El pasado 20 de julio —día del amigo—, se produjo un evento que revolucionó las redes. Veinte años después de su lanzamiento se reestrenó Okupas, la serie de Bruno Stagnaro que marcó a toda una generación. Allá por el 2000, solo 11 capítulos alcanzaron para que Ricardo, el Pollo, Chiqui y Walter abandonaran el viejo caserón ocupado y se quedaran para siempre en la memoria colectiva.
Durante estas décadas hubo retransmisiones y podían rastrearse algunos capítulos de dudosa calidad en Youtube. Pero la espera valió la pena, y hoy una de las mejores series de la televisión argentina está disponible en la plataforma Netflix. A partir del fenómeno, charlamos con el actor Ariel Staltari, que interpreta a Walter, y nos cuenta cómo vivió el regreso de Okupas.
Soy consciente de todo lo que me dejó Okupas
“La estoy viviendo de una manera muy hermosa y diferente a lo que fue en el año 2000, cuando era muy chico y estaba dentro de esa revolución que generó la serie. Si bien creo que la revolución hoy es mucho más intensa en este reestreno, yo no soy el mismo, estoy más tranquilo y puedo disfrutarlo de otra manera; en familia y con el sabor de saber que pasaron 20 años”, explica Staltari.
La historia se centra en el día a día de Ricardo (Rodrigo de la Serna), un pibe de clase media, y tres amigos: el Pollo (Diego Alonso Gomez), compañero de la escuela, Walter (Ariel Staltari) y El Chiqui (Franco Tirri), que completan el cuarteto protagónico. Okupas marcó un antes y un después para la producción de series a nivel nacional. Con una estética y una poética novedosa, los premios recibidos en su momento y la aceptación del público —de entonces y de hoy— demuestra la calidad y potencia del relato.
“Hoy soy consciente de todo lo que me dejó Okupas, todo lo que me enseñó, y todo lo que me fortaleció como artista y eso la verdad es que me permite poder reflexionar acerca del fenómeno aunque no deja de sorprenderme. La verdad es que todo esto superó ampliamente mis expectativas, ver cómo las nuevas generaciones se fanatizan de la misma manera que en aquellos tiempos. Estoy muy feliz con todo esto”.
El escenario de fondo que ofrece la serie es la decadencia social y económica de la Argentina de finales de los 90, retratada en el paisaje urbano de Retiro, Congreso y Dock Sud (a excepción de las escenas del interior la casa). Con un presupuesto mínimo y en tiempo record, Bruno Stagnaro realizó diferentes casting para elegir a sus protagonistas, y así conoció a Staltari que había comenzado a estudiar teatro unos meses antes.
Okupas me salvó la vida
“La verdad es que haber sido elegido como uno de los cuatro protagonistas en mi vida influyó y fue determinante. Por un lado para mi carrera artística, porque a partir de eso se estableció un punto de partida y una apertura a todo un mundo. El haber encontrado el camino de la actuación y que hoy sea mi medio de vida. Después, el camino de la docencia con mi escuela de teatro, y por último, también de la mano de Bruno Stagnaro, el volverme a conectar 15 años después. Él me descubre como guionista, entonces se podría decir que esta experiencia fue determinante para mi”.
Este camino le dio a Ariel las revanchas merecidas. En el plano artístico, como co-guionista, logró el Martín Fierro de oro con Un gallo para esculapio, el único galardón que no se llevó Okupas en 2001. Pero además se trató de un episodio decisivo a nivel más personal.
“Siempre digo que me salvó la vida, porque yo venía de un tratamiento oncológico complicado, y toda esa situación no me permitía disfrutar la vida. Y todo esto me dio esa posibilidad: la de ser feliz, la posibilidad de jugar, de divertirse, y de poder olvidarme de que estaba padeciendo esa enfermedad. Por eso siempre lo digo: Okupas me salvó la vida”.
Okupas es como un buen vino
Las tratativas con Netflix duraron casi 4 años, y uno de los conflictos fue la banda sonora original de la serie que incluía canciones de Los Beatles, The Doors, Jimi Hendrix y Bob Marley. Es por eso que muchos temas fueron reemplazados por otros de Santiago Motorizado, frontman de la banda platense El mató a un policía motorizado.
Pero aún con todo resuelto, sobrevolaba una incógnita y era la respuesta del público. La repercusión no tardó en llegar: a menos de 24 horas del estreno, ya se posicionaba número 1 en las tendencias argentinas de la plataforma, inundando las redes de memes y convirtiéndose rapidamente en trending topic. Ariel nos compartió cuál es la razón por la que esta historia parece interpelar a su público con la misma potencia que décadas atrás.
“Yo creo que Okupas es como un buen vino, cuanto más añejo, mejor se pone. De la misma forma en la que yo puedo disfrutarlo hoy de otra manera, los que ya la conocían también lo disfrutan de otra forma. Y los que la descubren sienten que es un relato vigente, porque más allá del contexto en el que ocurre Okupas, es un contexto bastante parecido lamentablemente al que estamos viviendo por estos tiempos”.
Hecho por Gonzalo Zegarra pic.twitter.com/5HrXDqVRlA
— okupas fuera de contexto (@Okupas_OOC) August 4, 2021
La amistad no tiene fecha de vencimiento
“Creo que lo fundamental es la búsqueda que tienen estos chicos de su propio destino, y lo que cuenta Okupas es una gran historia de amor”, agrega Staltari. “Un gran vínculo de amistad entre cuatro pibes que se conectan en una casa, que no tienen nada que ver uno con el otro, y sin embargo, hacia el final del relato, se hace honor a esa frase del dar todo sin esperar nada a cambio, dar la vida por el otro en pos de la amistad. Y yo creo que la amistad es algo que no tienen fecha de vencimiento, no hay caducidad para la amistad, entonces creo que va a estar vigente toda la vida, porque justamente esos personajes están muy frescos y vivos y generan esa empatía que traspasa la pantalla, es tal la frescura y la poesía con la que se toca el tema de la amistad que creo que no va a morir jamás”.
La repercusión también parece tener un anclaje en las condiciones que ofrecen las redes sociales. “Ahora con el plus de que lo traducen de inmediato en esta era de la inmediatez y en las redes está todo exacerbado. Lo que antes era boca en boca, ahora las redes hacen que crezca a niveles insospechados, sumado a que trascendió fronteras, se ve en Latinoamérica, en Europa, trascendió fronteras y eso no es poco”.
Los fanáticos que vimos la serie en nuestra adolescencia o juventud no podemos negar la dosis inmensa de nostalgia, con una banda de sonido que podría haber salido de los compilados de rock nacional de fines de los 90, y las decenas de latiguillos que repetíamos y repetían nuestros amigos y que ahora, corroboramos, salieron de alguna parte de esta historia.
Por otro lado, la serie también retrata la incomodidad y complejidad de aquellas épocas para la generación del no future que vivió las consecuencias del neoliberalismo más feroz. Pero por sobre todas las cosas, se trata de una producción que lejos de vender la marginalidad generando una caricatura tercermundista de nuestras miserias (algo muy de moda y que funciona en términos de productividad), Okupas habla con la sensibilidad y la universalidad de las grandes obras.
La posibilidad de apreciar esta producción es un viaje que, sea de la generación que sea, nadie debería perderse. Bienvenidos al tren.