#23A: En vísperas de una movilización histórica

La marcha en defensa de la universidad pública logró congregar a diversos sectores, desde la CGT hasta la UTEP. Claves de lo que será la cuarta movilización masiva de la era Milei.

A tan solo cuatro meses de haber asumido, la presidencia de Javier Milei ya cuenta con tres movilizaciones masivas (sin contar una gran variedad de pequeñas movilizaciones en todo el país).

El primero fue el paro nacional convocado por la CGT a finales de enero al que se plegaron las dos CTA, la UTEP, y diferentes organizaciones sociales y políticas. La segunda fue el 8 de marzo que llenó la Plaza Congreso (y diferentes puntos del país) con una enorme marea feminista que recordó a los momentos más activos del movimiento de mujeres. Y la tercera fue el 24 de marzo, en un marco de discursos oficiales negacionistas, con una plaza colmada por la consigna del Nunca Más y la defensa de los derechos humanos.

Los ejes de convocatoria fueron claves: trabajo y salario, mujeres y diversidades, y la agenda de los derechos humanos. Los principales núcleos de ataque de la fuerza política gobernante. Cada una de estas movilizaciones contó con algún tipo de provocación. En la marcha de enero, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se jugaba a todo o nada en la aplicación del protocolo antipiquetes. El desborde de la manifestación garantizo su fracaso.

En la movilización del 8 de marzo, el gobierno decidió cerrar el Salón de las Mujeres en la Casa Rosada y dar inicio al Salón de los Próceres, mayoritariamente varones y con presencias polémicas como la del exmandatario Carlos Menem. El 24 de Marzo, las cuentas oficiales del gobierno lanzaron un video que pretendió reinstalar la vieja Teoría de los dos demonios y negar el número de detenidos desaparecidos. Las provocaciones fueron humo para la tribuna propia y solo ensalzaron las masivas convocatorias.

El mes de abril cerrará con otra masiva concentración en las puertas de Congreso Nacional. El marco en el que se desarrollará cuenta con todos los condimentos de las movilizaciones anteriores. Un eje denostado por el gobierno nacional: la educación pública. Provocaciones: constantes posteos y reposteos del presidente denunciando “adoctrinamiento”, pedido de auditorías, acusaciones de “curro”, advertencias de aplicar el protocolo antipiquetes.

Y al igual que las manifestaciones anteriores, la citada para el 23 de abril contará con apoyos muy variados, incluso de sectores que en otras circunstancias no se hubiese plegado a la movida, pero que encuentran en ella la vía para vehiculizar una gran variedad de descontentos con el actual gobierno.

Este martes puede darse una movilización histórica que tiene como eje central a las universidades, pero que aglutina a todo el arco educativo y más aún, todo sector de la sociedad que depende o ha dependido de profesionales instruidos en establecimientos públicos. Una movilización bisagra, la cuarta. Promedio de una por mes.

Muera la inteligencia

Una trastocada anécdota cuenta que en pleno inicio de la Guerra Civil Española, el general José Millán Astray irrumpió con sus hombres en la Universidad de Salamanca, donde daba clases el célebre filósofo Miguel de Unamuno. El general irrumpió la clase al grito de “Muera la inteligencia, viva la muerte”. Unamuno respondió su famosa frase: “Venceréis, pero no convenceréis”.

Las circunstancias de la anécdota son ampliamente discutidas por periodistas e historiadores; sin embargo, todos coinciden en algo, quizá Millán Astray no dijo “Muera la inteligencia”, pero la alternativa es que dijo “Mueran los intelectuales”. El punto de ataque es claro, el objetivo del ataque es oscuro, turbio y conservador, todo lo que es el fascismo para la cultura.

Dos de los mentores ideológicos de Javier Milei, nos referimos a Martín Krause y Alberto Benegas Lynch (h), escribieron en 1994 el ensayo “El derecho de enseñar y aprender. En el mismo diagnostican una educación pública costosa para el Estado, de baja calidad y secuestrada por los sindicatos.

Dentro de sus conclusiones proponen: “aprobar un proyecto que implemente la privatización de todos los establecimientos educativos nacionales (universidades, escuelas superiores normales e institutos superiores, etcétera) mediante la distribución de acciones a los empleados y padres de alumnos y garanticé la libertad curricular y la metodológica. Cada establecimiento sería libre de implementar su propia oferta educativa y probar el éxito o fracaso de esta”.

Luego agrega: “Las provincias deberían implementar los programas de vales mencionados antes, de modo que permitieran una adecuada transición hacia el nuevo sistema de libertad de enseñanza”. De aquí la idea de los famosos vouchers educativos que fueron eje de campaña. La privatización de los establecimientos educativos es parte del ADN del núcleo duro del gobierno nacional. El modus operandi para lograrlo es ya conocido: desfinanciar y ahogar al punto de no dar otro remedio que la privatización.

El intento más reciente de algo similar fue llevado a cabo en marzo del 2001 por Ricardo López Murphy, quien había asumido la cartera de Economía y propuso la reducción presupuestaria en el área educativa, en donde se planteaba, por ejemplo, suprimir transferencias de fondos al rectorado de la Universidad de Buenos Aires. Estas medidas significaron un recorte del 5 % en materia educativa. Este anuncio provocó protestas estudiantiles y llevó al presidente De la Rúa a pedir la renuncia de López Murphy pocos días después de haber anunciado el plan económico.

Lo propuesto por Milei va en la misma sintonía. Un ministro de Economía con facultades extraordinarias para desfinanciar todo fondo y presupuesto que camine por ahí, un secretario de Educación al que casi no se le conoce la voz, y un ministerio de Capital Humano que contempla bajo su ala áreas del Estado muy disímiles, que van desde la asistencia social hasta la regulación laboral, algo inabarcable en la dinámica social argentina.

La reacción de los sectores educativos se fue macerando de a poco, desde rectores hasta centros de estudiantes, desde la UBA  a la UADE (pilar histórico y simbólico de la privatización universitaria y la profesión al servicio del capital).

“Va a ser muy difícil que hay un segundo cuatrimestre si no se actualizan los fondos de funcionamiento. Hay que pensar que estos fondos están congelados al 2023 con una inflación interanual que bordea el 300%, es decir, un cuatro del valor real de lo que teníamos el año pasado. Esto es lo que queremos marcar”, explica Guillermo Montero, decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.

Estaba acordado entre el gobierno anterior y el CIN (Consejo Interuniversitario Nacional) un reajuste de los fondos de funcionamiento del 170%, que estaba por debajo de la inflación, pero siempre hay refuerzos. Este gobierno decisión congelar nominalmente el presupuesto a enero del 2023”, agrega Montero.

El gobierno dio cuenta de la gestación de una multitudinaria movilización con aceptación de amplios sectores y pregonó un principio de acuerdo durante el jueves de la semana pasada, lo que fue desmentido por las autoridades universitarias afirmando que el comunicado de Capital Humano fue inconsulto.

Las universidades vieron con buenos ojos la apertura al diálogo del gobierno, pero lo consideraron insuficiente y aun en proceso. El primer intento de bajar la movilización fracasó, ya que Capital Humano solo hablo de presupuesto para servicios sin contemplar la necesidad de subas salariales y presupuesto para programas, como por ejemplo, los necesarios para la constante actividad de los hospitales escuela.

La movilización fue tomando forma con clases públicas, masivas asambleas estudiantiles y diferentes actividades. El gobierno nacional en las últimas horas recurrió nuevamente a la provocación. El ministro de Economía, Luis Caputo, apuntó con dureza y calificó el reclamo por el recorte presupuestario como “un berrinche”. “La política es un negocio para muchos, no un servicio público” y apuntando contra el reclamo universitario, señaló que “el berrinche es el mismo que el de otros sectores que ven afectado ‘su negocio'”. Todo por su cuenta de X, como es de costumbre.

Por su parte,  la ministra de Seguridad confirmó que el Gobierno prevé aplicar el procedimiento para evitar los cortes de tránsito, pero admitió que dependerá de la cantidad de gente que participe. “Pueden querer generar una situación para movilizarse de acá a la eternidad”, dijo. La frutilla del postre la dará seguramente el mismísimo presidente durante la cadena nacional que tiene prevista dar para hoy a la noche, donde dará anuncios en materia económica y se espera que haga mención al conflicto.

Sin dudas, la educación pública, aun en su forma más denostada, es un valor arraigado en toda ilusión del buen vivir de los argentinos. Educación pública y gratuita, de calidad, cuna de grandes profesionales. Educación a cuestionar, pero nunca a cerrar o cercenar. Educación con raíces fuertes y duraderas, no aptas para cualquier motosierra.