Con el primer año de gestión del presidente Gabriel Boric, se torna necesario hacer un balance. El primer item no es del todo positivo ya que los niveles de aprobación rondan el 36%, números que no son muy auspiciosos.
A la falta de experiencia para llevar adelante su gestion, hay que sumarle que el mandatario ha tenido que gobernar con un parlamento que es más bien opositor, por lo cual se encuentra en minoría lo que ha generado que varias propuestas hechas por su gobierno no sean aprobadas.
Es el caso de los sucedido el miércoles 8 de marzo, día que el Ejecutivo sufrió un duro revés, cuando la Cámara de Diputados rechazó su propuesta para legislar una reforma tributaria, uno de los proyectos más emblemáticos de la actual administración. Con ello el gobierno pensaba financiar varias reformas sociales y pretendía recaudar un 3,6% del PIB en cuatro años (unos 10.000 millones de dólares) para inversiones públicas.
Pero sin lugar a dudas, en sus primeros días de gobierno, el capítulo más importante y altisonante de este año de gobierno fue el intento de lograr una reforma de la constitución. El proceso venía heredado previo a su gestión. La asamblea constituyente venía debatiendo hace más de un año un texto de los más avanzados en latinoamérica que consagra a Chile como un estado plurinacional, dándole un reconocimiento histórico a los pueblos originarios, como así garantiza reformas en la educación y en la salud, que daban por tierra con la constitución de tono neoliberal heredada del pinochetismo.
Esta nueva constitución una vez finalizada fue sometida a un referéndum. Durante la campaña la derecha desplegó una batería de propaganda feroz contra el texto constitucional diciendo que era demasiado de izquierda e intento de demonizar o de cualquier forma.
El presidente claramente se inclinó por el “si” contra el “no” que sostenía la derecha, el cual terminó imponiéndose, lo que significó un duro revés para su figura. El presidente trató de salvar su legitimidad diciendo que por lo menos existía la voluntad por generar un nuevo proceso de reforma, el cual se encuentra en marcha pero con características bien diferentes a como fuera la primera experiencia. Ahora son los partidos del sistema quienes tienen la sortija para elaborar un nuevo texto constitucional.
Otras de las medidas que llevó adelante el Gobierno de Gabriel Boric fue el cierre de “Fundición ventanas” que pertenece a Codelco la empresa que explota el cobre en Chile y es propiedad del estado. Este lugar fue por años el icono de la contaminación ambiental. Y siendo fiel a su programa electoral de fuerte contenido de defensa del medio ambiente, fue que se tomó la medida ya que el mandatario había expresado que “hay que terminar con las zonas de sacrificio”.
Para ser un gobierno de izquierda ha tenido una política errática en términos de relaciones exteriores al hacer declaraciones públicas muy fuertes contra los gobiernos de Venezuela y Nicaragua. En una visita de Nueva York donde dio una charla en una universidad sostuvo: “Me enoja cuando eres de izquierda y puedes condenar las violaciones de derecho humanos en Yemen o en El Salvador, pero no puedes hablar de Venezuela o Nicaragua…”. Su postura sobre Venezuela lo ha enfrentado con el ala más extrema, el Partido Comunista de la coalición que lo llevó al gobierno.
Este mismo viernes, un día antes del primer aniversario, el mandatario anunció el segundo cambio de gabinete de su período, que incluyó la salida de la ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola. Urrejola fue reemplazada por Alberto van Klaveren, diplomático de amplia trayectoria ligado a los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet y cercano a los partidos de centroizquierda.
Lo que muestra cierto viraje en la composición del gobierno que se vuelca más a la derecha que a la izquierda en política exterior. Pero no fue solo este el reemplazo en su gabinete, sino que hubo cuatro cambios más en Obras Públicas, Cultura, Deportes y Ciencias algo que es leído como un intento de relanzar su gestión y que busca avanzar en la dirección de construir nuevos equilibrios en la coalición de gobierno.
En materia económica, en contra de las expectativas, 2022 terminó con buenas noticias en el ámbito económico para Chile. El gobierno de Boric logró un superávit fiscal, algo que no se observaba desde hace una década en el país sudamericano. El saldo positivo en las cuentas fiscales se explica por un importante ajuste del gasto público tras el fuerte desembolso realizado en los años 2020 y 2021 para hacer frente a la pandemia de covid-19. También en materia económica ha recibido una fuerte inversión extranjera, y ha tenido una inflación tendiente a la baja. Quizás su mayor acierto ha sido lograr la gratuidad total en las atenciones de salud.
“La salud tiene que ser un derecho que no esté condicionado por el tamaño de las billeteras de las familias“, dijo Boric al anunciar la medida, que implica una inversión fiscal de unos 21 millones de dólares al año.
El balance de este primer año de gestión muestran un Presidente moderado que ha tenido algunos logros en materia social y política, pero son muchas las deudas que tiene con lo que fuera su programa de gobierno al asumir la presidencia.
Las posibilidades aún se sostienen pero hace falta más para poder estar a la altura de las expectativas que había generado con su propio electorado y con quienes desde otro países veían en su figura un joven presidente que podría llevar a Chile a ser una una referencia de los nuevos progresismos que han triunfado en la región en los últimos tiempos. Es solo un primer año de gobierno que marca una tendencia pero que no puede ser la definitiva. Mucho va a depender también que suceda con el nuevo proceso constituyente que está en marcha, si ,logra aprobarse, puede darle más margen para desterrar las bases del estado pinochetista.
Pero a su vez también hará falta un mayor grado de voluntad política para llevar adelante reformas estructurales que son las que el pueblo chileno manifestó en las grandes movilizaciones del 2019 cuando fuera el gran estallido social.