Pedro Castillo ha gobernado en medio de una inestabilidad política sin precedentes desde que asumió el cargo, pasando por cuatro Gabinetes y sobreviviendo a dos intentos de juicio político en solo nueve meses de mandato.
La inestabilidad política de Perú se debe a una fuerte ofensiva de la derecha contra los sectores populares, con el objetivo de resistir sistemáticamente la participación de otros actores en la política nacional.
Para ello, la derecha peruana se basa en dos mecanismos implementados por el Congreso, heredadas de la Constitución del año 1993 por parte del dictador Alberto Fujimori: la facultad del Congreso de ratificar o no los ministros que nombra el Ejecutivo y la figura de la vacancia presidencial por “incapacidad moral”.
Estas dos herramientas en un Congreso donde la oposición (y las fuerzas de derecha) son mayoría, sumado a los errores y la falta de cumplimiento de las promesas de la campaña electoral, han colocado a Pedro Castillo en una grave debilidad institucional.
Durante la primera semana de abril, el presidente enfrentó sus primeras movilizaciones en contra, motorizadas por un paro de transportistas de la Unión de Gremio de Transporte Multimodal de Perú, quienes se oponían al aumento del precio de los combustibles anunciado por el gobierno. Estas también fueron capitalizadas por la derecha, que convocó a movilizaciones en Lima y generó disturbios en diferentes instituciones políticas.
Frente a esa encrucijada, Castillo consideró que es momento de redactar una nueva Carta Magna a través de una Asamblea Constituyente y envió al Legislativo un proyecto de reforma constitucional para realizar un referéndum en octubre de este año. Allí se le consultará a la población si aprueba la convocatoria a una constituyente, para redactar una nueva Carta Magna.
En ese sentido, Zaira Arias, ex candidata a diputada y actual dirigente de Perú Libre, explicó en diálogo con AGENCIA RED GLOBAL, que producto de las movilizaciones que sufrió Pedro Castillo “es que se reactivó este pedido de una Asamblea Constitución y mandó el proyecto al Congreso”.
Y agregó: “Castillo ha perdido cierta legitimidad por errores propios, por promesas incumplidas y por alejarse de las banderas que prometió. Sin embargo, el pueblo comprende que el problema no es Castillo, sino que es nuestro marco jurídico, el problema es la constitución del dictador”.
Desde Perú Libre han sostenido la bandera de la Asamblea Constituyente durante la campaña presidencial y han acusado a Castillo de “traicionar sus promesas de campaña”.
“Hay que modificar absolutamente todo en Perú, hay que modificar el sistema político y electoral, el sistema judicial y cómo se eligen jueces y fiscales, el Tribunal Constitucional que termina siendo operadores del congreso. Debemos modificar el sistema económico, estamos en un modelo mercantilista. Se ha avalado en la Constitución artículos que protegen y brindan capitales extranjeros por sobre el interés nacional. Nuestra constitución es la más neoliberal del mundo”, expresó Arias.
Desarmar una maquinaria neoliberal
Castillo parece haber retomado la bandera de la constituyente, aunque la apuesta no es tarea sencilla. Para materializar la propuesta deberá enfrentarse al poder real que mantuvo en vigencia por más de 30 años del modelo económico neoliberal y que ha ramificado su poder en todas las instituciones peruanas.
“Hemos legado un sistema electoral y político, que delimita quién ingresa a las instituciones. Está elaborado de tal manera, que no hay representatividad. Los oportunistas crean partidos cascarones, y algunos partidos tradicionales hipotecan sus partidos a los empresarios, y así tenemos las últimas formaciones derechistas en el Congreso”, argumenta Zaira Airas.
Castillo enfrenta un golpe blando ideado por la derecha y ha resistido, por el momento, a sus diferentes herramientas: dos mociones de vacancia, una campaña mediática que no afloja, y ataques a la economía de los sectores populares.
La suba de alimentos por parte de los sectores de poder se mezcla con ataques mediáticos de los medios hegemónicos. Solo por mencionar uno de ellos, durante las últimas semanas se ha acusado al presidente de haber hecho plagio en su tesis de graduación.
El ataque de la prensa hegemónica se explica por la decisión de Castillo de quitar pauta estatal. “Los medios ya no facturan los millones y millones que facturaban antes y ahora hay una campaña mediática terrible contra el presidente”, cree Arias.
Otro de los grandes enemigos de la Asamblea Constituyente es el fujimorismo. La Constitución Política heredada de Alberto Fujimori representa la sobrevivencia de su modelo político, económico y de sus socios.
“Fujimori institucionalizó este sistema electoral que le permite sobrevivir con la complicidad de sus operadores que quedaron rezagados en todo el sistema, también con el apoyo de muchas empresas que fueron rematadas por el dictador. Es esa élite que hoy administra las empresas y apoyan a Fujimori porque le deben su fortuna”, explica la dirigenta de Perú Libre.
Castillo tiene su bala de plata: la Asamblea Constituyente. La idea de reformar la constitución se transforma en el único elemento que le puede permitir sortear los permanentes intentos de la oposición de retirarlo del cargo, y lograr terminar su mandato por el tiempo por el que fue electo, lo que en Perú se ha vuelto una misión imposible.