En el marco de la 7ma marcha a Lago Escondido, el magnate británico Joe Lewis mandó a su patota para golpear a los manifestantes. La policía de Río Negro no impidió el accionar de la patota de Lewis, ni garantizó el libre acceso al lago espejo, como lo establece la justicia de la provincia.
“El jefe de la Policía y la ministra de Seguridad debieron resguardar la vida y la salud de los ciudadanos y acatar la orden judicial emitida el día anterior por el juez de amparo de San Carlos de Bariloche, quien dispuso que se garantizara la integridad física de todas las personas”, indicaron desde el entorno de la ex senadora por Río Negro, Magdalena Odarda.
La exlegisladora pidió la renuncia de la ministra de Seguridad de esa provincia, Betiana Minor, y de su jefe de Policía, Osvaldo Telleria, por «omitir actuar» ante los «ataques efectuados por un grupo de personas» contra los manifestantes que intentaban ingresar a ese espejo de agua por el camino de Tacuifí.
“Lewis construyó su mansión sobre el Camino de Tacuifí en complicidad con funcionarios corruptos de Río Negro que lo permitieron luego de 1996, además de hacerse de los últimos 3 kilómetros del camino vecinal para usarlo como parte de su ‘camino privado'”, denunció Odarda.
La agresión denunciada por participantes y organizadores de la protesta ocurrió cuando los manifestantes intentaron ingresar al Camino del Tacuifí, uno de los accesos al espejo de agua, prohibido para el tránsito público. Las ocho personas con heridas de distinta gravedad fueron derivadas a un centro de salud de la localidad de El Foyel.