Se cumple un año de la desaparición de Facundo Astudillo Castro, el joven de 22 años que fue visto por última vez mientras hacía dedo para llegar desde su localidad natal, Pedro Luro, hasta Bahía Blanca. Posteriormente, distintas pruebas y testimonios confirmaron que Facundo fue detenido por la policía de la provincia de Buenos Aires, posiblemente golpeado y alojado en alguna comisaría del Partido de Villarino.
Su madre, Cristina Castro, habló en exclusiva con ARG Medios y aseguró que hay novedades que apuntan nuevamente contra la policía: “En los teléfonos que entregaron los policías ´aparecieron cosas´. Cuando los fiscales me comunican algo así, significa un avance para la causa, pero para mí es un golpe al alma”.
“Tenemos una jueza que lamentablemente ha sido parcial en todo sentido y que no debería ser ni siquiera jueza. Sabemos a todo lo que nos enfrentamos. No vamos a ceder ni un poquito hasta que encontremos justicia” afirma Cristina, y agrega que el objetivo no está solo en los policías responsables de la desaparición de su hijo, sino también “el sector político y ciudadanos comunes que ayudaron a encubrir esto, como por ejemplo funcionarios del municipio de Villarino, testigos falsos… Todos tienen que ir tras las rejas”.
Cuatro meses después de su desaparición, el cuerpo de Facundo fue encontrado sin vida en un cangrejal, cerca de la localidad de Villarino Viejo. Los restos, en estado esquelético, aparecieron sin la ropa y sin la mochila que llevaba el joven al momento de desaparecer. Además, en ese lugar caracterizado por ser una especie de pantano de muy difícil acceso, también se encontraron otros huesos humanos y una de las zapatillas de Facundo en estado impecable. A pocas semanas de haberse encontrado los restos, pescadores de la zona encontraron también la mochila del joven en esa misma escena: dentro estaban todas sus pertenencias, solo faltaba su DNI y su tarjeta de débito.
Durante esos días turbulentos, con la angustia de un nuevo desaparecido en democracia, la fiscalía que acompañó la causa —integrada por los abogados Leandro Aparicio y Luciano Peretto— descubrió una pieza fundamental en el caso: un automóvil de la policía local de Bahía Blanca se había trasladado hacia ese lugar inhóspito una semana después de la desaparición de Facundo. Permaneció al menos 30 minutos a exactos 800 metros de donde se encontraría más tarde el cuerpo de Facundo.
No solo eso, sino que en ese automóvil oficial se descubrió gran parte de la piedra turmalina que llevaba el joven colgada en su cuello. El resto de esa piedra fue hallado en un calabozo en desuso en la comisaría de Teniente Origone, todo gracias al trabajo destacable del perito Marcos Herrero y su perro rastreador, Yatel.
“Yatel fue indispensable. Yo digo que fue el ángel de cuatro patas que nos acompañó. Creo que una de las principales pruebas es el amuleto de Facu, esa vaquita de San Antonio que es tan importante para nuestra familia, que fue encontrada en un calabozo abandonado”, relata Cristina en diálogo con ARG Medios.
En la misma comisaría se reconoció esa otra pertenencia de Facundo, un amuleto con forma de Vaquita de San Antonio, que le había regalado su abuela antes de fallecer. El joven la llevaba siempre en su mochila y su familia conservaba otra réplica en su poder, por lo cual pudo ser identificada con exactitud.
“Y yo siempre les digo, recuerden que esa turmalina no estaba en cualquier lado, estaba en el baúl de un auto. Cosa que me hace pensar cuántas cosas le hicieron a mi hijo, hasta que le quitaron la vida. Son muchas preguntas que todavía no tengo respuestas, mucha tristeza y mucho dolor en el alma. Porque nadie tiene derecho de quitarle la vida a nadie, ni de encubrir semejante atrocidad”, remarca Cristina..
Los policías siguen en sus puestos
Los policías que dijeron haber levantado a Facundo de la ruta recién dieron su testimonio un mes y medio después de la desaparición del joven. En sus declaraciones se contradijeron mutuamente. También se conocieron conversaciones sospechosas entre ellos y una de las policías, Jana Curuhinca, borró en su teléfono la foto del DNI de Facundo, algo que la policía había negado tener en su poder. Todos los policías implicados permanecen en funciones.
¿Cómo es posible que no se haya logrado imputar o detener a tan solo uno de los principales sospechosos de la desaparición de Facundo Astudillo Castro? La jueza de la causa, María Gabriela Marrón, ya lleva tres pedidos de apartamiento por desempeño “parcial” en la investigación, y la Cámara Federal de Bahía Blanca insiste en sostenerla.
“Los policías siguen trabajando. Algunos están en Patagones, siguen portando armas y siguen cobrando sus sueldos. Siguen visitando a sus padres, a sus hijos y disfrutando con sus amigos, algo que no le permitieron a Facu”, reclama Cristina.
Sin ningún tipo de sanciones, los principales sospechosos de la muerte de Facundo atemorizan a algunos testigos claves de la causa. De hecho, el pasado 22 de marzo desapareció uno de los testigos protegidos de la causa. A las horas de que se denunciara el hecho lograron ubicarlo con vida. La madre de Facundo y sus abogados aseguran que el testigo “vive hostigado y amenazado de muerte” por la policía bonaerense.
“Estoy segura que el testigo protegido apareció por la presión que logramos desde las redes. Estuvo 12 horas desaparecido y viene denunciado reiteradamente que la policía lo amenaza”, describe Cristina.
Para la mujer, los desaparecidos en democracia constituyen “una vena de la dictadura que no hemos podido erradicar del todo”. “Se ve en los distintos desaparecidos, en los suicidados en las comisarías, en los casos de gatillo fácil”, describe. También, en el “algo habrán hecho”, un discurso que corre para muchos de los jóvenes que terminan muertos en manos de las fuerzas de Seguridad.
“Nadie tiene derecho de quitarle la vida al otro, nadie. No es normal que te desaparezcan a un hijo, no es normal que aparezca muerto. No es normal”, sostiene Cristina, que recuerda cómo en la búsqueda de su hijo recibió ataques y señalamientos de que “hacía política”. “Los políticos no se lo tienen que tomar como algo personal, sino ponerse a disposición y pelear para que no suceda nunca más”.
El pedido de Cristina Castro por Tehuel de la Torre
Las últimas novedades en torno a la causa Facundo Astudillo Castro son alentadoras, pero todavía no se materializan en hechos concretos. En primer lugar, el fiscal Santiago Ulpiano Martínez renunció a la causa. Era uno de los principales escollos y uno de los defensores de la teoría de que el joven de 22 años había muerto en un “accidente” mientras intentaba llegar a Bahía Blanca por una ruta inusual.
Pero la jueza Gabriela Marrón permanece en su cargo. Después de varios pedidos de apartamiento, la fiscalía prepara una denuncia que será elevada a la Cámara Federal de Casación Penal.
Como si en su cuerpo todavía hubiera lugar para otras historias de desaparición y angustia, Cristina Castro pide por la aparición de Tehuel de la Torre, el joven trans que desapareció hace más de un mes cuando se dirigía a una entrevista laboral en la localidad de Alejandro Korn.
“Sigo sintiendo mucha tristeza e impotencia por Tehuel que no aparece. Porque me pongo en lugar de sus papás. Me pongo en su lugar, porque yo ya lo pasé. Hoy en día puedo ir a un cementerio y llorar, pero sé que algunos no pueden hacer eso. Entiendo la desesperación de sus papás. Me da mucha bronca e impotencia que no aparezca”, agrega la madre de Facundo, que pide que la justicia llame al perito Marcos Herrero, figura que la ayudó en su propia búsqueda.
Este 30 de abril familiares y amigos de Facundos Astudillo Castro realizarán un “bocinazo” desde la localidad de Pedro Luro, para respetar las medidas sanitarias en el marco de la pandemia. Al día siguiente, 1 de mayo, diferentes artistas y amigos del joven realizarán una intervención cultural que podrá seguirse por las redes sociales. “Siempre empezamos llorando y terminamos riendo, porque siempre alguien se acuerda de alguna anécdota de Facu. Él era así, pura alegría y muy relacionado a las actividades culturales”, recuerda Cristina.