, quien luego de la detención de su hijo comenzó a desplegar una búsqueda que hizo demasiado ruido e incomodó a la cúpula militar. Una patota de la Marina de Guerra la secuestró y -después de intensas torturas- se le obligó a dar testimonio para dos medios de comunicación (“World News” de la secta Moon y “Para Ti” de Editorial Atlántida), en donde se mentía despiadadamente sobre su calidad de detenida y su historia.
Por eso, la posibilidad de hallar un poco de luz en ese oscuro sótano de desapariciones a partir de la nueva búsqueda en Campo de Mayo, no pasa desapercibida para familias como la de Daniel Cabezas. “Estamos atentos a las búsquedas porque quisiéramos recuperar el cuerpo y cerrar un ciclo con la desaparición de mi hermano. Mi madre todavía está viva. Tiene alzheimer. Tenemos una esperanza más que expectativa por el trabajo excelente que hace el EEAF”, concluyó el sobreviviente.