Protestas de camioneros ponen en jaque al gobierno canadiense

Tras más de 20 días de bloqueo en los puentes fronterizos y principales ciudades del país, las autoridades declararon el estado de emergencia. Movimientos de extrema derecha apoyan y financian las protestas.

En las últimas semanas, Canadá ha estado paralizada por una movilización de camioneros. Lo que en principio parecían protestas pacíficas e aisladas en contra del pase vacunatorio en la frontera con Estados Unidos, pronto se transformó en una gran convocatoria, donde personas de diferentes partes del país salieron a pedir la renuncia del primer Ministro Justin Troudeau.

El Convoy de la Libertad comenzó con las protestas el 15 de enero en oposición a las restricciones a la circulación de no vacunados contra el COVID-19 en los pasos fronterizos. Si bien se calcula que un 80% de la población canadiense se encuentra inmunizada, cerca del 10% de los camioneros no han adquirido sus dosis. Son ellos quienes participan de las protestas, que llegaron a la capital canadiense el 29 de enero y luego se extendieron por otras ciudades del país.

A casi dos años del inicio de la pandemia el país sigue en varias fases de bloqueo, con prohibiciones recientes para comer en interiores en las dos provincias más grandes del país, Ontario y Quebec. Las tiendas, los cines y las galerías también enfrentan límites de clientes en gran parte del país, donde las normas varían de una provincia a otra.

Los bloqueos comenzaron en los pasos fronterizos, impidiendo la entrada y salida de vehículos desde Canadá a Estados Unidos y bloqueando el comercio entre ambos países, una de las principales preocupaciones del gobierno canadiense. Según algunas estimaciones, son cientos de millones de dólares diarios de comercio obstaculizado, que van desde el ganado hasta las piezas de automóviles. 

Con la llegada del convoy a Ottawa, el gobierno de Trudeau calificó estas protestas como violentas, luego de que allí se registraron banderas confederadas y esvásticas. Tras negarse a negociar directamente con los líderes de la movilización, las protestas comenzaron a ganar adhesión entre personas insatisfechas con la situación en el país y las medidas sanitarias. 

Como respuesta, el gobierno de Ontario declaró estado de emergencia el 11 de febrero. En Ottawa, la ocupación ha paralizado el núcleo y el centro político de la capital, generando malestar en los residentes ya que muchos negocios debieron cerrar.

La gran preocupación del gobierno se da en relación al comercio. Canadá envía el 75% de sus exportaciones de mercancías a Estados Unidos, y por el puente Ambassador entre Windsor y Detroit —bloqueado hace ya 20 días— suelen pasar 8.000 camiones al día, lo que representa una cuarta parte de todo el comercio transfronterizo calculados en 393,6 millones de dólares estadounidenses al día.

A su vez, unos 100 millones de dólares canadienses en piezas de automóviles cruzan la frontera cada día, con muchos envíos programados para llegar justo cuando los fabricantes los necesitan. 

Los cierres intermitentes también han entorpecido el flujo de maíz estadounidense hacia Alberta, la mayor provincia productora de ganado de Canadá, así como el comercio de ganado y carne, declaró la Asociación Canadiense de Ganaderos en un comunicado. Canadá transporta ganado para el sacrificio hacia el sur, a través de Montana, pero esos envíos se están deteniendo. A su vez, gran parte del sector manufacturero de Alberta depende de las importaciones de acero estadounidense para fabricar piezas para la industria del petróleo y el gas, como bombas y válvulas.

La intervención de la extrema derecha

Luego de que Trudeau se negara a reunirse con los manifestantes y los acusara de violentos por bloquear puentes, rutas y avenidas en la capital y la frontera, las protestas empezaron a crecer y a ganar mayor destaque. Tanto de forma presencial como a través de redes sociales, grupos organizados de extrema derecha comenzaron a adherir y aportar dinero en apoyo.

Banderas confederadas y otras con esvásticas llegaron a ser vistas en las manifestaciones, lo cual motivó la crítica de otros referentes de la política canadiense, que pasaron a pedir al gobierno una acción más concreta contra los manifestantes. Fotos de las protestas empezaron a ganar espacio también en Facebook, donde el hashtag #FreedomConvoy se ha compartido más de 1,2 millones de veces desde el 24 de enero. Otro grupo de esta plataforma dedicado a seguir y apoyar a los camioneros ha atraído a casi 700 mil seguidores.

Meta, la empresa matriz de Facebook, dijo haber eliminado varios grupos relacionados con el convoy por infringir sus normas sobre comportamiento no auténtico. Según informó la plataforma, un grupo dirigía a las personas a sitios externos para que compraran mercancía, mientras que otro grupo habría violado las normas de Facebook al compartir contenido vinculado al movimiento conspirativo QAnon. La compañía dijo que todavía estaba revisando otros grupos formados en relación con la protesta de los camioneros.

En la aplicación de mensajería Telegram, varias figuras de la derecha, como Dan Bongino, Michael Flynn y Ben Shapiro, se han ocupado de promover la protesta y han compartido enlaces a sitios de recaudación de fondos que llevan reunidos millones de dólares. Una página de GoFundMe creada el 14 de enero acumuló más de 7,8 millones de dólares antes de ser congelada por la plataforma. En un comunicado, la empresa dijo que los donantes podían presentar solicitudes de reembolso.

Tras la decisión, los simpatizantes han canalizado sus fondos a otras plataformas, como GiveSendGo, un sitio de crowdfunding cristiano que llegó a recaudar más de 5 millones de dólares. Según informó la propia plataforma, los fondos se utilizarán para “proporcionar ayuda humanitaria y apoyo legal a los camioneros pacíficos y sus familias”.

Ante la incapacidad del gobierno canadiense de solucionar las protestas, el jefe de la policía de Ottawa, Peter Sloly, renunció a su cargo. Según informó el sitio Descifrando la Guerra, Sloly entró en conflicto durante la crisis con la Policía Provincial de Ontario y la Real Policía Montada de Canadá, que dieron apoyo en la capital.

Tras la reciente declaración de Estado de Emergencia en la capital, se espera la intervención de las Fuerzas Armadas para disolver las protestas lo antes posible. A su vez, las autoridades de la capital canadiense realizaron más de 20 detenciones y han puesto más de 1.300 multas por ruido y otras infracciones. 

Canadá tiene leyes y reglamentos contra el bloqueo del tráfico, el ruido excesivo, el acoso y las operaciones peligrosas de los vehículos de motor que pueden llegar a retirar los permisos de quienes sean multados. Es a través de estos mecanismos que las autoridades esperan que la situación se resuelva, algo que hasta el momento no ha sucedido.

El ministro de Seguridad Pública, Marco Mendicino, informó que el gobierno ha proporcionado 275 agentes de la Real Policía Montada de Canadá a Ottawa, y enviará más a Ottawa, Windsor (Ontario) y Coutts (Alberta), donde los manifestantes están bloqueando los pasos fronterizos.