Por Ana Dagorret y Julián Pilatti / Foto Ladran Sancho – La Mella
Lo que para la enorme mayoría de la sociedad fueron escenas escalofriantes y desmedidas, para un sector de la oposición visiblemente resentido y con fantasías desestabilizadoras fue apenas “un reclamo justo”.
Las imágenes de patrulleros de la policía bonaerense rodeando la quinta presidencial de Olivos encendieron todas las alarmas. Lo que se presentó como un reclamo salarial legítimo adquirió un tono de amenaza cuando uniformados armados iniciaron el cerco y reclamaron que el presidente se presentara en persona en ese escenario convulsionado. Esa misma mañana una bomba molotov fue arrojada contra los muros de la quinta presidencial.
La actitud de la policía generó un repudio generalizado en amplios sectores de la política, sobre todo en las voces de referentes que se expresaron por redes sociales y con más titubeos desde las cuentas oficiales de los órganos partidarios. La excepción estuvo en la oposición representada por Juntos por el Cambio, sectores de la UCR y la Coalición Cívica, que llegaron a incentivar la revuelta policial a la que quisieron encuadrar como “incompetencia de las autoridades provinciales”.
Mientras Elisa Carrió declaraba “extrañar” a Maria Eugenia Vidal en la provincia, el presidente de la Unión Cívica Radical, Alfredo Cornejo, prefirió responsabilizar por el apriete al gobernador Axel Kiciloff. “La UCR pide una respuesta inmediata del Gobierno a los reclamos de la policía” tuiteó inicialmente @diputadosUCR en un mensaje que luego fue dado de baja de la cuenta. Por su parte, Mauricio Macri y Patricia Bulrich, a quienes les urgen los micrófonos en cuanto conflicto aparece, los acompañó el silencio durante toda la jornada.
La exigencia de una actualización salarial por parte de la bonaerense sería el debate central si no se hubiese transformado en un apriete encabezado por agentes con causas penales y argumentos ajenos al reclamo. Entre los voceros policiales más encendidos hay oficiales con causas por violación a la ley de drogas y en disponibilidad por “actos de indisciplina grave”. Cabe preguntarse ¿Cómo se gestó una intervención de carácter sediciosa desde una organización vertical y subordinada a mandos políticos como es la fuerza policial?
La huelga se extendió en distintos puntos de la provincia a pesar de que el gobierno provincial respondió con un aumento que horas después fue detallado por Axel Kicillof. Al tercer día de las protestas de la bonaerense ya eran muchos los que consideraban que el reclamo no nacía ni terminaba en lo salarial. ¿Qué hay detrás de la rebeldía de la policía? Hay analistas que plantean que el descontento se agravó por la poca “recaudación” ilegal que la fuerza obtiene de actividades restrigidas por la cuarentena, como los partidos de futbol, la prostitución y otros negocios clandestinos. También apareció el temor a una supuesta “purga” en caso de que se compruebe que la desaparición y la muerte de Facundo Astudillo Castro estuvo en manos de la bonaerense.
¿Dónde está Berni?
Si tras la desaparición de Facundo el Ministro de Seguridad de la provincia se mostraba como la cara de la fuerza presente en todos los distritos, la avanzada de los uniformados en Olivos pone en debate el lugar que ocupa Sergio Berni. Su ausencia en medio de la escalada de tensión fue al menos llamativa, mientras que el hecho de que la ofensiva haya llegado a la quinta de Olivos evidencia un quiebre en la cadena de mando y una indisciplina que amerita sanciones. ¿Se le escapó la tortuga a Berni?
Aun así hay un sector dentro del gobierno de la provincia que lo sigue respaldando, quizás más por una necesidad de evitar que su salida en el ministerio lo instale rápidamente como un nuevo candidato de cara a las legislativas de 2021. Es sabido que el ministro se prepara desde hace tiempo y ya ha sincerado sus deseos de ser otro referente en el peronismo, algo que fogonea con mensajes sobreactuados y provocaciones varias. Lo cierto es que afuera o adentro, Berni genera costos en el gobierno.
Una segunda versión habla de que el oficialismo espera a conocer novedades en la causa de Facundo Castro. El informe final de la autopsia podría determinar cómo murió el joven de 22 años. Datos que se sumarían a una serie de pruebas que apuntan contra la bonaerense y que con un poco de voluntad judicial generaría las primeras detenciones. En ese contexto, Berni queda aún más condicionado.
Aún con el conflicto en vías de resolución, las imágenes de agentes armados en la residencia oficial dejaron alarmas encendidas y algunos interrogantes. El historial mafioso de la bonaerense reanima el debate sobre una urgente reforma policial y la necesidad de articular soluciones desde la política. La autonomía corporativa y el desgobierno son problemas crecientes de la institución policial. Pero también deja en claro que en Argentina existen sectores políticos que, inspirados por procesos en países vecinos o envalentonados en su oportunismo, cuestionan la salud democrática y están dispuestos a arriesgarla a expensas de sus propios proyectos.