El suicidio de Santiago “Morro” García abre un debate sobre la depresión en el deporte y el miedo de los deportistas a ser estigmatizados.
Por Facundo Campos
Foto: @ClubGodoyCruz
¿Por qué es un tema tabú hablar de depresión en el deporte? Una encuesta realizada en la página Argentina Dorada revela que 2 de cada 10 deportistas de alto rendimiento padecen esta enfermedad.
“Los jugadores no somos robots”, había declarado el Morro en 2019. En relación a que muchas veces se cree que el deportista es inmune a todo y se subestima la importancia de la salud mental.
En diálogo con ARGMedios, el psicólogo clínico Rodrigo Reynoso explica que “la depresión es una enfermedad muda porque va creciendo dentro de la persona y generalmente pasa desapercibida. Vivimos en una sociedad que nos dcie que tenemos que estar bien y nos incita a disimular nuestros síntomas, ocultar las dolencias del alma y eso provoca que la persona se aísle y caiga en su propia trampa sin pedir la ayuda necesaria a tiempo”.
Si en la sociedad las personas que realizan cualquier otra actividad son reacias a exteriorizar lo que les sucede, en el deporte ese miedo a pedir ayuda se acrecienta más. La psicóloga clínica Cynthia Inger, que trabajó en River durante la primera presidencia de José María Aguilar, sostiene que “a los deportistas les cuesta expresar sus emociones”, sobre todo aquellas expresiones de afectividad “que no se suelen caratular como positivas” como tristeza, enojo o fastidio.
Acerca de su experiencia en la institución de Nuñez, Inger destaca que River fue uno de los primeros clubes de Argentina que tuvo un equipo de psicólogos. “Cuando arrancamos a trabajar hicimos un proyecto para articular lo individual, grupal y deportivo. Muchos de los chicos que pasaron por las inferiores siguen en contacto contándonos qué fue de sus vidas. A nosotros no nos preocupaba el rendimiento en la cancha sino la parte humana; trabajábamos todo: desde el chico que extrañaba a los padres al que estaba triste porque no jugaba o le iba mal en el colegio”.
La primera exigencia suele aparacer al momento de ser fichado por un club, en donde en caso de no lograrlo, el deportista acarrea fuertes sensaciones de frustración. Estas repercusiones emocionales regularmente derivan en cuadros clínicos agudos.
Inger detalló la importancia sobre la formación en clínica de niños y adolescentes. “Hablamos de un niño que elige ser deportista pero no se tiene que perder de vista que es un niño, hay que entender primero eso. Las presiones con las que conviven son presiones del mundo adulto, no tienen por qué estar en la cabeza de ellos”.
Al respecto, contó una experiencia particular que ilustra lo difícil que puede ser para un joven futbolista quedar fuera de un club tan importante como River. “La angustia pasaba porque tenía que volver a su pueblo y la gente se enterara de que lo habían dejado libre. Cuando él quedó en el club en su ciudad le hicieron una fiesta increíble y lo trataban como el orgullo del pueblo, entonces en lo único que ese chico pensaba era en la vergüenza que le daba volver y que supieran que no jugaba más. Esto es una locura en la cabeza en un adolescente de 17 años”.
Durante el transcurso de su carrera, el deportista se enfrenta a diferentes niveles de exigencia que le ocasionan nuevos niveles de estrés. En este sentido, Reynoso hace hincapié y recalca que “en un mundo exitista, donde se nos exige el resultado de la inmediatez y hay una falta de tolerancia a la espera, puede acrecentar cuadros como la depresión”.
La carrera del deportista es corta y a la vez muy vertiginosa, atraviesa por varios sucesos cambiantes y de alta exposición, que luego encuentran su fin a corta edad. Esto hace que algunos puedan sobrellevarlos, pero otros sufran ese pasaje de estar en la cima al olvido, lo que puede derivar en un desenlace trágico como ocurrió con el ex jugador de fútbol Julio César Toresani, quien se quitó la vida en 2019.
En otros casos, algunos pudieron pedir ayuda a tiempo como Matías Almeyda, quien reconoció el padecimiento de esta enfermedad a raíz de un dibujo de su hija: la niña lo había retratado como un león viejo y cansado.
Almeyda habló con Infobae hace dos años sobre ese momento de su vida y dijo: “solo te enseñan a jugar al fútbol, pocos están en el detalle de cuando un jugador está por terminar su carrera, me hice entrenador por muchos motivos, pero uno fue ese. El jugador es un ser humano que siente, que llora, que tiene problemas personales, es como una persona cualquiera, pasé un momento de tristeza grande, de depresión, pero lo pude superar gracias a los psicólogos, los amigos y mi familia”.
Michael Phelps es el deportista olímpico con más medallas de la historia con un total de 28 en natación, también sufrió de esta enfermedad y se sinceró en una entrevista. “Era un tren fuera de control, no tenía autoestima, hubo momentos en los que no quería estar aquí, eso no era bueno, me sentía perdido, fue extraño ir de lo más alto, de estar en lo máximo a decir ¿qué hago ahora? No estaba motivado, engordé 12 kilos, durante mucho tiempo no hice nada, literalmente nada, es un momento angustioso, por suerte tengo la mejor esposa del mundo, es mi todo, es mi cable a tierra y me ayuda todos los días”.
Inger hace referencia al retiro y explica que “es durísimo”, y que “hay que ir preparando la cabeza de un deportista, porque es una carrera muy corta. Es importante que mientras están en actividad piensen en buscar qué van a hacer después para que cuando llegue el momento de dejar no caigan en un agujero y tengan un proyecto post-retiro”.
Reynoso agregó: “desde los lugares de poder hay una especie de uso hacia el deportista, en donde lo que habría que hacer es ir donándole herramientas para que le permitan saber que eso es solo una etapa en la vida”.