Derrota de la anti-política en las elecciones brasileñas

Eleitores de Valparaíso, Goiás, vão ás urnas para as eleições municipais 2020.
Las elecciones municipales del 15 de noviembre sirvieron de termómetro para medir la insatisfacción popular tras dos años de gestión del presidente brasileño Jair Bolsonaro. Renovación en la izquierda y la elección de nombres tradicionales ganaron la pulseada contra el extremismo bolsonarista.

Por Ana Dagorret / Foto Marcelo Camargo

Este domingo se realizaron elecciones en los 5570 municipios de Brasil para definir alcaldías y asambleas legislativas. En una jornada marcada por el alto índice de abstención, donde cerca del 23% de las personas habilitadas para votar no participaron, la disputa dejó en claro una derrota de la antipolítica, el crecimiento y consolidación de figuras tradicionales y una fuerza renovadora de la izquierda en ciudades importantes.

El fracaso de la estrategia del presidente Jair Bolsonaro de apoyar candidatos a las alcaldías y asambleas legislativas fue rotundo. El mismo presidente, una vez definidos los vencedores, optó por borrar de sus redes sociales todas las publicaciones al respecto como quien busca desesperado borrar los errores de su pasado. 

La derrota más dura estuvo en São Paulo, que sintetiza lo que las elecciones municipales dejaron como resultado. El candidato bolsonarista, Celso Russomano, terminó en cuarto lugar con un 10,5% de los votos y, quienes alcanzaron la segunda vuelta fueron el actual alcalde Bruno Covas, aliado al gobernador João Doria quien a su vez está enfrentado con el presidente, y Guilherme Boulos, del PSOL.

En Río de Janeiro, si bien el actual alcalde y favorito del presidente Marcelo Crivella alcanzó el segundo puesto y disputará la segunda vuelta con el ex alcalde Eduardo Paes, las perspectivas de cara al 29 de noviembre no parecen muy alentadoras. El alto índice de rechazo del actual jefe municipal alcanza el 60%, amenaza impedir la reelección de Crivella. 

A su vez, el presidente también parece haber perdido peso electoral en su reducto político. Su hijo Carlos Bolsonaro, electo para conformar la Asamblea Legislativa por sexta vez, perdíó el título de concejal más votado de la historia del municipio a manos de Tarciso Mota, del PSOL. Por su parte, Roberta Bolsonaro, ex-esposa del presidente y candidata a concejala también por Río de Janeiro, ni siquiera consiguió los votos necesarios para garantizar su elección. 

El atraso en la carga de datos por fallas en el sistema del Tribunal Superior Electoral (TSE) sirvió de excusa al bolsonarismo para sembrar la duda en relación a los resultados. Una ola de reacciones de aliados del presidente en redes sociales con especulaciones de fraude comenzó a circular ante la demora en la carga de datos. Entre las versiones que circularon, estaba la utilización de los datos de aquellos electores que habían justificado su ausencia en la disputa para conseguir votos válidos que favorezcan a candidatos de izquierda. 

La especulación ganó fuerza entre blogueros y legisladores aliados al presidente, quienes comenzaron a exigir recuento y la vuelta del voto impreso. Inclusive el propio Bolsonaro, en una red social, llegó a decir que “Para 2022 consolidaremos nuestra democracia con un sistema electoral perfeccionado” en alusión a la vuelta del voto impreso, una demanda que adoptó desde la derrota de Donald Trump en Estados Unidos

Quienes sin duda resultaron ampliamente beneficiados con los resultados fueron los candidatos más alineados al centro y con amplia trayectoria política. Partidos como PSDB, DEM, PR y PMDB lograron elegir aspirantes a la reelección en capitales importantes como Salvador, Belo Horizonte, Florianópolis, Curitiba y Natal.

A su vez, en aquellas capitales donde se realizará segunda vuelta el 29 de noviembre, también se ve presencia mayoritaria de candidatos de centro. Esa elección por nombres más conocidos y posturas moderadas revela que, aún con el índice de rechazo en aumento del presidente Bolsonaro entre el electorado, las posiciones más conservadoras parecen bien consolidadas. 

Sin embargo la elección también dejó un saldo positivo para las candidaturas de izquierda. Fragmentada desde el 2016 por el desgaste mediático y la persecución judicial al Partido dos Trabalhadores y la prisión del ex-presidente Lula Da Silva, en este 2020 ganaron peso figuras jóvenes de la izquierda como Guilherme Boulos en São Paulo, Manuela D’Avila en Porto Alegre y Marilia Arraes en Recife. 

En los tres casos se trata de figuras menores de 40 años y con estrategias volcadas al electorado joven. En la disputa final los candidatos podrán contar con aquellos votos diluidos en otras alternativas de izquierda durante la primera vuelta. Sin embargo, el hecho de haber sido una elección atípica producto de la pandemia de la Covid-19 pudo haber influido en la alta abstención, principalmente entre el electorado de la tercera edad. Con los resultados sobre la mesa y la posibilidad de una segunda vuelta en muchas ciudades, puede esperarse un cambio de tendencia el 29 de noviembre. 

Aún con mucho por definirse en la segunda vuelta, la elección municipal dejó en claro el desgaste sufrido por los dos años de gestión y los innumerables escándalos del presidente Jair Bolsonaro, el gran derrotado de la jornada. La renovación dentro de las figuras de la izquierda y la fuerza obtenida por los partidos de centro muestran una tendencia de rechazo a la anti-política que marcaron las elecciones de 2018.