Nuevas figuras la izquierda brasileña darán pelea en San Pablo, Porto Alegre y Recife. En las elecciones del 15 de noviembre los candidatos de Jair Bolsonaro fueron derrotados en ciudades importantes, al tiempo que resurgieron las opciones conservadoras.
Este domingo 29 de noviembre se realizará la segunda vuelta de las elecciones municipales en 58 ciudades de Brasil. Entre las capitales que aún no definieron a sus autoridades se encuentran San Pablo, Porto Alegre y Recife, tres ciudades que se detacan por el perfil de los candidatos y candidatas que darán pelea a las figuras tradicionales.
San Pablo
En la ciudad más poblada de Brasil, donde votan cerca de siete millones de personas, el actual alcalde Bruno Covas del PSDB definirá contra el candidato del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) Guilherme Boulos. Lo que a comienzo de la campaña parecía imposible, finalmente se concretó: Boulos alcanzó el segundo lugar detrás de Covas con un 25% de los votos, apoyado en una estrategia vía redes sociales y en las periferias de la ciudad.
Guilherme Boulos es una de las figuras más jóvenes de esta elección y encabeza la fórmula junto a la ex alcaldesa Luiza Erundina. Boulos comenzó su militancia en el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST). Aún sin experiencia en gestión pública pero con un amplio recorrido entre los sectores populares, Boulos tuvo su primera participación electoral en 2018, cuando se presentó como candidato a presidente por el PSOL.
Sin una votación significativa, Boulos no dudó en acompañar las candidaturas de Fernando Haddad y Manuela D’Ávila que enfrentarían en el segundo turno al actual presidente Jair Boilsonaro. Antes inclusive de la definición, Boulos estuvo presente en el Sindicato de los Metalúrgicos en San Bernardo do Campo el 7 de abril de ese mismo año, cuando una decisión judicial llevó a la prisión del ex presidente Luis Inácio Lula Da Silva y le impidió participar en los comicios de octubre. También se hizo presente más de un año y medio después, en el mismo escenario, cuando otra decisión judicial ordenó la libertad de Lula.
Ahora Boulos aparece como la cara del progresismo dará batalla a la derecha paulista en una elección particular, atravesada por la pandemia y por la vergonzosa campaña de desinformación de la autodenominada “prensa libre”. A menos de 24 horas de que se habiliten las urnas, el propio candidato informó a través de sus redes que no podrá participar del tramo final de la campaña por haber dado positivo para Covid19.
Porto Alegre
En la capital de Río Grande do Sul, cuya tradición progresista difiere con la de San Pablo por haber sido sede del Foro Social Mundial y por contar con un histórico de gestiones de izquierda, la ex candidata a la vicepresidencia Manuela D’Ávila del Partido Comunista do Brasil enfrentará este domingo al candidato Sebastião Melo del MDB.
Manuela es periodista y comenzó su militancia cuando todavía era estudiante universitaria en 1999, en la Unión de la Juventud Socialista, brazo estudiantil del Partido Comunista do Brasil al cual se afilió en el 2001. Desde ese año y hasta el 2003, Manuela llegó a ser vicepresidente de la Unión Nacional dos Estudiantes, lo cual le dio una proyección política nacional. En 2004 y con 23 años, fue elegida concejala por Porto Alegre y pasó a ser la legisladora más joven de la historia del municipio.
La hoy candidata a alcaldesa fue también dos veces diputada federal, entre 2007 y 2015 y se destacó por proyectos dirigidos al sector estudiantil como la aprobación del Estatuto de la Juventud, que garantiza derechos y deberes a jóvenes estudiantes de todo Brasil. También fue diputada estadual por Río Grande do Sul entre 2015 y 2019 y dos veces candidata a alcaldesa por Porto Alegre.
En esta oportunidad, como ocurrió siendo candidata junto a Fernando Haddad, las fake news fueron la principal estrategia de campaña de sus adversarios políticos, que ven en la figura de Manuela el fin de los negocios para unos pocos en una de las capitales más prósperas de Brasil. Manuela supo utilizar las redes sociales como herramienta fundamental para desmentir la agresiva campaña de difamación que agitó Sebastião Melo.
Recife
En la capital del estado de Pernambuco la disputa dejó de ser política para transformarse en una pelea familiar que hoy tiene a dos primos en la carrera por la alcaldía. Se trata de João Campos, del PSB, y Marilia Arraes, del PT, ambas figuras muy jóvenes y con una trayectoria en la política muy basta al tratarse de hijo y sobrina del ex Gobernador Eduardo Campos.
Marilia comenzó su militancia en el movimiento estudiantil, llegó a ser diputada estadual y actualmente es diputada federal por Pernambuco. En el año 2014, acusó a su tío Eduardo Campos, padre de su actual adversario, de manejar el partido a su antojo y de hacer cualquier cosa por mantenerse en el poder. Decidió dejar el PSB y en 2016 se afilió al Partido dos Trabalhadores, confirmando la división dentro de la familia.
En la elección del 15 de noviembre, Marilia quedó en segundo puesto por detrás de su primo y las encuestas muestran un empate técnico con João Campos a menos de 24 horas de los comicios. En lo que va de la campaña, la disputa fue subiendo de tono y, así como le sucedió a Manuela D’Ávila en Porto Alegre, Marilia comenzó a ser blanco de mentiras impulsadas desde el entorno de su adversario, quien logró crecer en las encuestas justamente a partir de la campaña de fake news.
A su vez, surgieron denuncias de empleados de la alcaldía de Recife sobre la presión de las autoridades para sumar apoyo a la campaña de João Campos. Tanto esta como otras acusaciones de ambos lados llegaron a la justicia electoral de Pernambuco y lograron el rótulo mediático de la campaña “más caliente del país”, con el apoyo de las izquierdas dividido y con una pelea familiar que parece no tener retorno.
Aún con las particularidades presentes en cada uno de los municipios, la segunda vuelta de las elecciones promete un domingo electrizante a la espera de los resultados en estas tres ciudades. En un contexto de derrota humillante del bolsonarismo y de resurgimiento de los partidos y candidaturas más tradicionales, la izquierda promete dar pelea y se perfila como adversaria de cara a las presidenciales de 2022.