Por Larissa Costa y Rafaella Dotta
El Senado Federal de Brasil aprobó el jueves (17), el texto de la Medida Provisoria para la privatización de Eletrobrás. La empresa energética, ahora de propiedad estatal, es la mayor de América Latina y mostró beneficios multimillonarios en los últimos años, como presentaron algunos de los senadores. La MP fue aprobada con 42 votos a favor y 37 en contra. El texto volverá a la Cámara de Representantes antes de ser sancionado por el presidente.
El estado de Minas Gerais es uno de los que más puede sentir el impacto de la privatización. La central hidroeléctrica de Furnas, situada en Río Grande, entre los municipios de São José da Barra (MG) y São João Batista do Glória (MG), está controlada por Eletrobrás y tiene una gran influencia en la economía de las localidades de los alrededores.
Según Ricardo Fernandes, líder del Sindicato de Electricistas de Furnas (Sindifurnas), la venta puede provocar el despido masivo de unas 450 personas en la planta de Furnas. ‘‘El despido masivo es seguro. Eso va a perturbar la economía de la región, que no tiene industria’’, subraya.
El turismo depende de la relación con la presa
El lago de la presa de Furnas es conocido como el Mar de Minas y es compartido por 35 ciudades. A finales de los años 50, cuando se construyó la central eléctrica, el inmenso lago provocó la desaparición del pueblo de Guapé, que quedó sumergido y todos sus habitantes fueron trasladados a una zona más alta del municipio. En la actualidad, la presa tiene una extensión de 220 kilómetros.
Las ciudades de los alrededores se han reinventado, como es el caso del famoso Capitolio. Sin embargo, el bajo nivel del agua dificulta e incluso hace inviable el turismo, según denunció esta semana a la prensa la Asociación de Empresarios Turísticos de Capitolio (Ascatur). El bajo nivel de las aguas forma parte de una estrategia para dar prioridad a la generación de energía, pero supone un mayor riesgo para la navegación en lancha, el principal atractivo de la ciudad.
El dirigente sindical Ricardo Fernandes explica que esta situación puede ser más común con una privatización de Eletrobrás en Brasil. La preocupación por la generación de energía, y por tanto por el beneficio, es el objetivo de las empresas privadas. La pérdida de lo que denomina ‘‘uso múltiple del agua’’ también puede perjudicar a la agricultura de la región.
La factura de luz se dispara
Otro resultado esperado es el aumento de la factura eléctrica en todo el país. Las centrales de Eletrobrás generan energía para todo Brasil y tienen el compromiso de pasarla a las empresas distribuidoras locales por un precio fijo, actualmente de 53 dólares el megavatio-hora. Con su venta, el nuevo propietario puede vender la energía generada en el mercado libre, actualmente a un precio de 250 a 290 reales el megavatio hora, y se queda con quien paga.
El proceso es similar a la dolarización de la gasolina, una política implementada por el gobierno federal y que terminó encareciendo el combustible en Brasil, debido al precio internacional que se cobra aquí.
En Minas Gerais, Cemig es la distribuidora de energía, y compra energía a casi todas las empresas de generación, incluida Eletrobrás, como explica Emerson Andrada, coordinador general del sindicato de electricistas de Minas Gerais (Sindieletro).
‘‘Hay que mirar los ejemplos del pasado para proyectar el futuro’’, dice Andrada: “La privatización de las centrales del Triângulo Mineiro que pertenecían a Cemig, especialmente la de São Simão, cambió el precio de venta de 40 reales (22 dólares) el megavatio-hora a casi 150 reales (227 dólares). Es decir, casi cuatro veces más. ‘‘Si la energía de Eletrobrás se encarece, repercutirá en la factura eléctrica de toda la población brasileña’’, describe.
Huelga en la planta de Furnas contra la privatización de Eletrobrás
Alrededor de 450 trabajadores de la central hidroeléctrica de Furnas realizaron una huelga de 72 horas en Brasil contra la privatización de Eletrobrás. La huelga comenzó el martes (15) y contó con la participación de unos 12.000 trabajadores en todo el país, que también se manifestaron contra la venta de la empresa.
Según Ricardo Fernandes, sólo se mantuvieron las actividades de operación, para evitar el cierre del sistema eléctrico. Los trabajadores de mantenimiento sólo atendían los servicios de urgencia y emergencia.
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