El pasado fin de semana, en México, se llevaron adelante las primeras negociaciones entre el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y la Plataforma Unitaria de la Oposición, tras la firma del memorándum de entendimiento alcanzado entre las partes.
Noruega, que participa como mediador, manifestó que las negociaciones fueron constructivas y permitieron acordar un mecanismo amplio e incluyente de consulta con actores políticos y sociales de Venezuela. El próximo encuentro será del 3 al 6 de septiembre.
En representación del gobierno venezolano asistieron el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, y el gobernador del estado central de Miranda, Héctor Rodríguez. Por la oposición participaron referentes de las principales fuerzas, entre ellos: el exalcalde Gerardo Blyde; Carlos Vecchio por Voluntad Popular; el secretario general de Primero Justicia, Tomás Guanipa; el exdiputado Stalin González; Luis Emilio Rondón (padre) por Un Nuevo Tiempo; y Mariela Magallanes por La Causa R.
La participación de estos actores reflejó una oposición fragmentada y sin un liderazgo claro. Este sector carece de fuerza y respaldo internacional tras su decisión de no participar en los comicios legislativos de 2020.
Pero además, se evidenció una derrota de las políticas de Washington. De hecho, la estrategia de un derrocamiento a Maduro ha ido perdiendo fuerza: la Unión Europea y Estados Unidos ya demostraron su apoyo a una salida pacífica de la crisis. Incluso Guaidó perdió respaldo. La semana pasada, miembros de la oposición confirmaron que el embajador de Estados Unidos, James Story, habría fijado como fecha límite el 1 de diciembre para que Guaidó llegue a un acuerdo nacional.
As facilitator of the #Venezuela negotiation process, Norway has the pleasure of issuing the following joint statement on behalf of the Government of Venezuela and the Unitary Platform of Venezuela. pic.twitter.com/wkdd369uSN
— Norway MFA (@NorwayMFA) August 15, 2021
“Se ha querido instalar la idea de Maduro por un lado, y Juan Guaidó por el otro. Ese relato queda desplazado por la foto del diálogo. En esa foto hay 9 personas de la Plataforma Unitaria de la Oposición Venezolana, que representan a distintos partidos políticos”, explica Hernán Vargas, dirigente social del Movimiento de Pobladores de Venezuela Bolivariana.
A lo que agrega: “Los diferentes dirigentes opositores no reconocen a Guaidó como líder de la oposición venezolana. Guaidó no tiene un recorrido importante en esas formaciones opositoras. Es un outsider que los Estados Unidos pusieron como presidente de un gobierno interino que ellos definieron para poder manejar”.
Durante las negociaciones, el gobierno de Nicolás Maduro planteó algunos puntos claves como el levantamiento de todas las sanciones, el reconocimiento de las autoridades legítimas y constitucionales, y que la oposición “renuncie a la violencia”. La oposición, por su parte, solicitó la convocatoria a elecciones generales, la liberación de opositores detenidos y la suspensión de la inhabilitación política de algunos actores.
El objetivo central de estas negociaciones está puesto en lograr la estabilidad social y económica en el país de cara a las elecciones de noviembre, donde se votarán alcaldías y gobernaciones de todo el país.
¿Derrota de la estrategia de Washington?
La administración Trump supo desplegar una estrategia agresiva hacia Venezuela con el objetivo de derrotar a Maduro: el desconocimiento de las elecciones por una parte de la oposición y la comunidad internacional desde 2018, el montaje de una campaña de ayuda humanitaria, el nombramiento de Juan Guaidó como presidente interino, y las sanciones unilaterales. Todas políticas contrarias al diálogo.
“Esta mesa es una derrota de las políticas de la era Trump, que consistían en una radicalización de las sanciones unilaterales contra el pueblo venezolano con la intensión de generar un bloque que provoque una rebelión popular, o las condiciones para una intervención militar extranjera, como intentaron en 2020, o un magnicidio como en 2019”, sostiene Vargas.
Aunque Biden no modificó las sanciones contra Venezuela, parte del partido demócrata busca flexibilizar las sanciones. El pasado 12 de agosto un grupo de 19 legisladores demócratas solicitaron al secretario de Estado el levantamiento inmediato de las sanciones financieras e individuales contra el gobierno venezolano. Al tiempo que Washington aceptó el mes pasado levantar una de las sanciones para permitir a las compañías no estadounidenses exportar a Venezuela gas licuado de petróleo que es utilizado para cocinar.
Our policy towards Venezuela promotes suffering, not democracy. Along with @RepRaulGrijalva & 17 members of Congress, I sent a letter to @SecBlinken calling on the Biden Administration to lift sanctions, end politicization of US assistance & engage in direct diplomatic dialogue. pic.twitter.com/7LnoqZ9uOi
— Congressman Chuy García (@RepChuyGarcia) August 13, 2021
Tres razones por las que EEUU necesita controlar Venezuela
La hegemonía de Estados Unidos está siendo puesta a prueba por potencias emergentes como Rusia y China. Durante la pandemia, esa situación se profundizó en la carrera por la vacuna y el rol que tanto Rusia como China jugaron en la provisión de dosis a diferentes países. Venezuela es una nación clave para mantener el dominio de Estados Unidos en Latinoamérica por 3 razones: petróleo, integración e ideología.
“Estados Unidos está defendiendo a capa y espada su hegemonía contra Rusia, China y otras potencias emergentes. Venezuela es importante para Estados Unidos por el petróleo, por la importancia como figura geopolítica para la integración Latinoamérica, y porque es promotor del socialismo en la región”, argumenta Vargas.
“Venezuela es importante para Estados Unidos por el petróleo, por la importancia como figura geopolítica para la integración Latinoamérica, y porque es promotor del socialismo en la región”.
De hecho, Venezuela fue clave en varios armados de integración regional como CELAC, UNASUR, ALBA-TPC, y es promotor de las articulaciones de fuerza con China, Rusia y otras potencias emergentes. En ese sentido, el dirigente social manifiesta que “el gobierno de Estados Unidos necesita tomar control de Venezuela, necesita derrocar al gobierno, necesita vencer al chavismo, y las sanciones son la fase final de un plan para derrocar por la fuerza a la revolución bolivariana”.
La necesidad de Estados Unidos de controlar a Venezuela hace que las posibilidades de levantar las sanciones sean limitadas. “Eso significaría rendirse en su disputa por el control de su hegemonía regional”.
El camino iniciado este fin de semana en México hace posible que las elecciones de noviembre tengan un reconocimiento internacional. En principio, los 22 partidos políticos que conforman la Alianza Democrática ratificaron su participación en el proceso electoral. Una buena señal, con el ojo puesto en el fin de las sanciones contra Venezuela.