Venezuela, bloqueo y elecciones

Venezuela se prepara para renovar la Asamblea Nacional de la República Bolivariana en medio de una guerra hibrida dispuesta por los Estados Unidos que incluye un bloque económico que atenta contra todos los venezolanos y venezolanas. El 6 de diciembre se abre una posibilidad de dejar atrás el escenario de violencia política y darle paso a un escenario de unidad nacional y dialogo. 

Por Julián Inzaugarat 

Venezuela enfrenta graves consecuencias en la económicas, sanitarias, políticas y hasta legales tras la toma del control de algunas empresas y recursos en el exterior por parte de Juan Guaidó.

El complejo militar estadounidense ha iniciado una guerra híbrida que incluye una serie de técnicas para socavar gobiernos y proyectos políticos. Estas técnicas incluyen la movilización del poder de los Estados Unidos sobre las instituciones internacionales (como el FMI, el Banco Mundial y el servicio de transferencias electrónicas SWIFT) para evitar que Venezuela gestione actividades económicas básicas; la presión diplomática estadounidense para aislar a Nicolás Maduro; la aplicación de sanciones para evitar que empresas privadas hagan negocios con el gobierno bolivariano, y el uso de la guerra de información para presentar al chavismo como criminales o terroristas.

La operación de “cambio de régimen” ideada por Estados Unidos y ejecutada por ciertos actores de la Asamblea Nacional dominada por el antichavismo llevó a una fragmentación de la sociedad venezolana y  a la instigación al odio político y de clase contra el chavismo. 

Bloqueo económico, consecuencias para todo un pueblo.

El resultado de esa estrategia desestabilizadora fue la potenciación de un clima de división, de fractura de los lazos sociales, sustituyendo a la política como vehículo de entendimiento y dialogo a una lógica de guerra y tensión permanente que se han transformado en un fin en sí mismo.

El antichavismo ha apostado al conflicto directo e irresoluble como mecanismo para generar las condiciones idóneas para retomar el poder político. Esto no ha generado otra situación que la pérdida de calidad de vida de todo el pueblo venezolano. 

El bloqueo es un arma económica contra el gobierno de Venezuela, pero que ha afectado a toda la población. Según la Convención de Ginebra de 1949, cualquier medida que infringe daño a toda una población es un crimen de guerra. 

Venezuela no puede comprar suministros médicos sencillamente, no puede transportarlos fácilmente, ni utilizarlos en sus sistemas de salud público. El embargo, aún más en estos tiempos de covid-19, no solo es un crimen de guerra, sino que también es un crimen de lesa humanidad como lo define la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas (1947).

La economía venezolana depende de la exportación de petróleo para generar los ingresos necesarios para importar bienes. Con la caída de los precios del petróleo entre 2014 y 2018 llegó un ataque directo a Venezuela por parte de Estados Unidos, que impuso una nueva ronda de sanciones unilaterales. Estas sanciones impidieron que las compañías petroleras y las empresas de transporte hicieran negocios con Venezuela. 

Los bienes de consumo masivos dependen fuertemente de la importación y las empresas importadoras que son las que controlan la oferta. Esta situación es el trasfondo de una forma muy concreta de la guerra económica: la hiperinflación. 

La gran burguesía que controla los alimentos es la que presiona al alza de precios, principalmente por dos vías: desabastecimiento de productos básicos y especulación con la moneda. Luego de 2017, en promedio los precios aumentaron más de 2% diariamente, con picos en 2018 y principios de 2019. Esto se explica porque los grandes proveedores de alimentos remarcan los precios en base a la cotización del dólar paralelo que publica Dólar Today

Política vs guerra 

El 6 de diciembre puede ser un punto de cierre del ciclo político iniciado en 2016 con la victoria parlamentaria del antichavismo en las elecciones de diciembre del año anterior. La unidad nacional y el diálogo entre los venezolanos para recuperar el país económicamente es una oportunidad para el chavismo. 

Las elecciones parlamentarias como un desafío impostergable para restituir la paz y la reconciliación nacional, frente a las fracciones políticas que apuestan por la guerra y maniobras desestabilizadoras.

Por un lado, la sociedad venezolana podrá dejar sin efecto todo intento radical de la oposición golpista, y por el otro, establecer una  nueva Asamblea Nacional, con presencia de partidos de la oposición democrática y del chavismo, para relegitimar una Asamblea Nacional en crisis, y recuperar a una Venezuela fragilizada a costa de los bloqueos, sanciones internacionales, e intentos de golpe. 

Para lograr eso, el presidente Nicolás Maduro encabezó procesos de diálogos con sectores de la oposición y entabló conversaciones con líderes y políticos extranjeros que puedan servir de veedores en el proceso electoral

En la Reunión de Alto Nivel en el 75º Aniversario de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Maduro ratificó su invitación al secretario General de esta Organización, António Guterres, para que envíe a Venezuela una comisión técnica de apoyo y acompañamiento de cara a las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre.

El chavismo puede instalar una nueva correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional sumando a una oposición que ha decidido correrse de la estrategia definida por Washington y participar en la arena política. 

Entre los sectores de oposición que decidieron dejar las recetas desestabilizadoras y hacer política dentro de los marcos institucionales se encuentran viejos conocidos y también nuevos actores que comenzaron a llenar el vacío dejado por quienes lideraron la extinta Mesa de Unidad Democrática (MUD).

Uno de esos viejos conocidos es Henri Falcón, presidente de Avanzada Progresista, quién señaló que “se trata de avanzar en función de construir y no en función de destruir; por eso siempre nos verán alejados de cualquier planteamiento que convoque a la violencia, al error, aquellas propuestas sin ningún destino, sin ningún efecto positivo para las grandes mayorías”.

Además de una re-legitimización del órgano legislativo y un escenario de dialogo sobre la violencia política, una victoria del chavismo en la Asamblea Nacional será estratégica para fortalecer los acuerdos de cooperación para enfrentar al bloqueo de los Estados Unidos. 

Sin duda, es necesario para Venezuela relegitimar la Asamblea Nacional y emprender el camino a un reconocimiento internacional que ayude a poner fin al asedio que el gobierno estadounidense y sus aliados sostienen a través de las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo.