Colombia avanza sin prisa pero sin pausa hacia la Paz

En estos días se darán las primeras negociaciones con las Farc-Ep, segundo movimiento de Gustavo Petro en la negociación con los grupos alzados en armas. Como condición impuesta por la guerrilla, el presidente pidió a la fiscalía la liberación de 19 detenidos. El problema de los grupos que ejercen la violencia que no está relacionada a conflictos políticos. 

El gobierno de Colombia inicia una nueva negociación para lograr el desarme con el grupo armado Farc-EP, una de las últimas guerrillas que aún se encuentran activas. Las Farc-EP son una disidencia que no firmó los acuerdos de paz para desmovilizar a la guerrilla en Bogotá el 24 de noviembre de 2016.

Para avanzar en las negociaciones, Gustavo Petro pidió a la fiscalía que suspendiera 19 órdenes de captura contra disidentes de la extinta guerrilla FARC. Bajo esas condiciones es que se abrirá el proceso de negociaciones por la paz. Con esta iniciativa el primer mandatario colombiano quiere continuar en la senda y lograr su mayor promesa hecha  cuando se cumplieran los primeros 100 días de gobierno: la Paz Total, anunciado dentro de los 50 hitos que realizará su gestión. 

Esta primera reunión se da luego del cese al fuego unilateral que el gobierno anunciara el 1 de enero con todos los grupos armados, incluyendo a los grupos ilegales entre los que se encuentran los vinculados al narcotráfico, como también a los paramilitares. Con respecto a estos dos últimos, aún no ha habido ningún anuncio de apertura de negociaciones, por lo menos que hayan tomado estado público.

Se da por hecho que la naturaleza de estos grupos es bien distinta a las guerrillas, que han ejercido la violencia contra el estado por razones políticas vinculadas a demandas populares y revolucionarias en un conflicto político y social que aqueja al pueblo colombiano hace más de seis décadas.

Por el contrario, los grupos paramilitares han sido creados por estructuras estatales con el objetivo de mantener el modelo desigual que originó el conflicto, y de frenar cualquier levantamiento político, social o armado a lo largo de la historia del país. Los grupos que se encuentran en la clandestinidad y tienen una procedencia en el narcotráfico han ejercido la violencia por el negocio de estupefacientes y ejercido el terror urbano con actos de terrorismo, asesinatos, entre otras acciones. A su vez algo que los caracteriza es que están relacionados tanto a la política, como a la justicia colombiana, muchas veces actuando en connivencia con estos sectores. Lo que torna más difícil abrir un proceso de negociación por la paz.

El proceso abierto ahora con la disidencia de las FARC-EP abre un segundo intento en el proceso de paz, al sumar un nuevo grupo armado, ya que el gobierno de Gustavo Petro viene manteniendo una mesa de negociación con el otro grupo guerrillero el ELN que seguirá en los próximos días.

Lo importante con esta última  guerrilla es haber podido superar el altercado ocasionado cuando Petro anunciara ese 1 de enero el cese unilateral, y las guerrilla le  respondiera que ellos no iban a acatar una política unilateral, lo que puso en aprietos al gobierno y generó un riesgo de que por dicha medida el proceso de negociación se ponga en riesgo. Por eso ambos procesos en marcha toman una importancia fundamental  para lograr uno de los grandes hitos que tiene que ver, como mencionamos más arriba, con lograr la Paz Total, principal proyecto que desvela al presidente.

Como bien aclara Gustavo Petro en sendas declaraciones: “Comienza un segundo proceso de paz; se establecerá una mesa entre el gobierno y el Estado Mayor Central”, informó en un mensaje publicado en Twitter. 

 

Además,  en un comunicado que se distribuyó desde la presidencia, se enuncia que “se llama Estado Mayor Central y su origen son los frentes de las FARC que no firmaron el acuerdo de paz con el entonces presidente Juan Manuel Santos, quienes quedaron por fuera de ese acuerdo por diversas razones; ahora se han integrado para finiquitar, yo diría, ese acuerdo de paz pasado y volverlo completo”.

Se calcula que son alrededor de 2000 combatientes los que aún se mantienen activos. El anuncio del inicio de las conversaciones no incluyó la fecha del comienzo del proceso con el EMC (Estado Mayor Central), cuya presencia se extiende en buena parte de los 32 departamentos del país, especialmente en la Amazonia, el Pacífico y la frontera con Venezuela, y que tiene a Iván Mordisco como uno de sus jefes.

Por lo menos en las negociaciones con las guerrillas tanto con las Farc-EP, como con el ELN, el Plan de La Paz Total parece estar avanzando a cuentagotas, pero ya hay procesos abiertos que se encuentran en distintos niveles de desarrollo. En los próximos días cuando se vayan dando las conversaciones se podrá ver qué tiempos manejan las negociaciones para llegar a un acuerdo que selle por fin el desarme de los grupos guerrilleros, algo muy deseado por la sociedad colombiana que está cansada de convivir con  tanta violencia. 

Lo que se ve con mayor complejidad y parece un desafío mayor para Gustavo Petro y su plan de paz tiene que ver con los clanes, grupos vinculados al narcotráfico que aún siguen en actividad, y con los que aún no se ha podido avanzar en negociaciones para su desarme.