Chubut sigue en las calles contra la megaminería

Se cumplen 18 años de aquella movilización masiva que fue festejo popular: en Esquel se había logrado la suspensión de la audiencia pública que iba a habilitar el proyecto minero a sólo seis kilómetros de la ciudad. Desde entonces, los días cuatro de cada mes el pueblo sostiene su decisión en la calle. Hoy Chubut enfrenta una nueva embestida comandada por la Secretaría de Minería de Nación y el gobernador Mariano Arcioni.

Por Julian Raso desde Esquel

En medio de la crisis más fuerte que recuerda la historia nacional reciente, una empresa canadiense anunciaba el descubrimiento de un yacimiento rico en oro en uno de los cordones montañosos que rodea al pueblo de Esquel. Lo que en un principio generó cierto entusiasmo, pronto se convirtió en dudas sobre qué significaba tener un proyecto minero de gran escala a escasos kilómetros, en uno de los cerros de donde brota el agua que abastece a la población.

En pocos meses el pueblo tuvo que aprender qué era el cianuro, el drenaje ácido, la pulverización de millones de toneladas de piedra, el polvo en suspensión, los metales pesados en el agua. A partir de investigaciones, la difusión y la educación popular, en pocos meses los esquelenses conocieron de las impresionantes cantidades de uso de químicos, explosivos, maquinaria, agua, combustibles y electricidad en la industria minera extractiva.

Lo más destacado era la magnitud de lo que se iba a desarrollar, las ganancias desorbitantes de la empresa, los pocos puestos de trabajo que se prometían, similares a los que acababan de perderse tras el cierre de la principal industria textil. Todavía estaban frescas las promesas incumplidas del complejo hidroeléctrico en el río Futaleufú: años de trabajo en su construcción que terminaron en unos pocos técnicos manejando computadoras mientras estallaba el desempleo. Los ejemplos que se encontraban en el resto de latinoamérica sobre las consecuencias de la megaminería no indicaban nada bueno por venir.

En poco tiempo pero con suficiente información se conformó la Asamblea de Vecinos Autoconvocados por el No a la Mina de Esquel, se convocó a las calles masivamente y se fiscalizó el plebiscito arrancado a políticos que pretendían habilitar un proyecto sin consultar a sus representados. Con una participación mayor que en elecciones convencionales, el pueblo votó en un 81% contra el emprendimiento minero y en pocos meses logró que la legislatura provincial apruebe la ley que prohíbe la minería a cielo abierto y el uso de cianuro, ley que sigue vigente.

En estos dieciocho años hubo varios intentos por voltear esa ley. Pero también otros por ampliarla, hacerla más restrictiva. Utilizando una herramienta que ofrece la Constitución de la Provincia, las asambleas presentaron en 2014 -tras frenar una embestida minera- un proyecto de ley por Iniciativa Popular (IP) para prohibir la megaminería en sus distintas formas y etapas. Desde la cámara de legisladores, obligados por ley a tratar la IP, intentaron modificar el texto y hacer de ella una ley minera. Fue tal el escándalo -la sesión es recordada por la foto de un diputado chateando con el gerente de la minera Yamana Gold en pleno recinto- que nunca llegó a promulgarse.

Este 2020, y a sabiendas de que el gobernador no mantendría sus promesas de campaña,  las asambleas decidieron presentar una nueva Iniciativa Popular: en plena pandemia se recolectaron y verificaron 30.916 firmas, lo que significa más del 7% del padrón electoral. La anticipación se expresaba en el reciente ejemplo de Mendoza, donde el gobierno nacional y el provincial se habían puesto de acuerdo para modificar la ley que prohíbe el uso de cianuro

En paralelo, el gobierno venía aprovechando la pandemia para avanzar. Otorgó autorización desde el Instituto Provincial del Agua para que la minera Pan American Silver abastezca con agua de pozos a un campamento minero que todavía no existe ni tendría razón de ser si no se modifica la ley que prohíbe la explotación a cielo abierto del yacimiento Navidad. Además, el gobierno chubutense ubicó a su Ministro de Hidrocarburos como presidente del COFEMIN (Consejo Federal Minero, órgano del Ministerio de Desarrollo Productivo de Nación) y creó la Subsecretaría de Minería.

Mariano Arcioni no había dicho una palabra sobre el tema cuando un Alberto Hensel, Secretario de Mineria, respondía en una reunión de la Comisión de Energía, Minería y Combustibles del Senado que venían trabajando y reuniéndose desde principio de año para presentar un proyecto de zonificación en Chubut. Zonificación: crear regiones en donde se hacen excepciones a la ley que hace 18 años protege el territorio.

El proyecto del ejecutivo fue presentado el mismo día en que la Iniciativa Popular ingresaba a la Legislatura tras ser corroborada su validez por el Superior Tribunal de Justicia en Rawson. Tres días antes el Ministro de Salud chubutense, Fabián Puratich, había declarado que por la pandemia no había tenido tiempo para formar una opinión sólida sobre los impactos de la salud por parte de la megaminería. Su firma acompaña el proyecto de Arcioni y Hensel al igual que la del resto de los ministros, incluído el de Ambiente.

La reacción popular ante semejante ofensa no se hizo esperar. Estas semanas en Chubut las movilizaciones son cosa de todos los días. Miles de personas desbordan las calles de las principales ciudades y hay concentraciones y acciones en todas las localidades y parajes de la provincia.

Hubo declaraciones públicas de los más diversos sectores: la totalidad de los gremios y sindicatos (con la excepción de los gremios mineros y la UOCRA) se posicionaron en contra de la zonificación; hay comunicados de sectores comerciales, productivos, turísticos; el MTE realizó un importante tractorazo en defensa del agua y el trabajo; organizaciones de la salud (pediatras, cirujanos, trabajadores sociales, fundaciones, asambleas hospitalarias); parlamentos de pueblos originarios; las iglesias católicas y metodistas; concejos deliberantes, políticos de todos los partidos (incluso del oficialismo) y la totalidad de los diputados y senadores que representan a Chubut en el país. Es amplio y diverso el rechazo a la zonificación. A Arcioni sólo le queda el apoyo de Nación.

Hoy en la Legislatura de Chubut hay dos proyectos. Uno presentado por segunda vez, que es público y ha sido debatido, puesto en común para toda la sociedad. El otro, el que según el gobernador “inaugura el debate serio sobre la minería” y que apunta a que aprovechemos “los recursos que están ahí porque el creador ahí los puso”, es un proyecto formulado a espaldas de la población, que recién pudo tener acceso cuando a fines de noviembre entró a la legislatura. Un proyecto que pretende ser aprobado tras tres sesiones de Zoom. Un proyecto que recibió el rechazo de las principales instituciones académicas, científicas y tecnológicas de la provincia (UNPSJB, UTN, INTA, CONICET) y que truchó una investigación del Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales/Conicet sobre índices de calidad de vida para pretender justificar la megaminería en la zona del Proyecto Navidad.

¿Cómo se explica que haya políticos dispuestos a enfrentar a toda la sociedad? Pan American Silver fue acusada recientemente en Canadá por los 30 millones de dólares que utilizó en Chubut para “mantenimiento general” de un proyecto que nunca arrancó. En esos palos verdes puede encontrarse una respuesta: 5 millones por año desde que compró el proyecto.

La otra pregunta es por qué el gobierno nacional no aprendió nada de Mendoza el año pasado, cuando tuvo que dar marcha atrás tras la rebelión social contra la imposición megaminera. Otra vez confunden el apoyo de un gobernador y un par de gremios con licencia social. Nuevamente las pretensiones de mostrarle al “mundo” que en Argentina se puede invertir, pueden más que el respeto por la decisión de una provincia sobre sus recursos naturales y la de un pueblo sobre su propio futuro.

Este miércoles el proyecto de Arcioni y de Hensel no logró los votos para tener dictamen. Ayer Arcioni se mostró desesperado en una conferencia de prensa indicando que tiene facultades para someterlo a votación aún si no sale de la comisión en la que está. Hoy, 4 de diciembre, a 18 años de esa masiva marcha que en Esquel reafirmaba el NO a la megaminería, el pueblo de Chubut volverá a salir masivamente a las calles en todas las localidades de la provincia. Porque toda la población comprendió que esta lucha no se terminará mientras siga la ambición extractiva. Que las montañas sigan de pie dependerá de que los pueblos sigan en las calles.